Cuando Virgilio Mendoza decía en reuniones de amigos que él es el único aspirante a la gubernatura en 2021 que puede reunir a las corrientes más encontradas de la clase política, muchos no le creían.
Pero la foto con Mario Anguiano parece indicar que si alguien puede convocar a los liderazgos del viejo régimen, y hacerlo incluso como potencial candidato de la 4T, es el dirigente estatal del Verde.
El hoy regidor porteño reclama su boleto para la gubernatura sobre la base de que López Obrador pudiera ceder la candidatura oficial en Colima al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), como parte de la cuotas de poder que Morena debe entregar a las fuerzas que se coaligaron para llevarlo a la Presidencia o que se han aliado a la bancada de la 4T para asegurarle al Ejecutivo mayoría en el Congreso.
La posibilidad de jugar con la divisa de López Obrador en 2021 es algo que ha venido dibujando Virgilio desde que la Cámara Alta permitió que Manuel Velasco Coello rindiera protesta como senador y luego solicitara licencia para regresar a terminar su periodo como gobernador de Chiapas y, finalmente, se reintegrara al Senado. En ese momento el Verde –que en 2000 jugó con el PAN y en 2006 y 2012 con el PRI– se integró a la 4T.
Esa parte de la ecuación que desglosa Virgilio podría resultar si, AMLO, considera que el triunfo en Colima de un candidato o candidata de Morena no es viable.
Ello no obstante que este es uno de los estados donde el Presidente tiene un nivel de aceptación superior a la media nacional. Y donde, en 2018, Morena arrasó con su fórmula de senadores, ganó los dos distritos que nos representan en la Cámara de Diputados, 15 de las 16 curules de mayoría del Congreso local y cuatro ayuntamientos. Todas esas posiciones con candidatos que, contadas excepciones, nadie conocía.
GATOPARDISMO COLIMENSE
¿Por qué tendría que usar muletas el Presidente para volver a ganar Colima?
Quizá porque los cuadros surgidos de la 4T están enfrentados, al punto de una imposible reconciliación como ocurre con Indira Vizcaíno y Claudia Yánez. O porque Morena no ha logrado construir todavía estructuras de movilización y defensa del voto.
Ciertamente, los personajes que llegaron a cargos de elección popular en Colima, como efecto del tsunami López Obrador, no han conseguido crear una clase política sólida, no se reconocen como parte de una formación ideológica ni tienen una agenda legislativa ni de gobierno común. En pocas palabras, andan cada uno por su lado.
En ese contexto, la apuesta de Virgilio parece sensata. Quiere ofrecerle al presidente una plataforma electoral eficaz aunque, en el fondo y de hecho muy en la superficie, suponga un gatopardismo: que todo cambie para que los mismos de siempre sigan igual.
En la brigada asistencial en una de las colonias al oriente de la ciudad de Colima que fueron fraccionadas por Tomás Cárdenas, se dejaron ver juntos el ex gobernador Mario Anguiano, Virgilio Mendoza y la senadora por la primera minoría Gabriela Benavides. Cada quien agarró su esquina de la cancha pero, al final, el reportero Jesús Murguía los reunió para la histórica foto.
AJONJOLÍ DE TODOS LOS MOLES
Hace casi seis años, siendo presidente municipal de Manzanillo, Virgilio se bajó de la candidatura del PAN cuando era ya casi oficial su postulación, porque no quería enfrentarse con su amigo Ignacio Peralta en la elección de gobernador.
Prefirió contender por una diputación federal por el Partido Verde, y asegurarle a Gabriela Benavides la nominación a la alcaldía porteña.
Desde San Lázaro, Virgilio se asumió como un aliado político de Nacho. Sin embargo, según se rumora, en diferentes momentos declinó formar parte del gabinete ya fuera como secretario general de Gobierno o como titular de la Secretaría de Desarrollo Social.
Menos discreta ha sido su cercanía con el ex gobernador Fernando Moreno. El delegado regional del PRI, de hecho, ha comentado la conveniencia de que Virgilio encabece una alianza del tricolor con el Verde, en la lógica de las alianzas que le permitieron al Revolucionario Institucional, más que sumar votos, resolver obstáculos estatutarios para candidatos que renunciaron a su militancia en el pasado o que vienen de otros partidos.
