GOBERNADORES IGNORANTES Y SINVERGÜENZAS

El pasado viernes, El Universal, recogió declaraciones de los gobernadores de Jalisco (Enrique Alfaro) y de Chihuahua (Javier Corral) quienes dijeron que hablaban también por otros gobernadores sin especificar cuáles, respecto a una revisión del federalismo fiscal y del federalismo en general porque estiman que se trata de un modelo superado y cuyas deficiencias, en su opinión, se han hecho evidentes con la crisis del coronavirus. No saben esos señores lo que están diciendo, son ignorantes o tratan de pasar por tales, para ocultar sus verdaderas intenciones. 

México nunca ha sido realmente una federación y esa es una de las grandes deudas constitucionales de nuestro País. Los Estados, es decir, las entidades federadas, virtualmente no existen y México ha sido siempre un país centralista con el deseo, con la aspiración de convertirse en Federación algún día, que esperemos se encuentre cerca. 

Para que un estado pueda ser tal, requiere la existencia y conjunción de tres elementos fundamentales e ineludibles: Deben tener territorio, población y marco jurídico. Nuestros estados poseen los dos últimos elementos pero carecen del primero. México ha definido con alguna precisión sus límites internacionales pero jamás ha definido su propia división político administrativa y ese pendiente lo hemos heredado desde cuando se promulgó La Pepa, la Constitución elaborada por las Cortes de Cádiz que fuera promulgada el 19 de marzo de 1812 y que dejó, en su artículo 10, como pendiente, esa división para todas las tierras españolas, la Nueva España entre ellas. 

Seguramente nuestros constituyentes en aquellas cortes como Ramos Arizpe, el Padre Mier, Gómez Farías y otros padres constitucionalidad mexicanos, aprendieron muy bien la lección recibida en La Tacita de Plata, como se le conoce a la ciudad gaditana. 

Las constituciones mexicanas, desde la primera hasta la actual han eludido el tema y existe todo un enredo entre sus textos y los de las constituciones estatales que producen un galimatías donde nadie ha querido tomar el tema con seriedad. Curiosamente, Colima es el único estado que cuenta con superficie, pero sus límites nunca se han establecido sino de manera general y Baja California Sur es el único que tiene definidos sus límites aunque no tenga definida su superficie. La superficie de nuestro estado es por cierto, el triple de la que tiene reconocida y hay una larga historia atrás de esta afirmación. Ya nos hemos referido a este tema y pronto lo abordaremos de nuevo. 

El Constituyente de 1916-1917 decidió ante la inquietud de varios estados sobre el particular, que posteriormente debería ser retomado este asunto, pero 103 años después, no ha llegado su tiempo a este asunto. 

Por otro lado, y para que lo sepan estas figuras políticas y sus seguidores, la libertad y la soberanía de los Estados, es otro mito, porque ambos conceptos tan bonitos y propios para los discursos, están supeditados a la libertad y soberanía de la Federación y por tanto, equivale más bien, a una autonomía, pues se convierte en una libertad y en una soberanía relativas, porque las nacionales son las absolutas. En resumen, los estados no están definidos y por tanto, el federalismo es un mito, quizás, un bonito mito. Y entonces, de donde inventan que es un modelo agotado, si no lo hemos comenzado a ejercer. Es un pendiente, insisto. 

Los tontos no saben qué es el federalismo y lo han identificado con el federalismo fiscal. Y es que, a casi todos los gobernadores, siempre les ha interesado el asunto de los dineros. Y ahora están desesperados porque tienen poco y con la pobreza franciscana que ha provocado la pandemia se ve muy difícil que puedan tener más. Además, no han podido aprovechar la crisis de salud para hacer los negocios multimillonarios como los que se habían realizado cada que se había vivido una crisis.

Los gobernadores se acostumbraron a tener una buena relación con la Presidencia de la República porque eso les significaba dinero y ganancias. Se enojan porque hacían un gran negocio con el Seguro Popular y al crearse el INSABI, ese negocio y ese beneficio, se acabaron y luego, tampoco se les permite enriquecerse con la crisis sanitaria y tienen coraje y quieren echar a López Obrador pues no pueden doblarlo para cumplir con sus inconfesables propósitos. 

Se trata de gobernadores que carecen de compromiso con sus gobernados, que provienen de partidos, por fortuna, superados y moralmente, derrotados, y que han mostrado sus desacuerdos sobre todo, a medida que se ha desarrollado la crisis sanitaria porque han calculado que en este momento es cuando el País muestra fragilidades mayores que los pudieran beneficiar en la consecución de sus objetivos y en la obtención de los deseados dividendos. 

Al mismo tiempo, ven con desesperación que tanto el Presidente como otras figuras cuatroteísta emergentes ven incrementada su aceptación y su popularidad por parte de la sociedad, tal cual es el caso de Hugo López Gatell o de Zoé Robledo y muchos de los gobernadores no han logrado éxitos en este terreno y su popularidad sólo ha podido crecer en encuestas cuchareadas estilo Mitofsky, pero no en la realidad. 

Está situación de falta de unidad de los gobiernos en la lucha contra la pandemia se ha observado también en otros países como España, porque Podemos e Izquierda Unida cogobiernan con el PSOE y eso molesta a los conservas de allá tanto como a los conservas de acá. Estas fuerzas actúan perfectamente sincronizadas en todo el Mundo. Tratan de prolongar en todas partes el neoliberalismo que tanto daño ha hecho a nuestros pueblos pero que tantos beneficios les ha procurado. 

Estos gobernadores se dejan guiar por ese tridente que integran los ex secretarios Frenk, Chertorivsky y Narro que desmantelaron el sistema de salud que ahora debemos reconstruir contra reloj para hacer frente a la pandemia. Es decir, no tienen vergüenza. Ahora hay que improvisar covitorios con urgencia. 

Pero pronto cantaremos que cayó el Crudo, y no nos referiremos al de Pemex, sino a Calderón. La quiniela es que caerá primero, el Crudo o el coronavirus. Hagan sus apuestas. 

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana. 

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