INSTRUMENTO CULTURAL:

¿El lenguaje es natural o es cultural? En todo caso, ¿importa la discusión del lenguaje en la lucha feminista?, pregunta Sabina Berman a sus invitadas de la emisión del 5 de noviembre de 2021 de Largo Aliento, el programa de entrevistas que conduce en canal Once (https://www.youtube.com/watch?v=r6QmIn85R-E): la académica de la lengua, mexicana de origen español, Concepción Company, y la filósofa española Amelia Valcárcel.

Para la segunda, vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado y miembro del Consejo de Estado en España, “la idea de que el lenguaje es natural es antigua y bellísima. Es de Platón y la expone en el Cratilo: cuando decimos manzana, eso simplemente ya evoca la manzana; es decir, la relación del ruido y la cosa es tan extraña que los mantiene enormemente unidos”.

“Eso es verdad para las onomatopeyas: crepitar es una palabra que crepita. Fuera de esto, del lenguaje no se puede decir que sea más o menos natural que el andar a dos pies. Hablar es una característica tan humana como la bipedación.”

Pero respecto al uso feminista del idioma, sostiene Valcárcel, “no hay dos mundos en los cuales, en uno, ganamos las cosas importantes y en otro nos metemos en el velo de malla y la cortina de humo. Sólo hay un mundo y las cosas que son importantes aparecen porque se debate sobre ellas. Y el debate sobre si el lenguaje es importante para nombrar a las mujeres en los nuevos espacios, existe. Yo estoy radicalmente a favor de que se las nombre, porque están ahí.”

CAPACIDAD INNATA:

Para Company, “la capacidad del lenguaje sí es natural, es una capacidad biológica como la de andar o la de estar erguidos. Es una capacidad biológica innata, el lenguaje es lo que nos define como seres humanos y somos seres de sintaxis libre”.

“Lo que no es natural es la lengua específica que mamamos. Eso está en unas coordenadas espacio-temporales experienciales. Mamamos una lengua que es una segmentación histórica y que puede cambiar, pero no suele cambiar por decreto. A ninguno de los muchos decretos emitidos por las academias o por grupos de poder les ha hecho caso el dueño de la lengua, que es el hablante de la banqueta en México, las aceras en Madrid o las veredas en Buenos Aires.

“El hablante usa el lenguaje porque es su dueño, y por eso nos importa tanto. Si bien cargamos muchas energías (la exclusión de mujeres en México es mucho mayor que en España, aunque la RAE excluye mucho más a las mujeres que la mayoría de las academias de la lengua americanas), el lenguaje es importante porque los dueños de la lengua somos todos y cada uno de nosotros. Por el simple hecho de ser hablantes, ese es mi patrimonio esencial inmaterial.

“Pero la lengua específica (hablar castellano de Madrid o español chilango en Ciudad de México) es un hecho cultural o, como se le ha llamado, de ADN cultural sedimentado por siglos. Y nos da identidad. Entiendo los acaloramientos, pero lo importante es que a las mujeres nos están excluyendo mientras nosotras peleamos porque algunos dicen ‘las y los ministros’ y no ‘las ministras y los ministros’”, resume Company.

AMIGUES TODES:

Mientras los hablantes de cierta edad están en la discusión de si se debe desdoblar (‘los doctores y las doctoras’), observa Berman, una nueva generación menor a los 30 años quiere hacer económico e inclusivo al lenguaje adoptando la ‘e’: ya no ‘los enfermeros y las enfermeras’ sino ‘les enfermeres’.

La expresidente chilena Michelle Bachelet usa en Tweeter consuetudinariamente la expresión ‘ciudadanes’. El presidente de Argentina, Alberto Fernández, ya dice: ‘amigues argentines’. ¿Esta es una aberración oportunista que se va a disolver en la irrelevancia o es la verdadera solución a la necesidad de tener un lenguaje inclusivo y, al mismo tiempo, sintético?

Amelia Valcárcel es la primera en responder: “Hablante que soy de la lengua asturiana, como en asturiano el plural ‘e’ es femenino, si alguien dice ‘ciudadanes’ de inmediato creo que me está hablando en mi lengua materna. El uso de la ‘e’ es una salida más y le veo pocas posibilidades porque es demasiado retórica y porque no va al nervio. No va a servir a la lengua”.

ÉL, ELLA, ELLE:

Para Concepción Company, “es un buen experimento, pero no sabemos si va a quedar. Mi punto es: podemos experimentar, la lengua es nuestra; sigamos pues experimentando, pero que no me impongan ni me digan que soy excluyente y sexista por no desdoblar ni usar las ‘e’”.

“Esa ‘e’ ha estado siempre en la lengua española: el comerciante y la comerciante. Y la puedes desdoblar si quieres: comercianta. El estudiante y la estudiante es lo que se llama género común. Lo que están haciendo con esa ‘e’ es resemantizarla y darle un valor neutro.

