“Andrés Manuel López Obrador va a terminar su sexenio en 2024 –comenta el reportero de Proceso, Álvaro Delgado–. Ya cumplió una tercera parte y pronto llegaremos a la mitad del periodo, y la gran pregunta es qué va a pasar con la relación de los medios de comunicación, en general, con el poder político en general, no sólo con el gobierno.
Invitado, junto con Alejandro Páez Varela, su compañero en la conducción de Los Periodistas, el noticiero vespertino de La Octava, a la primera emisión de la séptima temporada de El Chamuco TV, que se transmitió el 7 de febrero de 2021 por Canal 22 (https://www.youtube.com/watch?v=pFsVpcvSa9c&t=1741s), Delgado adelanta:
Con su forma de hacer política y su liderazgo, AMLO se irá y quien lo suceda va a modificar seguramente esa relación con los medios. “El siguiente mandatario podría ser Marcelo Ebrard, el pragmatismo puro. Al canciller le encanta el billete y, por eso, quienes se han visto lastimados por la pérdida de privilegios, no solamente en términos económicos sino también informativos, están apostando por alguien como Ebrard y no como Claudia Sheinbaum”.
“Y como pasó cuando sucedió a López Obrador en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Ebrard va a modificar muchas conductas políticas de Andrés Manuel para tomar su propio camino. La relación con los medios es una de las situaciones que va a modificar de manera sustantiva, en función de ese pragmatismo. Y esos medios a los que el presidente llamó ‘pasquines inmundos’, particularmente Reforma y El Universal pero también Proceso, ahí van a seguir, como van a seguir probablemente Loret, Adela Micha y López Dóriga. Yéndose López Obrador a La Chingada, habrá ajuste de cuentas en su contra.
“Por otro lado, después de un sexenio de no sentar las bases políticas y, sobre todo, jurídicas, se habrá perdido la oportunidad de establecer una relación transparente entre los medios de comunicación y el poder público, no solamente el gobierno federal sino también los poderes Legislativo y Judicial”, sostiene Delgado.
LEY CHAYOTE
Director del portal Sin Embargo, Páez Varela coincide en que “el presidente López Obrador está perdiendo una oportunidad que se da una vez cada muchos años, de provocar una gran reforma al interior de los medios”.
“Primero, está utilizando la Ley Chayote que le aprobaron a Peña Nieto para mantener la misma relación de privilegios con ciertos medios. Segundo, no está aprovechando la oportunidad de generar una nueva prensa, porque no tiene idea de lo que es eso, cuando puede perfectamente generar las herramientas para que se arme una nueva prensa.
“De hecho, está generando una mala prensa. Cuando le metes dinero a Televisa y a TV Azteca, estás premiando esa mala prensa. Puedes hacer más transparente la relación, como se hace en muchas partes del mundo, generando fondos para que se haga periodismo de investigación, por ejemplo. Es decir, para que mediante concursos públicos un medio pueda acceder a esos fondos para hacer investigaciones muy puntuales. Incluso, puedes establecer una relación directa con Naciones Unidas para que intervenga en programas para proteger a periodistas.
“Nada de eso que genera buena prensa va a suceder desgraciadamente en este sexenio. No es papel del gobierno, pero sí puede poner el dinero y pedir a la ONU o a organizaciones internacionales que lo hagan. Al final, si esto sigue así, será un gran desperdicio porque él se va a ir y esa mala prensa se va a quedar ahí”.
AMLO AGARRA PAREJO
Encuentra Hernández “una campaña muy armada, en la gran mayoría de los medios tradicionales, para debilitar, erosionar y, en el mejor de los casos para ellos, tumbar al presidente”. En ese contexto, el objetivo de las mañaneras es pelear todos los días contra esa campaña. Y acaso eso le quite tiempo a Andrés Manuel para pensar en una nueva relación con los medios.
Para Delgado, “las mañaneras es un recurso muy eficaz para contrarrestar lo que, a juicio del presidente, son informaciones inconvenientes. No sólo falsas sino informaciones que le incomodan, aunque no sean necesariamente falsas. Tiene ese recurso para contrarrestar esa campaña y también informar, para dar su versión”.
Pero ese es solamente un aspecto básico de lo que debe ser una relación con los medios. Hay otros aspectos, como una apertura informativa sin distingos o que la publicidad oficial realmente esté reglamentada, no conforme a una Ley Chayote que se aprobó en el Congreso y que mantiene la discrecionalidad.
“López Obrador puede disponer legalmente del dinero, que no es la misma cantidad que con Calderón, quien gastó 40 mil millones de pesos, o con Peña que llegó a 60 mil millones de pesos”.
Reglamentar la publicidad oficial es una parte, la apertura informativa es otra. “Y no digo que no contrarreste o dé su versión sobre información falsa o imprecisa, está en su derecho. El derecho de réplica está en la ley, que no se ejerce es otra cosa. Pero tampoco ayuda el discurso descalificatorio del presidente a los medios de comunicación, aunque, por lo demás, es bueno que los particularice”.
“En Tabasco, donde viví meses dando cobertura a todos los conflictos, tuve oportunidad de platicar con él en su casa, porque no le gustan los restaurantes. Y ya hace más de 25 años le decía a López Obrador: ‘No hables en general. Si hay medios que te atacan, menciona cuáles’.
“Había periódicos a los que él no tocaba, como El Sureste porque era su medio propagandístico, aun cuando de pronto hacía muy malos trabajos, o Tabasco Hoy que hacía campañas viles. Pero sí hablaba en contra de los demás medios. De los de abajo no, o sea, de los reporteros que estábamos en los mítines, no. Pero sí de la prensa y agarraba parejo. Por eso, luego a los enviados de Proceso nos gritaban chayoteros.
