Tras la muerte de mi madrina María Ahumada ocurrida el domingo 23 de junio de 1991, a la edad de 84 años, la periodista de un diario local, María Guadalupe Preciado Curiel, en su columna del diario El Independiente, escribió: “María Ahumada de Gómez, por su visión diferente a las circunstancias políticas y sociales fue incomprendida y criticada, pero defendió sus ideales y fue una de las mujeres que más aportó a la riqueza cultural y fue una de las mujeres que más luchó por el ejercicio de la integración de las mujeres para obtener la igualdad de género y los mismos derechos políticos que les correspondían”.
En sus indagatorias sobre la personalidad y la obra social heredada por Doña María Ahumada, Lupita Preciado Curiel entrevistó a Ernesto Terríquez Sámano, Víctor Manuel Cárdenas Morales y a René González Chávez, quienes de alguna manera convivieron de cerca con la distinguida colimense.
Ernesto Terríquez Sámano: “María Ahumada fue una mujer de muchas facetas, criticada porque carecía de formación académica y también porque la veían como la encarnación de todo lo malo, por la ignorancia de la época.
Señaló que la convivencia cercana con grandes personalidades de la izquierda, la dotó de una visión diferente de las circunstancias sociales. Mantuvo una gran amistad con la viuda de Flores Magón y participó en la Liga de Mujeres Contra la Religión.
Asumió una actitud política con base fuertemente social, en un contexto donde las mujeres debían permanecer en sus hogares, sin involucrarse en actividades políticas de ninguna clase.
De manera un tanto accidental, la ‘Nina’ tuvo contacto con las manifestaciones precolombinas, aunque más tarde y por el resto de su vida la preservación de estos vestigios se transformaron en pasión. Esto también le costó muchas críticas, aseguraban que traficaba con las piezas arqueológicas. Yo que la vi deshacerse de sus joyas, muebles y objetos personales, me pregunto qué tanta razón tenían, los que la acusaban de vender estas piezas, si al final de su vida apenas tenía un pan qué llevarse a la boca.
A manera de ejemplo, en 1983-84 recibía diez mil pesos mensuales del gobierno estatal y catorce mil pesos del INAH, por dirigir las excavaciones de las tumbas en donde se encontraron muchos vestigios de la época precortesiana; elaborar la descripción de lo encontrado; catalogarlo y atender a huéspedes invitados del gobierno estatal y federal. Quedó una carta que pretendía dirigir la señora Ahumada de Gómez, al entonces gobernador del estado Elías Zamora Verduzco, en la que le solicitaba a sus 84 años, una jubilación decorosa para vivir sus últimos años.
Apasionada por la historia de Colima, no tenía preparación académica pero sí interés por rescatar objetos de valor histórico. Siempre consideró que éstos son los testimonios más evidentes de su quehacer y difundir la maravillosa cultura del occidente del país.
En este sentido, también debe reconocerse la madura actitud de Don Enrique Gómez Ramírez, su esposo, quien la apoyó en todas sus acciones que escandalizaron a muchos por ir en contra de las leyes establecidas en la época.
Cuando Gonzalo Villa estaba de delegado del INAH, le propuse rescatar la visión personal de Doña María Ahumada sobre todas las piezas que formaban parte de su colección. Sus escritos dicen más que cualquier ficha técnica elaborada por un arqueólogo, porque se trata de una visión más humana, no técnica.
Por otra parte existen muchas anécdotas de la señora de Gómez, que permiten conocer su personalidad y actitud hacia sucesos específicos, una de ellas se dio luego de la inauguración del primer museo de Colima por el presidente Adolfo López Mateos, quien fue muy amigo de la reina Juliana de Holanda, cuando quiso hacerle un regalo le mandó pedir la pieza que hoy que se conoce como perros bailando, en lo que no estoy de acuerdo, porque los perros no bailan y Doña María le mandó decir al presidente de la República que no se la daba porque era patrimonio del pueblo colimense. Tiempo después López Mateos envió una carta felicitándola por su actitud.
Ya fuimos ingratos con ella, eso ya no lo podemos remediar, ahora después de su muerte, debemos comenzar a juzgarla de diferente manera, no por su fallecimiento en sí, sino porque en vida fuimos incapaces de hacerlo. Los colimenses tenemos el compromiso de redimensionar su aportación cultural y preservar su legado personal”.
Víctor Manuel Cárdenas Morales (Delegado del INAH): “María Ahumada de Gómez fue una de las mujeres que más aportaron a la cultura nacional en el presente siglo, después de Aniceto Castellanos y el Profesor en arqueología Corona Núñez. Se dio a la tarea de rescatar y preservar la arqueología regional, teniendo en su momento, amplio reconocimiento en el ámbito nacional, lo que se ve plasmado en su amistad con Diego Rivera, Frida Khalo, Rufino Tamayo, Roberto Montenegro y Alfonso Michel, entre otros.
Además de su trayectoria en el terreno arqueológico, Ahumada de Gómez se caracterizó por ser una de las más importantes activistas políticas en los años 40´s y 50´s, defendiendo la participación política de la mujer, conjuntamente con las hermanas Rosario y Susana Ortiz Silva, profesoras destacadas en la gloriosa escuela rural mexicana.
No es gratuito que la segunda mujer diputada en la historia de Colima hubiera sido su ahijada Rosa María Centeno, quien prácticamente fue su hija adoptiva. María Ahumada Peregrina de Gómez se manifestó procomunista, quizá influenciada por la amistad tan cercana al muralista Diego Rivera y Frida Khalo. Fue una mujer que lo dio todo a partir de sus recursos personales. Fue recelosa en cuanto a ubicarse dentro de la burocracia y se caracterizó por la lucha constante de esta independencia.
Propongo el rescate de los apuntes de la señora Ahumada sobre arqueología regional. Este es un momento adecuado para conocer su punto de vista tan particular, en una edición conmemorativa donde se consideren también artículos, reflexiones e hipótesis sobre su aportación a la sociedad colimense”.
René González Chávez (Director del Museo de Historia de Colima): “En homenaje póstumo, la revista Barro Nuevo, dedicará el ejemplar número 8 a María Ahumada de Gómez, con el propósito de que la sociedad colimense conozca más de la aportación cultural de dicha dama.
Doña María fue una mujer fuera de época, ya que su personalidad fue objeto de críticas e incomprensión por parte de una sociedad extremadamente conservadora.
Durante un homenaje realizado a María Ahumada en casa de la cultura, en la administración de la exgobernadora Griselda Álvarez, se leyó una carta personal enviada por Diego Rivera, en ella le pedía por la amistad que los unía, que Frida Khalo pasara sus últimos días de vida en casa de la señora Ahumada de Gómez, ofreciendo como pago lo único que sabía hacer: pintar murales donde ella lo indicara.
Por la postura comunista de Diego Rivera, no fue posible, ya que el ejército sitió la casa de Doña María. Con esto también se impidió que los colimenses tuvieran hoy en día uno o varios murales de Rivera”.