INFORMAR, NO APANICAR

En el contexto de la pandemia de Covid 19, ¿cómo realizar coberturas periodísticas éticas y responsables, que no alimenten la desinformación ni la histeria y el pánico colectivo? Se lo pregunta la redacción del portal chileno Puro Periodismo, tras reconocer que es uno de los temas que la prensa tendrá en la carpeta de 2020 más difíciles de reportear.

Al emitir algunas recomendaciones para cubrir el coronavirus sin pánico ni histeria, en un post subido el 6 de marzo de 2020 (http://www.puroperiodismo.cl/?p=30124), Puro Periodismo replica la serie de consejos que a comienzos de mes publicó Laura Helmuth (@LauraHelmuth en Twitter), editora de salud y ciencia en The Washington Post y ex presidenta de la National Association of Science Writers, en el blog especializado The Open Notebook.

La cobertura de la pandemia, dice la especialista en periodismo de salud, será a su juicio “una de las historias más urgentes, complejas y de rápido desarrollo de este año”. Y por eso, para Helmuth, resulta clave que los medios de comunicación, si aún no la tienen, construyan una red de reporteros con experiencia en coberturas en temas de salud, sobre todo en enfermedades infecciosas, y designen un equipo que se enfoque en el tema hasta convertirse en expertos.

Sólo de esa forma, los periodistas podrán “evaluar la evidencia, descifrar la jerga y las estadísticas, encontrar expertos confiables y humanizar historias intimidantes”, escribió Helmuth.

Para cumplir esa tarea, la profesional que también ha editado para las revistas National Geographic, Slate, Smithsonian y Science, plantea 13 consejos que podrían servirle a periodistas de cualquier parte del mundo en su cobertura del coronavirus. Cito en extenso:

1) No dejar de escribir historias sobre el Convid-19. Aunque ya se haya escrito bastante sobre el tema, mientas más avanza la enfermedad, más personas comienzan a prestar atención a las noticias e información relativa a la epidemia, muchos de los cuales no le dieron importancia al comienzo, sobre todo cuando el virus aún era algo lejano. Son lectores que ahora se acercan con interés, pero poca comprensión sobre el tema. Por eso, y aunque parezca a veces repetitivo, “es crucial ser claro y minucioso” para entregarles información.

2) Definir los términos en cada historia. Para los periodistas que están constantemente escuchando conferencias de prensa de las autoridades de salud locales, es fácil apropiarse de su lenguaje. Pero eso no significa que el lector tenga la misma facilidad, por lo que es importante traducir la jerga, algo esencial para que las audiencias comprendan mejor un mensaje que suele ser muy técnico y que es relevante que incorporen en sus hábitos de higiene e incluso de interacción con otros. Helmuth hace hincapié en que la mayoría de las personas no conocen términos como “transmisión comunitaria” o “propagación asintomática” o realmente no entienden qué es una cuarentena, por ello recomienda crear y enlazar un glosario.

3) Utilizar las redes sociales de manera efectiva. Si las personas hacen preguntas en las redes sociales o se notan confundidas o fascinadas por algo, tal vez podría ser un tema sobre el cual escribir. También, compartir por esa vía todas las historias que el periodista publique. La gente requiere información confiable en este momento son los medios y sus reporteros los que la proporcionan.

4) Buscar información sólida de expertos en enfermedades infecciosas y salud pública, y mantenerse alerta ante las personas que intentan venderse como expertos cuando no lo son. Está circulando mucha información errónea y falsa sobre el coronavirus, y a medida que el brote avance, el problema empeorará. Hay líderes de opinión que intentan minimizar los riesgos, charlatanes que intentan vender tratamientos o protecciones falsas, y algunos anti-vacunas están incorporando al coronavirus dentro de sus teorías de conspiración. En ese contexto, es clave que los periodistas generen puentes entre la ciudadanía y fuentes serias y creíbles que aporten información certera y no sólo opinología.

5) Evitar desmentir una teoría sin sustento científico si aún no ha recibido mucha atención. La repetición hace que la información errónea se sienta más cierta y se propague con mayor celeridad.

6) Cuando una información errónea se vuelve prominente, desmentirla inmediata y efectivamente. Investigaciones sobre la información errónea han revelado algunas de las mejores prácticas para esto: reemplazar la información falsa con algo que sea verdadero. El periodista debe decir de inmediato que tal cosa falsa es falsa, especialmente en los encabezados. Proporciona una razón por la cual la falsedad se ha diseminado o por qué la gente podría creerla o por qué alguien la está promoviendo, para ayudar a las personas a entender por qué están viendo esta información errónea a pesar de que es falsa. Las historias que desmienten suelen ser las más efectivas si son simples y breves.

7) Evitar el balance falso. Los reporteros experimentados en salud, ciencia y ambiente saben que no deben dar el mismo tiempo y espacio a los creacionistas, a los negadores del cambio climático, a los anti-vacunas o a los terraplanistas. No es necesario contar algún “otro lado” del coronavirus cuando el otro lado es ridículo.

8) Reconocer temores o incertidumbres puede calmar a los lectores. En lugar de decir “no te asustes”, mencionar que algunas personas están preocupadas, y eso es comprensible porque esta es una situación nueva y aún nadie sabe cómo terminará. Pero luego de aquello, proporcionar la información confiable que de otro modo podrían no procesar por estar demasiado asustados.

9) Explicar lo que no sabemos. Las personas tienen muchas preguntas que aún no se pueden responder, como por ejemplo, qué tan infeccioso es este virus en personas que aún no muestran síntomas. Frente a eso, es importante aclarar que aún no hay respuestas definitivas para todas las dudas, pero al mismo tiempo explicar que los investigadores están intentando responderlas urgentemente y contar qué se está haciendo para lograrlo. Esto puede reducir la confusión de los lectores.

10) Tener cuidado con señalar a “los otros” como población en riesgo. Aunque es cierto que las personas con condiciones médicas existentes parecen ser más propensas a tener complicaciones graves por Convid-19, gran parte de la audiencia tiene condiciones médicas existentes o seres queridos que las padecen. Por ello, se recomienda compartir la información sobre quién está en riesgo sin implicar que tienen la culpa o que no son parte de la audiencia.

11) Incluir contexto. Cuando sea apropiado, el periodista debe ayudar a los lectores a comprender cómo funciona el sistema de atención médica, cómo funciona la ciencia, cómo funcionan las publicaciones científicas, cómo funciona el sistema inmune o cómo funcionan los virus. Hay que aprovechar el momento, pues es en medio de fenómenos como éste que las personas que generalmente no prestan atención a estos temas de repente están fascinadas.

12) Entrevistar a enfermeras, enfermeros y otros profesionales pertinentes. Los periodistas suelen citar a los médicos en lugar de a las enfermeras como fuentes expertas, incluso cuando la experiencia y el conocimiento de las enfermeras es más relevante. Especialmente con el control de enfermedades infecciosas, las enfermeras pueden ofrecer información crítica y perspectiva. Lo mismo con otros profesionales del área de la salud que participan en el proceso de detectar y controlar la expansión del virus.

13) Buscar oportunidades para mostrar a virólogos, epidemiólogos, enfermeras, funcionarios de salud pública, fabricantes de vacunas, genetistas y demás haciendo su trabajo. La ciencia es un proceso y la hacen personas reales, pero el lector no tiene por qué conocer previamente eso ni los procesos que hay detrás. Es también un buen momento para mostrar cómo trabajan los expertos que intentan controlar la epidemia y buscar soluciones. La gente realmente quiere ver sus capacidades y ver que hay equipos de profesionales haciendo su trabajo ayuda a calmar su ansiedad.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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