La cándida entrega de los diputados de la comisión más importante para combatir la corrupción

Se han de estar riendo los dueños del PRI en Colima, ante las cándidas actuaciones del grueso que integra –ahora se ha visto– la frágil conducción política de la mayoría en el Congreso del estado, que despertó las más grandes esperanzas de poner fin al tradicional control que aquel partido ha tenido de Colima y de sus instituciones, las que ha saqueado y corrompido hasta el hartazgo.
Y ese hartazgo fue lo que detonó que una fuerza emergente lograra, con la mera imagen y fuerza moral y política de un solo hombre, llevar al poder a ciudadanos que no habían tenido ninguna mayor responsabilidad pública ni de formación política. Y ahí están las consecuencias. Producto de errores capitales, que son inadmisibles en la ruta hacia la transformación de Colima.
Fui acaso uno de los pocos columnistas que me referí a la perversa anuencia de alguno de los varios liderazgos que al interior se disputan MORENA, al llevar a pacer en las fuentes de la ideología de la tracción, la corrupción y el adoctrinamiento priista, a los diputadas y diputados. Suponíamos que este error había sido procesado correctamente y que enfilarían hacia una seria reflexión del poder que amasaron el 1 de julio, como para entregarlo ingenuamente a los colmilludos traidores que, en el cargo de diputado, en la actual y otras legislaturas, han sostenido una relación clientelar con la corrupción y los caciques del poder local.
A punto estuvieron de perder la mayoría para que la retuviera Joel Padilla, el discípulo más avanzado de la traición política en Colima. Y lo peor fue lo que afloró o lo que se dijeron los propios diputados y diputadas de MORENA, acusándose unos a otros. Quieren mucho a AMLO, es cierto, pero se le puede apoyar más con una actitud firme e inflexible ante el encanto de los manipuladores profesionales, como son otros diputados, de la oposición a la mayoría morenista.
Lo que han mandado a la luz pública, es que están fragmentados o les falta un centro de conducción política, que sea el epicentro de donde irradien posicionamientos que reflejen más seriedad y consistencia en las decisiones como abanderados de la esperanza de los colimenses.
El punto más fuerte por el que se les está cuestionando, es que entregaron al PAN –el adversario tradicional de la izquierda– la Comisión de Hacienda. No es cualquier cosa. Es la instancia más importante en materia de combate a la corrupción. ¿Por qué esa ingenuidad? ¿A qué precio? ¿Qué se pactó? Tienen que aclararlo a los miles de colimenses que los llevaron al Congreso, aún sin tener los méritos políticos suficientes, como ha quedado demostrado, tristemente, en los hechos.
Los ciudadanos esperan una explicación coherente.
Y no lo que se ve venir: la reproducción de la pasada legislatura.

PUNTO Y RAYA.
Dos polos de poder municipal. Los tres municipios costeros, Manzanillo, Armería y Tecomán, pueden constituir una franja política y geográfica que potencie el proyecto de AMLO en Colima, que es el de llevar justicia y desarrollo; con trabajo, impulso económico y social, para poner fin a la violencia que asuela o –mejor dicho– azota este que en un tiempo fue nuestro gran paraíso. Deberán tomarse importantes acuerdos, sobre todo para no dejar que el otro eje político robe imagen, me refiero al eje metropolitano encabezado por Felipe Cruz, en Villa de Álvarez; y por Leoncio Morán, un presidente que ha agregado un ingrediente más a su carrera política: el quejumbroso, pues no se le oye más que una llorata a donde quiera que va. ¡Hasta la próxima!

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *