LA DIFUSIÓN CULTURAL

Ma. Teresa Mercado Sáez inscribe el periodismo cultural en el campo de la gestión del Patrimonio cultural, donde la primera de las funciones claves es el conocimiento.

En la construcción de ese conocimiento, “la investigación es fundamental a la hora de valorar, determinar la dimensión histórica de los objetos y por lo tanto el interés y el cómo de la conservación”, que es la segunda tarea.

“La conservación está destinada a la preservación, restauración y mantenimiento del legado de nuestros antepasados para que las generaciones futuras puedan conocerlo y disfrutarlo”. Es la tarea más compleja y polémica, porque el campo de los técnicos en conservación del Patrimonio está en constante experimentación.

“En tercer lugar, los gestores del Patrimonio son los encargados de protegerlo ante el desarrollo urbanístico e industrial, comercio o explotación ilícita”.

Por último, pero no menos importante, “aparece la necesidad de la difusión, la incidencia social”.

En el capítulo dedicado al Periodismo Cultural dentro del libro Áreas del periodismo (Bernardino Cebrián Enrique y Luis María Mirón, coordinadores. Colección Periodística 54. Comunicación Social, Ediciones y Publicaciones, Salamanca, España, 2013), Mercado señala:

“La difusión es la gestión mediadora entre el patrimonio y la sociedad”. Abarca desde el trabajo museográfico hasta la curaduría que se traduce en el texto para un folleto explicativo, un programa de mano, la guía para el visitante de un sitio o el catálogo de una exposición. En ese sentido, productos comunicacionales son desde las publicaciones de divulgación científica “hasta el tratamiento periodístico [de la ciencia, la cultura y el arte] en los distintos medios”.

CONOCER Y COMUNICAR

Conocer equivale a comunicar, y este proceso implica siempre una traducción –dice esta doctora en Ciencias de la Información y licenciada en Humanidades, profesora de Periodismo en la Universidad CEU Cardenal Herrera (institución católica ubicada en Valencia, España) y directora del Instituto CEU Disciplinas Económicas, Ambientales y Sociales.

“El comunicador, en primera instancia el técnico y en segunda el periodista, ha de dotar de sentido, crear patrimonio a través de las palabras apoyándose en elementos que puedan ser significativos”.

En la gestión del Patrimonio, los medios de comunicación constituyen “un poder eficaz, capaz de denunciar y de sensibilizar como principal fuente de información de la que dispone el gran público”.

Muchos de los hechos vinculados al Patrimonio suponen “actuaciones científicas (intervenciones, restauraciones)”. Es un tipo de información que se vincula con el propósito básico del Periodismo Especializado, el mismo que según Javier Fernández del Moral y Francisco Esteve Ramírez, surge “para posibilitar que el periodismo penetre en el mundo de la especialización científica: para hacer de cada especialidad algo comunicable periodísticamente”.

VULGARIZAR LA CULTURA

La divulgación de la ciencia, como la difusión de la cultura –separadas aquí sólo para distinguir el objeto científico del fenómeno cultural–, se dirigen al gran público adaptando “un lenguaje de especialistas a una realidad de cotidiano”, abandonando los discursos especializados de los expertos o técnicos, para “intentar transmitir los proyectos, descubrimientos y los trabajos a una población preocupada en general por otras cuestiones”.

En la gestión del Patrimonio intervienen científicos y técnicos de ramas muy diversas (arqueología, arquitectura, antropología, sociología, geología, historia del arte, paleontología, restauración, etc.), y todo ellos piden que “los periodistas sean capaces de comprender los procesos de restauración de una pintura, por ejemplo, pero si aquéllos no intentan adaptar su lenguaje técnico a un estándar comprensible, tanto para el periodista como para el gran público, difícilmente se publicará la información como sería deseable por todas las partes”.

Si no queremos que la información sobre Patrimonio se reduzca a la agenda de estrenos e inauguraciones, presentaciones o exposiciones, es obligada una mejor comunicación entre expertos y periodistas. Para ello es necesaria la aparición de periodistas especializados.

CATALIZADOR DE LA INFORMACIÓN

Fernández del Moral agrega que el único camino para que los mensajes de los especialistas lleguen a la opinión pública, es formar nuevos profesionales capaces de transmitir esos mensajes en sus contextos pertinentes para conseguir la verdadera divulgación.