“Por lo demás, no es digno de un presidente y menos aún de un jefe de Estado utilizar un lenguaje así. Hay que enfrentar al medio si está diciendo mentiras, pero que yo sepa el asunto de los ventiladores que iba a vender el hijo de Manuel Bartlett al IMSS estaba tan acreditado que la operación se echó para atrás. Y aquí no importa si quien dio a conocer el asunto fue Loret de Mola, sino que la información sea de interés público”, desglosa Álvaro Delgado.
REPORTEROS Y GESTORES
Para Alejandro Páez Varela, la conferencia de prensa mañanera es un gran ejercicio, el más exitoso de toda la historia de la comunicación política. “Es un ejercicio de transparencia y, al mismo tiempo, un acto propagandístico. Se vale. Y como suele suceder en otros actos de propaganda, donde al final puedes hacer entrevistas banqueteras, en la mañanera se permite que los periodistas pregunten. Se permite incluso que los reporteros y youtubers hagan negocio, al llevar temas y ponerlos a la consideración del presidente”.
Muy distinto es el chat de la mañanera. Ahí lees que “las reporteras son unas putas arrastradas”, “chayoteras de mierda” o, como le dijeron a una chava del norte que estuvo conmigo en Sin Embargo y acaba de ser mamá: “pinche panzona”. Mil veces se le sugirió a Jesús Ramírez quitar ese chat porque no es saludable, pero en un chat muy lopezobradorista eso es lo que provocan las generalizaciones del presidente.
Por otro lado, “¿cuántas veces el periódico Reforma, que es el principal opositor de López Obrador, le ha preguntado al presidente de México lo que ha querido? Y, ¿cuántas veces le pudo preguntar el periódico Reforma al presidente Enrique Peña Nieto en todo el sexenio?, una o dos. ¿Con Calderón?, tal vez ninguna. Creo que no hubo conferencias de prensa con Felipe Calderón. En una ocasión, Álvaro Delgado tuvo que meter una manta para expresar un punto de vista con Peña Nieto. En las condiciones actuales, si Álvaro quiere protestar, va a la mañanera y le dan el micrófono para que proteste. Esa es la otra parte”.
“Coincido en que es indigno que el presidente se rebaje a ese pleito de arrabal, porque ya hay piso parejo. Las condiciones están dadas, la apertura misma de ese espacio es suficiente para que incluso se metan ahí y hagan negocios. Muchos de los [youtubers] cercanos a Presidencia son gestores. A algunos de ellos se les entregan temas, van y lo plantean por algo.”
VUELTA A LA IZQUIERDA
“Muchas cosas han cambiado en México del 18 para acá –resume Delgado–. Sin la alternancia, un programa como Los Periodistas no hubiera sido posible en la radio comercial. Son espacios que se generan en un proceso de cambio, y en el momento actual se están moviendo muchas cosas. ¿Cuántos de esos cambios se van a conservar?¿Cuántos ya no se van a poder echar atrás cuando López Obrador se vaya en 2024?”
Páez Varela considera por eso mismo una lástima que el presidente pierda tanto tiempo en cosas que no le reditúan a él ni al país. Mientras Delgado pide como legado una reforma constitucional, pretendidamente irreversible, aunque nada sea seguro.
Alejandro Páez advierte: “si regresa Calderón al poder, vía su esposa Margarita, nuestro espacio en La Octava se va los tres segundos a la chingada”. ¡Y los chamucos a la cárcel!, apuntan los moneros.
Para Delgado, los Calderón son menos elegantes que Peña, aunque al final fue el mexiquense quien corrió a Carmen Aristegui de MVS Radio por la investigación de la casa blanca. Cuando Calderón exigió su despido, los Vargas negociaron su regreso, si bien el michoacano ya había conseguido que la corrieran de W Radio.
¿Y qué tal si un candidato del PRIAN gana en 2024? Por lo menos, aun en el escenario que llegue Marcelo Ebrard y no Claudia Scheinbaum (que sería una continuación del lopezobradorismo), se conservarían los tintes de la 4T:
Para Delgado, en ese sentido, hay una arquitectura jurídica para la parte social a la que López Obrador le apostó, que es casi irreversible. Les costaría mucho trabajo a los conservadores echar esos programas para atrás. Por eso fue fundamental la reforma al Artículo 4º. Constitucional.
Pero hay otras cosas en las que no se avanzó, como es la relación del poder mediático con el poder público. Es un asunto pendiente y se está ejerciendo conforme cada quién lo entiende. No obstante, que estemos hablando de nuestros propios medios, de lo que hacemos como periodistas, ya es alentador, celebra Álvaro.
Cambiar la relación “depende mucho de la sociedad y de los medios –concuerda Páez Varela–, de que exista un poco de presión social y Andrés Manuel no la tiene. El presidente está muy suelto, necesita un poquito de presión de los cercanos. En contraste, sin presiones Carlos Salinas de Gortari hizo un cambio profundo, un cambio para mal porque es el padre de la desigualdad. Con él asistimos a los funerales del Estado de bienestar, aunque se trepó en la ola de Thatcher y Reagan.
“López Obrador también enfrenta un contexto internacional favorable: Europa va a transitar hacia la izquierda y no sólo por la ley del péndulo. Y aunque en Estados Unidos no hay una izquierda social, sí cambia mucho cuando gobierna Obama que Trump. Además, la Unión Americana tiene que demostrar que son una democracia que funciona, porque otras potencias, como China y Rusia que no son ese tipo de democracia, sí están funcionando”.
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