Hey Lenny

Leonard Bernstein (su verdadero nombre era Louis Bernstein y conocido por muchos como Lenny) fue un pianista, músico, compositor, musicólogo, profesor y divulgador de la música, gringo, que el pasado sábado hubiera cumplido cien años (nació en Lawrence, Massachusetts). Su obra fue muy variada, pero quizás por lo que más se le recordará es, como director, por los muchos años que pasó al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, con la cual realizó numerosas grabaciones, algunas de ellas extraordinarias, principalmente de autores gringos como Gershwin, Copland o Barber; como divulgador por sus programas para la televisión (la serie Conciertos para Jóvenes) y como autor, aunque su obra incluye sinfonías, ballets, operetas o música religiosa muy conocidos, principalmente por sus composiciones para musicales que fueron representados en Broadway, principalmente West Side Story (1957, nosotros la conocimos como Amor sin Barreras) que fue una adaptación del Romeo y Julieta de Shakespeare escenificado en los años 50’s en Nueva York. Posteriormente, fue llevada al cine en 1961, donde Natalie Wood encarnó a María mientras Richard Beymer dio la vida a Tony (el otro papel relevante correspondió a George Chakiris en el papel de Bernardo). La letra es de Stephen Sondheim y la dirección fue de Robert Weise y Jerome Robbins.

Entre sus hitos habría que destacar su gira de conciertos con la Filarmónica neoyorkina a la Antigua Unión Soviética en los 60’s, en plena guerra fría, para tocar música de Tchaikovsky en Moscú o el Concierto de la Libertad dado poco tiempo después de la caída del muro (el 25 de diciembre de 1989) reuniendo un puñado de extraordinarios cantantes y las fuerzas de las orquestas de la Radiodifusión Bávara, del Teatro Kirov de Leningrado, de París, Sinfónica de Londres, Filarmónica de Nueva York y la Staatskapelle de Dresden.

De entre sus grabaciones importantes como director de orquesta, además de las citadas de música gringa, destaca su versión operística de West Side Story con José María Carreras (como Tony) y la bellísima voz de Kiri te Kanawa (como María), que cantaba como un ángel (aunque era un ángel frío), entre otros. Todas estas grabaciones valen la pena ser escuchadas y asimismo, por ser una curiosidad: Su última grabación a la Sinfonía 6 (Patética) de Tchaikovsky que dura diez minutos más de lo normal o su última versión de la Sinfonía 2 de Sibelius, también muy prolongada. Vale la pena destacar que fue alumno de dirección del célebre Fritz Busch en el Instituto Curtis de Filadelfia, donde obtuvo la única nota sobresaliente que Busch puso a alguno de sus pupilos.

Su famosa serie televisiva que todavía se puede ver a través de You Tube entre otras fuentes, fue muy importante y larga, tanto que inició en blanco y negro y terminó a color, pues se transmitió entre 1958 y 1972. Muchos amantes de la buena música se iniciaron con ella, sobre todo entre los gringos. Por cierto, que cuando impartía sus últimas clases de música, siempre hacía alguna referencia a The Beatles, el mítico cuarteto de Liverpool.

Bernstein, de origen judío ucraniano, murió el 14 de octubre de 1990 en Nueva York. Y cito una frase de él: La música puede nombrar lo innombrable y comunicar lo inconcebible.

Pero no es el único aniversario importante de estos días: Precisamente, hablando de The Beatles, el 22 de agosto de 1968 (medio siglo ya) se lanzó la grabación de Hey Jude en Inglaterra y el 26 del mismo mes, en los Estados Unidos. Esta fue la primera grabación del sello Apple (que había creado el grupo) y fue uno de sus más grandes éxitos, a pesar de su duración (7:11 minutos). Fue la grabación de los Beatles que más tiempo logró permanecer en el primer lugar de las listas de Billboard en el vecino país del norte (nueve semanas).

Se trata de una balada compuesta por Paul McCarthey y ligada íntimamente a la vida personal de John Lennon, es considerada como uno de los símbolos de la beatlemanía. El propio McCartney ha dicho que fue compuesta para consolar a Julian, el hijo de John por la reciente separación de sus padres y originalmente se llamó Hey Jules, aunque poco después, por su ritmo y sonoridad, se decidió cambiar el título, por el de Hey Jude. John dijo que se trataba del mejor tema de Paul. A la fecha se han vendido más de ocho millones de copias de la canción y algunos equipos del fútbol inglés como el Cardiff City la han usado como himno y se le pudo escuchar durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, interpretada por el propio Paul que fue acompañado por un coro formado por miles de los asistentes a la cremonia.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *