LA MISMA LEY CHAYOTE

La actual Ley de Comunicación Social, impugnada pero vigente, ha sido llamada con toda razón ‘Ley Chayote’. “Y eso te explica absolutamente todo”, señala Alejandro Páez Varela.

Fue impugnada precisamente porque le da discrecionalidad al gobierno para que haga lo que quiera con el dinero de la publicidad. Y fue impugnada desde antes de que se aprobara con los votos de Morena, además.

Los legisladores vinculados a Morena sabían que iban a ganar la elección presidencial y le entregaron a Andrés Manuel esa discrecionalidad. Aunque, en su momento, hubo muchos planteamientos del colectivo Medios Libres para ayudar a Morena a quitarse la bronca de encima.

Lo que lleva al subdirector del portal Sin Embargo a sugerirle al titular de la oficina de Comunicación Social de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, tirar la papa caliente que tiene en las manos y buscar la asesoría de Medios Libres, “la gente que sabe de esos temas”.

Miguel Badillo, director de la revista Contralínea, supone que el equipo de López Obrador ya buscó la opinión del colectivo, “y es doblemente grave que no hayan escuchado a personas que están metidas en el estudio de los mecanismos de asignación publicitaria gubernamental”.

Es el colmo que, después de tantas reuniones con los expertos, hayan pasado cuatro meses desde el arranque de la administración a la presentación de los 21 artículos que norman la asignación de la publicidad oficial en México, el miércoles 17 de abril de 2019. Ese mismo día se publicaron en el Diario Oficial de la Federación.

“Me han comentado personas que intervinieron en esas discusiones, que las organizaciones no gubernamentales sí dieron su opinión pero, al final, los funcionarios de gobierno hicieron lo que quisieron: diseñar un esquema discrecional”, expone Badillo.

UNA RELACIÓN TURBIA

Al participar junto a Páez Varela y Badillo en la mesa de los periodistas a la que convoca cada miércoles Julio (Hernández López) ‘Astillero’ en la segunda emisión de Radio Centro Noticias, Álvaro Delgado secundó la idea de que López Obrador “nunca ha tenido claro el tipo de relación [que quiere tener] con los medios de comunicación”.

En el conversatorio que se puede escuchar bajo el título: ‘¿La “Ley Chayote” realmente se fue?’ (https://www.youtube.com/watch?v=LotjDg2OHeA), el reportero de Proceso y columnista de El Heraldo de México recuerda que la relación de Andrés Manuel con los medios siempre “fue muy equívoca, desde que era Jefe de Gobierno del Distrito Federal y, antes, cuando fue presidente nacional del PRD o como líder opositor”.

AMLO ha sido “muy crítico de ciertos medios, pero muy amoroso con otros medios. La diferencia es que ahora el amoroso trae mucho dinero en la mano”.

Delgado recuerda que en 2006, cuando en plena campaña presidencial el PAN apoyó la Ley Televisa por orden de Felipe Calderón, López Obrador también dio luz verde al dictamen a través de sus operadores en la Cámara de Diputados.

Cuando se analiza la conducta que López Obrador tiene respecto a los medios de comunicación, resalta la falta de claridad frente a los medios:

“Hasta cuando los critica dice que los va a respetar, que no va a perseguir a medios de comunicación. Pero eso no es un asunto a capricho, está en la Constitución, en la ley. No es una concesión de su parte. Él tiene el deber, la responsabilidad de hacer cumplir lo que establece la Constitución”, comenta Delgado.

DURO Y CONTRA ELLOS

En Semana Santa, cuando se dieron a  conocer estos lineamientos, AMLO venía “del pleito con un rockstar del periodismo latinoamericano, uno de los hombres más influyentes de Estados Unidos y del mundo según la revista Time, Jorge Ramos”, comenta Alejandro Páez.

Y todavía ese miércoles que se transmitió el programa, el Presidente le había pegado a otro periodista, “personalizando la relación con la prensa en Pablo Hiriart de El Financiero”. Se quejó AMLO que el columnista lo golpea pero que él nada le reprocha al periódico, aunque el diario destaque los ataques del autor de Uso de Razón.

“El Presidente tiene una clara obsesión con la prensa, tiene la piel muy delgada. Cuando antes estuvo en el gobierno, cerró con grandes bonos de popularidad no obstante estar confrontado con la prensa. Pero ahora hay una diferencia con anteriores ciclos: él que siempre ha estado preocupado por su popularidad, que siempre ha estado trabajando su presencia entre la gente, esta vez va a terminar el sexenio y se va a ir a su casa”, apunta Páez Varela.

Miguel Badillo hace notar que cada vez que AMLO ha golpeado a la prensa, la población estuvo de acuerdo porque en los últimos gobiernos la prensa jugó un papel detestable, denigrante. Fue sumisa, entregada. Y por eso está desacreditada.

“La prensa ha sido sumisa y ha estado por el dinero público. Se ha entregado al poder,de tal manera que la población le da la razón Andrés Manuel cuando critica a los medios. Y tampoco es que la gente tenga por qué saber cuál es el papel de la prensa en la sociedad”, resume Badillo.

“El gremio está lleno de porquería –reconoce Páez Varela–. No puedo salir en su defensa, pero sí defiendo que el gobierno tenga que dar lineamientos transparentes por lo mismo, porque es un gremio lleno de porquería por supuesto”.

ASIGNATURA PENDIENTE

Álvaro Delgado coincide: “Somos un gremio profundamente corrupto. Así es visto por la sociedad y así está acreditado. Quienes menos podemos ocultar eso somos los periodistas, porque sabemos el nivel de corrupción, de colusión y de complicidad que los medios de comunicación en México han tenido por décadas con el poder”.

El autor de la columna Historia de lo Inmediato coincide también en que López Obrador se ha confrontado con la prensa desde antes de llegar al altiplano a finales de la década del siglo pasado:

“Andrés Manuel tenía en Tabasco, con excepción de La Verdad del Sureste, a la prensa en contra. Y salvo un noticiario, Tele Reportaje, a todos los medios de comunicación radiofónicos y televisivos en contra suya.

“En Tabasco veíamos medios de comunicación enriquecidos, embrutecidos por la corrupción del gobierno de entonces. Y AMLO siempre tuvo esa conducta crítica con ellos. No ha sido diferente su relación con los medios de comunicación desde su arribo a la Ciudad de México.

“Es una actitud correcta para sus propios fines. Lo hace porque, a pesar de la prensa, López Obrador ha logrado sus objetivos de respaldo popular, no solamente como líder político sino como gobernante.

“Pero una vez más, insisto, Andrés Manuel no ha definido todavía el tipo de relación que quiere tener como autoridad, y ahora no sólo como presidente sino como Jefe de Estado, con los medios de comunicación.

“Es una asignatura que hoy, pese a todo, está en posibilidad de cumplir, siempre y cuando esté abierto por ejemplo a opiniones como las que aquí estamos externando”, resumió Álvaro Delgado.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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