Por eso sorprende que Virgilio se haya tomado la foto con Mario Anguiano, a quien el gobierno de Ignacio Peralta le tiene que cobrar 515 millones de pesos por un decreto del Congreso local que el mismo mandatario en funciones promovió en la Legislatura pasada.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA
Las preguntas que suscita la fotografía de los improvisados pintores de brocha gorda, son muchas:
Frente al posicionamiento que ya anunció Mario Anguiano para esta semana respecto al pago de los 515 millones de pesos, ¿Virgilio se desmarca de Nacho Peralta?
Frente a la conocida pugna entre los ex gobernadores Morena Peña y Anguiano Moreno, ¿Virgilio rompe con Fernando y se acerca a Mario?
¿Es puro cuento la división entre las corrientes fernandista y anguianista del PRI, y entre éstas y el gobierno peraltista?
O, en verdad, ¿Virgilio Mendoza es ese factor de unidad entre la clase política del antiguo régimen, para poner a las viejas estructuras del priismo al servicio de la 4T y garantizar la supervivencia de liderazgos arcaicos?
En todo caso, si no funciona la ecuación de la candidatura lopezobradorista por cuota de partido, ¿Virgilio usará esa unidad para encabezar un proyecto priista-ecologista contra la Cuarta Transformación?
LOCHO: ¿QUÉ SIGUE?
“Me preguntan qué sigue para adelante”, dijo Locho dejando a la expectativa a los comensales del primer recibimiento de las fiestas charro-taurinas de Villa de Álvarez.
Nada más que “seguir trabajando por el bienestar de los colimenses”, añadió el alcalde capitalino en una comelitona más bien pobre de público pero donde el aplausómetro marcó decibeles altos.
Por el bien de los capitalinos y de los villalvarenses, porque Colima y la Villa “somos una misma ciudad, no hay divisiones”, arengó Locho.
(Si, como dice Leoncio Morán Sánchez, no hay divisiones entre las dos ciudades de la zona conurbada, ¿por qué ningún ayuntamiento ha pavimentado todavía la calle Independencia, entre Mariano Arista y Amado Nervo, que está justo en la división, llega hasta el centro de la Villa y ayudaría a desahogar el tránsito vehicular sobre la calzada La Armonía?)
Aunque Locho no participó en la cabalgata nocturna ni se espera que lo haga en ninguna de las posteriores, reivindicó en compañía del edil Felipe Cruz Calvario que los festejos en honor de San Felipe de Jesús unen a los dos municipios.
Buena noticia para los que temían que, como un guiño a los que cada año reclaman los embotellamientos que producen las cabalgatas, la Comuna capitalina suspendiera las procesiones de entre semana, ordenara que arranquen desde el jardín de San Francisco o cancelaría todas para dejar sólo la cabalgata nocturna y la de la gasolina.
AGRESIÓN IMPUNE
Se deslindaron Los Amigos de a Caballo de la agresión que sufrieron espectadores de la cabalgata nocturna por parte de algunos jinetes de La Cuadra CM. Pero no basta con disculpar al resto de los caballistas por la forma en que unos cuantos atentan contra la tradición de civilidad de esta fiesta. Los responsables deben responder ante la justicia.
La gente de caballo se conoce hasta por los animales que montan, y hay suficientes videos para identificar a los abusivos que cargaron contra la multitud como si de una batalla campal en la Edad Media se tratara.
INVITADA DE PALO
Se ha filtrado que comió Claudia Yánez con Andrés Manuel López Obrador, o que ella estuvo presente en la convivencia que el presidente tuvo con su hermano César, coordinador general de Política y Gobierno en Palacio Nacional.
La precisión es importante. No es lo mismo que la diputada federal haya sido invitada a la mesa del mandatario a que haya estado ahí ella como mirón de palo.
En todo caso, si tuvo ocasión de cruzar palabra con el jefe de Estado, la duda es: ¿le dio cuerda López Obrador a Claudia para que siga jugando el papel de chivo en cristalería que ha desempeñado en Colima o aprovechó la ocasión para ponerla en paz?
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