“Sin embargo, no estoy segura de si esa ‘e’ va quedar. Para que quede, tiene que llegar a todos los ámbitos de posibilidades morfológicas de esa ‘e’. No sólo ‘todes’, ‘les’ y ‘ciudadanes’, sino que tendríamos que decir: ‘estaremes atentes’. Y entonces vamos a entrar en el conflicto de qué hacemos con las ‘e’ que han estado segmentadas en nuestro ADN cultural por dos mil y pico de años, como en: ‘estaremos conscientes’. ¿Tendremos que desdoblar?

“El uso de la ‘e’ es un buen experimento, repito, sobre todo para aquellas minorías que no son binarias. Tengo amigos que se autodefinen como no binarios, y ahí sí puede ser un buen experimento, que en lugar de ‘él’ o ‘ella’, sea ‘elle’. Pero lo cierto es que todo esto no deja de ser experimento de palestra activista. Ahora, yo no sé si la persona no binaria en su casa quiere ser llamada en ‘e’”, remata Company.

QUIZÁ, QUIZÁS, QUIZÁ:

Es claro que quien decidirá el porvenir del español serán sus hablantes, comenta Berman. ¿Pero qué intuyen las expertas?, ¿el lenguaje inclusivo con el que hoy estamos experimentando colectivamente, va a evolucionar a una forma más sólida que permanezca?

Es decir, replantea Sabina, ¿el lenguaje inclusivo es un problema de la lengua que va a terminar solucionando un problema social de exclusión?, o, ¿el lenguaje inclusivo es una moda lingüística que el mismo lenguaje va a abandonar y se va a disolver en el olvido?

Para Concepción Company, “la pregunta no tiene respuesta porque la lengua no es determinista ni finalista. Quizá la ‘e’ o el desdoblamiento sean una buena estrategia para lograr la visibilidad por la que abogan las feministas. Yo misma abogo por esa visibilidad y, sobre todo, por la inclusión. Pero no sabemos cuáles son las circunstancias sociales, laborales o políticas que enfrentará esta gente que ahora tiene menos de 30 años. No sabemos si por estar trabajando todos los días con esa ‘e’ y ese desdoblamiento, cuando lleguen a los 50 van a tener condiciones de vida que los obliguen a seguir desdoblando”.

“Me he dedicado 40 años a estudiar la historia de la lengua, y me queda claro que para la lengua no cabe decir: ocurrirá esto. Dadas todas las condiciones iguales, es muy probable que formas hoy equivalentes acaben siendo unas más valoradas que otras, y que las mejor valoradas terminen excluyendo a otras.

“Este ‘cercas’ o ‘cerquitas’ lo dice media humanidad cuando no ha pasado por la escuela y no le han dado dos coscorrones, pero queda el ‘quizás’ que tiene la misma ‘s’ anti-etimológica; sobrevivió porque es un adverbio de conjetura, un adverbio abstracto. Qué usos de lenguaje inclusivo queden no lo vamos a saber hasta después de 500 años, los mismos que pasaron desde que vimos cómo se peleaba el ‘cercas’ con el ‘quizás’”, advierte Company.

NOS VEMOS EN 500 AÑOS:

Amelia Valcárcel señala que profetizar “es genial porque no te vas a enterar si se cumplió la profecía hasta dentro de cien años”. Lo que sabemos ahora es que “el castellano es una lengua bellísima”. Y pone un ejemplo:

“Hace dos años me quedé asombrada cuando una joven que presenta en el parlamento español dijo ‘portavoza’. Se organizó naturalmente el condigno escándalo porque la palabra ‘voz’ ya es femenina: decimos ‘la voz’, como ‘la mano’ o ‘la palabra’. Estas cosas tan peculiares nos recuerdan que la lengua es rara. Por eso, a esos pequeños experimentos los veo como burbujas en una copa de champán: no sabes si van a durar ni por qué.

“A veces la intención es buena, pero otras veces está sumamente descolocada. Yo creo que la voz de la lengua acaba nombrando lo que quiere nombrar. Si las personas aman más a su propio sexo o al otro, si por la mañana amas a uno y por la tarde al otro, pero sobre todo si eso es algo que a las personas les acaba pareciendo pertinente y se lo quieren contar a todo el mundo a todas horas, a lo mejor la ‘e’ no binaria acabará teniendo cierto éxito. Y si resulta que, para las personas, ese no es un interés principal, pasará la ‘e’ como pasó la moda de las palabras nuevas de los años 30, década en la que hubo gran creatividad de palabras que luego se murieron todas.

“¿Dentro de 500 años, si las cosas van como deseamos, las mujeres serán individuos de pleno derecho en nuestra sociedad?, probablemente sí. ¿Querrán ser vistas y nombradas?, probablemente sí. ¿Habrán adquirido más capacidades todavía y más espacio del que tenemos?, probablemente sí. Que así sea, amén”, concluye Valcárcel.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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