La marcha fifí que se llevó a cabo el último fin de semana fue un fracaso rotundo. Eso ya lo sabemos. Tenía como propósito mostrar músculo en contra de López Obrador y en vez, sus opositores mostraron lo contrario, su falta de músculo. Esos que han criticado hasta el cansancio a los flojos que marchan en vez de trabajar, salieron a las calles a protestar (como si fueran chairos) contra el Presidente para exigirle que cumpla con sus compromisos de campaña y eso, es otra contradicción, porque en la realidad, apuestan a que no los cumpla. ¿Quién la organizó? Es un misterio, aunque las cabezas más visibles son Vicente Fox, Felipe Calderón, Isabel Miranda (o como se llame) y otro puñado de finísimos personajes de la más ingrata memoria para los mexicanos, cuya calidad moral está fuera de toda duda porque ha sido plenamente comprobada; y cuyo desprecio (y con razón) les ha sido manifestado por la mayoría de los mexicanos.
El País es un desmadre (para usar el término que mejor se adecua a lo que sucede) y lo es, se ha dicho muchas veces, porque fue arrollado por el tren neoliberal. Pero ese arrollamiento se produjo con toda la mala intención de los ahora protestantes (protestantes, a pesar de decirse profundamente católicos), y no fue producto de sus errores tratando de construir, sino de sus aciertos intentando destruir. Arrasaron con todo lo que fueron capaces de encontrar y dejaron el poder sólo porque el pueblo se los exigió a través de su voto. Los mexicanos bien nacidos debemos reconstruir el País a partir de los girones que nos dejaron y lo único que podemos hacer con los destructores de México, es manifestarles nuestro más profundo desprecio.
Hace poco vimos el llanto de Fox porque algunos atentaron contra su tan valiosa integridad (según dijo) y suplicando al Presidente por guardias para que cuidaran tan preciado tesoro. La generosidad se hizo presente y nos enteramos que antes, Calderón ya había hecho lo propio y que su solicitud también había sido obsequiada por el Presidente: Extienden una mano para recibir y cierran la otra para pegar a quien les da. De ese modo es que intentan engañarnos y redirigir hacia López Obrador el desprecio y el odio popular que ahora se expresa contra ellos.
Sueñan aún, éstos y otros beneficiarios del neoliberalismo en la posibilidad de retener gobiernos (como los de Puebla y Baja California) que ahora están en juego, revivir proyectos y negocios como el del Aeropuerto del Lago de Texcoco y de ese modo, volver al primer plano del saqueo. Exhibir fuerza para no ser excluidos de esos y otros negocios. Esa es la desprotección que sienten. Y claro, para lograrlo, su dinero ha comprado un conjunto de ideólogos que los apoyan, dan forma (¿y credibilidad?) a sus ideas y las divulgan: Analistas que no son analistas, historiadores que no son historiadores, economistas que no son economistas, sociólogos que no son sociólogos, politólogos que no son politólogos, polemistas que no son polemistas, comunicadores que no son comunicadores y en fin, ideólogos que no tienen ideas.
Seguidores sí tienen y son, seguramente, de la misma calaña. Aquí mismo, en nuestra tierra de volcán y palmeras se asoma nuestro gobernador: Trata de quedar bien con el gobierno de la cuarta transformación, es zalamero cada que puede, busca a sus amigos morenos y es de suponerse que para suplicarles protección y también, cada que puede, procura atacar a ese mismo gobierno, como para quedar bien con sus amigos y compañeros neoliberales, seguramente suponiendo que regresarán para salvarlo. Pero ¿por qué tales contradicciones? Porque esa es, precisamente la indefinición de sus ideas provocada por la ausencia de ideales o el retorcimiento de éstos. Atacan más bien por instinto y lo hacen porque se ven amenazados.
El pueblo fue muy claro al emitir su voto y entregar su mandato a los electos el año pasado, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y nadie eligió a esos políticos para que fueran el contrapeso de la cuarta transformación ni les otorgó representatividad alguna, sino al contrario, los redujo a su mínima expresión. Y tampoco eligió a ningún pseudo intelectual o pseudo ideólogo para que fuera su portavoz. Ellos se han autoproclamado como tales, y como cuentan con medios que hacen escuchar sus voces, se sienten ungidos por Dios. Creen ser la última coca cola del desierto y en realidad son… individuos que terminan por causar lástima, pues sólo son capaces de gritar su pobreza intelectual e ideológica.
No debemos desconocer que puede presentarse un desgaste del Presidente porque el ejercicio del poder implica eso. Pero si existe, ¿cuál es? Y sobre todo ¿cuál será? Las figuras políticas que se han involucrado en esta campaña, están presentes en las mentes de los mexicanos porque cuando tocó su turno de gobernarnos, hicieron mal uso del poder y como Fox, defraudaron a los mexicanos con sus promesas de cambio que nunca llegaron. Sus oportunidades ya pasaron y no supieron aprovecharlas positivamente. Eso los llevó al basurero de la historia, donde pertenecen y de donde no deben salir. Y sus ideólogos e intelectuales, también tienen bien ganado su lugar allí.
Pero llama la atención un hecho inédito: Dos ex presidentes protestando públicamente contra el presidente en funciones. Estamos en la etapa de lo insólito.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.