Un artículo publicado en la revista Impacto por Juan Alberto Villalobos Oropeza, ‘¡La prensa apunta para oposición!’ (2 de noviembre de 2019; https://impacto.mx/larevista/la-prensa-apunta-para-oposicion/), sintetiza la visión de una prensa con vocación política.
Villalobos entiende el periodismo como una fuerza reaccionaria a las causas de un gobierno que se autoproclama progresista. El articulista casi se deja llevar por la histeria cuando dice que si la “libertad de expresión es y debe ser siempre la base angular de toda democracia”, de ser acallada se harán “realidad nuestros miedos más profundos en la autoproclamada Cuarta Transformación”.
El articulista afirma que, así como la sociedad está “dividida, polarizada y con un sinfín de calificativos, ahora también tenemos a la prensa involucrada”. Y esta lucha entre periodistas afectos al nuevo régimen y los detractores de López Obrador “comenzó hace 10 meses desde la toma de posesión”, cuando el Presidente “empezó a llamar a la prensa con mayor influencia y contraria a su ideología” ‘prensa fifí’.
Juan Alberto Villalobos no ve a “las polémicas mañaneras” como un ejercicio de comunicación circular, ni siquiera como una estratagema del presidente López Obrador para marcar la agenda mediática, sino como “un derroche de recursos del presupuesto federal en plena austeridad, por parte del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (Cepropie)”.
Para el crítico, “proyectar al Ejecutivo cada mañana no es económico, a pesar de que se utilicen otras plataformas como las redes sociales”. Sin embargo, omite comparar este cálculo de costos con el gasto que implicaba pagar a las televisoras privadas por la difusión de las actividades presidenciales.
DESPILFARRO MAÑANERO
No son “los costos económicos” lo que irrita al articulista de Impacto, sino “el verdadero propósito que alberga” López Obrador al dirigirse a la nación “cada mañana con un léxico fuera de lo común en cualquier presidente en toda la historia moderna de México”.
Cuestiona lo que considera “una pérdida de tiempo pues [López Obrador] no presenta datos reales, descalifica a su oposición, no toma en serio las estadísticas, no presenta proyectos estructurados y en realidad no genera ningún tipo de aporte sustantivo”. Es, simplemente, “la llamada a la congregación”.
Se queja de que “no podemos hacer un análisis objetivo” de “un discurso” que carece de “datos precisos, estadística y una medición –y regulación– apropiada de las políticas públicas y sociales”.
Y cita a otros periodistas, como Raymundo Riva Palacio, quien en su columna Estrictamente Personal escribió: “En un principio todo era expectativa, que rápidamente viró a ser un espectáculo que generaba angustias y temores, al ser utilizado por el Presidente para ajustar cuentas con individuos o sectores. Desde el atril convertido en patíbulo, juzgó y sentenció a empresarios y empresas, periodistas y medios, organizaciones de la sociedad civil y políticos de oposición, utilizando el terror como método de sumisión. Tuvo éxito con algunos a los que arrodilló, mientras que otros de sus interlocutores comenzaron a imaginarse formas más inteligentes para poder obtener los mejores frutos de la maravillosa oportunidad de tener todos los días durante casi una hora y media al Presidente, respondiendo todo tipo de preguntas”.
Villalobos no refiere la cita, pero esta columna, ‘El negocio de las mañaneras’, se publicó el 19 de agosto de 2019 en Milenio y los demás diarios que publican Estrictamente Personal en forma sindicada.
¿CARMONA O LORD MOLÉCULA?
Por supuesto, Villalobos ve una constante en la tensa relación prensa-poder, en la acalorada discusión que sostuvieron el 31 de octubre algunos de los reporteros que cubren la mañanera con el Presidente, por las aparentes contradicciones entre las primeras versiones oficiales y las posteriores narrativas que el gabinete de Seguridad produjo respecto al operativo en Culiacán:
Ese día al periodista Luis Carmona “presuntamente se le revocó su acreditación para asistir a la mañanera, debido a preguntas incómodas que se le hicieron al Presidente López Obrador”, comenta Villalobos. Y cita al comunicador ofendido:
“En tres ocasiones Jesús Ramírez Cuevas [coordinador general de Comunicación Social] se acercó a mí para decirme que le bajara al tono con el que le hablaba al Presidente”. Y luego: “Gente de la Presidencia habló a mi medio para informar que se me había retirado la concesión para acudir a la mañanera”.