Hay que ver al periodista especializado como un divulgador de saberes científicos, o en otra rama de la especialización, como un divulgador de expresiones culturales y artísticas.

Los periodistas especializados se pueden convertir en un “auténtico catalizador de la sociedad de la información, y favorecer la difusión social del conocimiento”, cita Mercado.

Y, en el mismo sentido, menciona a Rafael Llano para quien el periodismo especializado ha de contribuir a la vulgarización de las ciencias (y a la popularización de la cultura, podríamos agregar). Esto es:

“Transmitir a círculos cada vez más amplios los resultados del saber experto, de modo que éstos lleguen a ser socialmente manifiestos y tengan efectos sociales cualitativamente distintos de los que corresponden a resultados socializados en ámbitos privados o socialmente restringidos, como son los propios de científicos profesionales”.

Citado por Mercado, Javier Muñoz Torres comparte estas reflexiones:

“Los textos periodísticos especializados se distinguen, en principio, de los no periodísticos –entre otras cosas– en que cumplen una función social diferente: divulgar el conocimiento científico en la medida en que es supuestamente interesante en cada momento para el conjunto de la sociedad, por sus implicaciones prácticas frente al afán de conocimiento genuinamente teórico en el sentido aristotélico que tienen los textos científicos”.

Junto al periodista cultural, especialista en información de la cultura, es necesaria también la consolidación de los denominados gestores culturales (en otros contextos llamados también promotores culturales) “no identificados con la figura del especialista en un campo concreto, capaces de comunicarse con los periodistas abandonando el lenguaje críptico que caracteriza a los especialistas”, señala Mercado.

CULTURA Y POLÍTICA

La autora señala como uno de los escollos en el desarrollo del periodismo cultural, el tratamiento que habitualmente se le da a esta información en muchos diarios: la gestión cultural del Gobierno “convierte a las páginas de Cultura en una prolongación de la sección de Política”.

Es inevitable confundir la gestión cultural con la política cultural, “del mismo modo en que las artes y el espectáculo se han convertido en una industria regida por las leyes del mercado y del marketing” y bien podrían aparecer en la sección de Negocios.

Si los políticos son los responsables de custodiar nuestro patrimonio, cuyas decisiones pueden acarrear la destrucción desaparición del mismo, obviamente el periódico debe encargarse de vigilarlos. Pero muchas veces los medios revelan una conciencia patrimonial “adaptada a sus fines y directrices económicas y/o políticas”.

Cuando la cuestión es polémica –como ocurrió en la ciudad de Colima con el mural pintado en la fachada del auditorio municipal–, el interés patrimonial se vuelve un arma arrojadiza.

El medio es a menudo portavoz de una de las partes en conflicto, “sin intentar aclarar al lector [radioescucha o televidente] el significado patrimonial y las implicaciones técnicas del tema concreto para centrarse en la oposición de los ‘bandos’ o posturas políticas enfrentados”. El periódico confirma así, una vez más, su papel como actor político.

“El conflicto vinculado a la política aparece por tanto como uno de los principales criterios de noticiabilidad en la información diaria del Patrimonio: denuncias de abandono de elementos patrimoniales, robos y expolios, negligencias en intervenciones, etcétera. Si no hay conflicto, la información cultural se convierte en una agenda de las inauguraciones, exposiciones, restauraciones y descubrimientos puntuales tratados con poca profundidad”.

DEL ECCE HOMO A NOTRE DAME

Pero hay otro tipo de valores noticiosos además del conflicto: la curiosidad o rareza y el interés humano. Esto hace que un evento local, como la polémica restauración en 2012 de un ‘Ecce Homo’ en un pueblo de Zaragoza, causara incluso revuelo internacional.

Hace unos días se cumplió el sueño de muchos periodistas del ramo de ver en primera plana una noticia sobre Patrimonio cultural: el incendio de la catedral de Notre Dame en París.

Sin embargo, en la prensa mundial no sólo aparecen informaciones sobre catástrofes patrimoniales, “las agencias internacionales también dan cuenta de descubrimientos importantes generalmente en zonas que suscitan el interés del público por su atractivo turístico”.

En definitiva, concluye esta parte Teresa Mercado, “la difusión del Patrimonio cultural es fundamental no sólo para conservarlo sino en primera instancia para crearlo, contarlo, y por tanto los medios debieran aprovechar su impacto en la sociedad actual para contribuir a la concienciación por parte del público de la importancia de conocer y preservar nuestra herencia cultural”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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