En los últimos meses hemos visto que los conservadores, aunque moralmente derrotados, no cejan en su empeño de conservar privilegios y para lograr su objetivo, llevan adelante un golpe blando (o golpe suave) que, aunque sea de poco en poco, logre minar la aceptación y la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. No les alcanzará para derrotarlo, pero sí podrán hacerlo con muchos de sus candidatos y en vez de que éstos ocupen posiciones de elección popular, lo hagan personajes ligados con el conservadurismo.
Morena, como resulta bien sabido, no es un partido homogéneo. Allí militan personajes de extracción variopinta y todos caben. Su manera de razonar es diversa y las estrategias de lucha que utilizan son variadas. Pero también, al amparo de esa diversidad, existen algunos infiltrados del conservadurismo, y otros que no han terminado de digerir las prácticas políticas de la 4T.
No existe un manual de procedimientos políticos de la 4T o de Morena, si bien los documentos básicos del Partido, pueden delinearlo. Así, por ejemplo, se prohíbe expresamente el pragmatismo, y al militante que caiga en esa práctica, se le castiga con la suspensión de sus derechos partidarios. Ha habido también una preocupación para evitar que se integren grupos al interior del Partido y claro, es también una práctica prohibida. La formación de estos grupos ha hecho mucho daño a otras formaciones políticas como el PRD y además pueden propiciar la “corporativización”, que resulta indeseable también.
Deben crearse nuevos paradigmas y afinar las prácticas políticas internas del Partido. Al mismo tiempo ha de enfrentarse otro reto: la capacitación de los afiliados. A la fecha se cometen errores tanto por la mala fe de algunos afiliados, como por la ignorancia política y legal de otros.
En Colima, tal es el caso de los diversos embates que ha sufrido una hipotética candidatura de Indira Vizcaíno al Gobierno del Estado. Y es que algunas personas o grupos la atacan no tanto por ir en contra de ella misma, sino porque es quien permanece a la cabeza de las preferencias de los colimenses para las elecciones del 2021. Entonces, los interesados en que no llegue, hacen uso de lo que sea con tal de descarrilar esa hipotética candidatura y frenarla en su propósito.
En tal sentido se le ha atacado por el viejo asunto Altozano, alegando prácticas corruptas de su parte para enriquecerse, pero, en su oportunidad, no probaron culpa alguna de su parte; y ahora que es un asunto juzgado, por una parte, y además, prescrito, por otra, tratan de revivirlo con la clara intención de dañar su reputación y mermar sus posibilidades por alcanzar la candidatura. En parte, la ignorancia de quienes actúan, queda de manifiesto al no considerar que cuando encabezó el Ayuntamiento de Cuauhtémoc, estaba aforada, porque todo funcionario que alcanza una posición ganada en las urnas, goza de fuero. Y contradictoriamente, el Congreso de la Unión, se ha negado a eliminar el fuero a los que ahora se encuentran en funciones y de quienes les sucedan en los encargos. De cualquier manera, aunque se adoptara ahora esa medida, no podría aplicársele a Vizcaíno Silva porque, no debemos olvidar que un principio fundamental de nuestro régimen jurídico, es la no retroactividad de las leyes. Y un dato más, si a la Ley se le olvidan los casos prescritos, a los ciudadanos, también se nos deben olvidar ¿Alguna duda? Consulten a su abogado favorito, pero asegúrense que sepa lo que hace y entonces, por ningún motivo puede ser alguien ligado con el Gobierno del Estado.
Por otro lado, se observa también la presión de otros grupos, mezclada con la ambición de algunos posibles candidatos: Claudia Yáñez, por un lado, lleva a la Cámara de Diputados, denuncias que pudieran significar un manejo indebido de las funciones de Indira como Delegada del Gobierno Federal para Programas del Bienestar en el Estado; y su denuncia prospera y nos dicen que será investigada. Saltan a la vista, sin embargo, varios puntos: Yáñez Centeno tiene interés en ese puesto y mucho se ha especulado que algunos priístas como Fernando Moreno o Arnoldo Ochoa pudieran encontrarse atrás de las denuncias presentadas; incluso se ha mencionado a Ignacio Peralta como autor intelectual, pero eso es difícil de creer porque el gobernador carece de habilidad política y jurídica como para urdir un plan como éste.
En segundo término, esas denuncias no debieron presentarse porque el coordinador de los diputados de Morena, debió haber detenido oportunamente la maniobra, pero se produce la casualidad de que ese Coordinador es Mario Delgado, que también está interesado en frenar a Vizcaíno Silva en su propósito, porque es, aparentemente, otro interesado en la candidatura. Y, además, Carrillo Delgado cuenta con el apoyo del gobernador y del obsoleto aparato priísta que públicamente le han manifestado su apoyo y, además su interés se manifiesta con el hecho de que el diputado, abrió una casa de Gestión-Campaña en la capital del Estado. Si la propuesta de Yáñez Centeno se presentó sin su conocimiento, Delgado Carrillo, por razones obvias, debió frenarla e impedir el acuerdo tomado. ¿O el pago por parte de Peralta Sánchez a Mario habrá sido, simplemente, el nombramiento de su hermana como Secretaria de Salud del ejecutivo estatal?
Y finalmente, tanto a Yáñez Centeno como a Delgado Carrillo, se les ha olvidado que ahora, nuevamente, Vizcaíno Silva está aforada porque es diputada por el Distrito II del Estado y si bien, cuenta con licencia, es un cargo irrenunciable y continúa siendo diputada, aunque con licencia. Y entonces, ¿procede o no procede el acuerdo alcanzado por la Cámara?
Cada vez resulta más evidente la intromisión del rupestre y cada vez más obsoleto priísmo de Colima y de sus figuras emblemáticas en los asuntos internos de Morena, y los morenos, deben sacarlos ya. Pero, además, la ignorancia jurídica del ejecutivo estatal está más que comprobada, pues la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y en su oportunidad el Congreso local, le han desechado diversos nombramientos porque no han sabido seguir los procedimientos adecuadamente.
La reacción de los medios y columnistas conservadores que actúan como robots es explicable, debido a los conocidos chayotes que maneja el ejecutivo estatal, mismos que así, quedan comprobados. Los colimenses merecemos información y opiniones serias, no chismes de plaza; eso es lo que motiva la presente columna.
Si se quiere judicializar la política o politizar la justicia, al menos deben poseerse conocimientos, práctica y sensibilidad, tanto de la Ley como de la política; de otro modo, no se puede jugar en esta cancha y la pena consistirá en que se les revierta el juego (¿Habrán calculado los riesgos? ¿Sabrán que existen los artículos 1910 y subsiguientes del Código Civil Federal?). Hasta ahora, han demostrado que no cuentan con los conocimientos ni las habilidades requeridas, y la pizarra del juego se coloca: Indira 2 Conservadores 0.