Una crónica de lo que ocurrió ese día en el Salón Tesorería de Palacio Nacional la publicó el blog Contrapeso Ciudadano (https://www.contrapesociudadano.com/quitan-acreditacion-a-periodista-que-cuestiono-a-amlo-en-mananera/), según la cual ese día Carmona había empezado a cubrir la mañanera para el diario digital La Opción de Chihuahua.
Carmona chocó primero con el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, a quien reprochó no haber negado la información que los periodistas fueron publicando respecto a la frustrada detención del narcotraficante Ovidio Guzmán, con base en los datos que el Cartel de Sinaloa fue subiendo a las redes.
Por cierto, Villalobos ni Contrapeso Ciudadano consignaron que Jesús Ramírez negó haberle revocado la acreditación a Carmona. Aunque el blog sí menciona que el periodista era conocido anteriormente porque, en 2012, fue plagiado en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, por una banda de narcotraficantes a quienes el periodista denunció en un reportaje de estar secuestrando a jóvenes para ponerlos a trabajar en cultivos de amapola y marihuana.
Villalobos cita también un tuit del periodista Leonardo Kourchenko a finales de octubre, para quien los mexicanos: “Desconfiamos del discurso parroquial de la bondad y el humanismo, cuando hay grupos criminales que abren cárceles, atacan fiscalías, disparan con armamento descomunal a cielo abierto contra la población”. Terrorismo que se combate con discursos y homilías, apunta el articulista de Impacto.
Villalobos insiste en que, aun cuando “difícilmente podremos comprobar la verdad absoluta”, es evidente que “al Presidente no le gustan las preguntas que contradicen el discurso oficial”, como tampoco es mentira “que existen periodistas ‘a modo’, que hacen preguntas absurdas, irrelevantes o muy a favor de una respuesta premeditada y oficial”, como han descrito que hace Lord Molécula, cuyo nombre real es Carlos Pozos.
Entre los que hicieron correr esa versión figura Víctor Trujillo, Brozo, quien en su programa de radio Al Aire Libre habló de la mañanera en mayo pasado como un montaje, una producción televisiva con guión y elenco fijo.
PERIODISMO CON PARTIDO
Sin entender que el papel de la prensa es hacer periodismo, no política, Villalobos festeja que la industria mediática “se ha vuelto esa oposición diluida en la arena política, es la que en este primer año de la presidencia de López Obrador, vemos con más fuerza para opinar, quejarse o proponer”.
El articulista de Impacto apunta cómo “incluso hemos visto en redes sociales como Twitter los hashtags de #PrensaSicaria, #PrensaProstituida, #PrensaCorrupta”, que luego López Obrador denunció habían salido de granjas de troles operadas entre otros por un hijo del ex presidente Calderón, con el propósito de endosarle esos ataques a los periodistas y crearle al Gobierno un conflicto con la prensa.
Sin detenerse a repasar cuál fue el papel de una revista como Impacto (fundada por Regino Hernández Llergo y hermana editorial del semanario Alarma!) en los años del priato, durante la docena trágica panista o en la restauración priista, Villalobos sostiene que, frente a López Obrador, “el oficio de la prensa en estos tiempos sí que se ha visto complicado, pero es el ejercicio del periodista el de informar a la ciudadanía”.
Todo lo demás, reconoce, “queda en especulación”. Para concluir: “la libertad de expresión es y debe ser siempre la base angular de toda democracia, de acallarla comenzaremos a ver hacerse realidad nuestros miedos más profundos en esta autoproclamada Cuarta Transformación”.
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