LA PRENSA SEGÚN AMLO

La forma en que se refirió Andrés Manuel López Obrador al reportaje ‘Sembrando vida y la fábrica de chocolates’ (), publicado entre otros medios en Aristegui Noticias y la revista Proceso, no deja de ser un juicio lapidario que revela cómo, en la mentalidad del presidente, persiste la idea de que la buena prensa es aquella que milita en su causa, sostiene Alberto Nájar.

Descalificar así el trabajo de dos plataformas que ni siquiera participaron en la investigación, dice el productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service, editor en Pie de Página y En el Camino, e integrante de la Red de Periodistas de a Pie, es delicado porque, “además del desconocimiento de cómo se ejerce el periodismo en el mundo occidental”, implica el riesgo de incurrir en excesos y provocar en sus muchos seguidores una reacción donde no se midan las consecuencias.

La falta de autocrítica es uno de los claroscuros de estos tres años de gobierno, expone Nájar, quien participó con Arturo Cano y Salvador Frausto en la mesa de periodistas a la que Julio Hernández López ‘Astillero’ convocó el 1 de diciembre de 2021 en su canal de YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=6HN1MNfvI-M).

DOS BOMBAS DE TIEMPO:

Para Julio Astillero, el episodio debe ser visto en dos planos: por un lado, el reportaje que presentaron Tania Gómez y Sergio Rincón, ¿cumple con el rigor periodístico?, y, por otro, la reacción del propio presidente en relación con el semanario y la periodista, ¿es justa?

Para Salvador Frausto, editor, reportero de investigación y coordinador de periodismo de investigación en el diario El Universal, la reacción del presidente ante el reportaje impulsado y auspiciado por Connectas, que se publicó en otros cuatro medios de comunicación además de Proceso y Aristegui Noticias, es la expresión de uno de los grandes errores que está cometiendo López Obrador en su sexenio.

No obstante, pese a su confrontación con los medios y a su falta de entendimiento o diálogo con espíritu democrático que mantiene con varios periodistas, López Obrador ha sido respetuoso de la libertad de expresión. No como otros presidentes que fueron invasivos con periodistas y medios.

Aun así, su tirante relación con los medios y la falta de interlocutores para conversar sobre la relación prensa-poder, genera escenas como esta de un mandatario “enojadísimo” con Carmen, a quien AMLO describió con adjetivos que no corresponden al “periodismo honesto y probo, comprometido con las mejores causas del pueblo”, que Aristegui siempre ha practicado. Y lo mismo puede decirse de la revista Proceso, sostiene Frausto.

En su enojo con los dos espacios de noticias, el presidente expresa su molestia porque medios y periodistas no se suman a sus causas y tampoco hablan a favor de ellas. Esta es “una bomba de tiempo” porque esos mismos medios y periodistas con los que no ha tejido lazos ni entablado diálogo, “vamos a seguir existiendo hasta el final de su sexenio y en los que vienen”.

La otra situación crítica que está sobre la mesa es su pleito con las clases medias. Tampoco ha podido establecer comunicación con esos sectores, y el presidente se muestra realmente enfadado porque las personas expresan sus opiniones críticas en redes sociales, en medios de comunicación o en público, como ha ocurrido en los aeropuertos o a bordo de aviones. Episodios que son los menos porque, la mayoría de la gente, en las salas de espera o en las carreteras le muestra su apoyo.

Entre las clases medias y medias altas crece el enojo. Y si AMLO no logra superar ese conflicto, será el nido en donde se acomodará el candidato opositor que surja hacia 2024. Sin embargo, Frausto no ve en el futuro cercano voluntad política para tejer una mejor relación con esos sectores, ni con organizaciones de la sociedad civil que representan a causas como los temas medioambientales, la lucha feminista, los derechos indígenas o la búsqueda de desaparecidos.

“No veo en la Secretaría de Gobernación, en la actual ni en la anterior, quién esté trabajando para tejer lazos políticos de entendimiento con los sectores molestos. Y un presidente que gobierna para todos, tendría que tejer esos lazos.”

CON LA FAMILIA, NO:

Pese a su análisis de la reacción presidencial al reportaje, cuando entra al desglose del contenido del trabajo de Gómez y Rincón, Salvador Frausto admite que, si bien el texto tiene mucha información y muchos datos, pudo haberse estructurado y editado de mejor manera a fin de potenciar el contenido y los hallazgos de los reporteros.

Si bien el trabajo revela cosas interesantes, como que en Tabasco se haya dado una inversión tan fuerte en el cultivo del cacao y sea plausiblemente preocupante que un empresario cacaotero, Hugo Chávez Ayala, haya sido encargado de un programa social y tenga cercanía con la familia del presidente de la República, mirado con atención “no es un reportaje que denuncie corrupción o que demuestre conflictos de interés claros. En todo caso, pone sobre la mesa una discusión interesante que, como periodistas, debemos seguir”.

Lo que es excesivo es el enojo del presidente frente al asunto. Y es evidente el mensaje político: si se meten con mis hijos, voy a reaccionar con fuerza. “Así sean periodistas a los que sabemos que él respeta en lo profesional, porque lo ha dicho en otras ocasiones. Él siente como una afrenta que se metan con sus hijos y quiere mandar ese mensaje político. Esa sobrerreacción del presidente al asunto de su familia, muestra un rasgo lamentable de López Obrador”, apunta Frausto.

AL CLIENTE, LO QUE PIDA:

Al referirse a Proceso y a Carmen Aristegui, el presidente enfatizó que estos medios son independientes… pero del pueblo; que nunca se han involucrado en las causas populares ni han hecho un periodismo a favor del pueblo. ¿Cuál sería el periodismo a favor del pueblo y qué ejemplos podríamos tener?, cuestiona Julio Astillero.

Para Arturo Cano, reportero del diario La Jornada especializado en el seguimiento de temas relacionados con los movimientos sociales en México, esa “fue una frase muy desafortunada del presidente porque, en la propia línea de tiempo de Andrés Manuel López Obrador, podemos encontrar momentos cuando citaba portadas de Proceso o compartía reportajes de Aristegui. Sin olvidar la defensa que hizo la periodista del líder opositor las veces que fue atacado”.

“No hay razón en ese señalamiento. En otros momentos el presidente ha generalizado sus acusaciones a la prensa de participar en una campaña en su contra, para luego de repente detenerse y aclarar a los colegas presentes en las mañaneras que no se refiere a ellos sino a los machuchones. Pero aunque haga esas precisiones, siempre logra el efecto de señalar a todo un gremio cuya función no es estar del lado de un partido político o de una de las opciones que se dirimen, sino contarlas, narrarlas, examinarlas y abordar críticamente a todos los actores del país.

“No fue muy afortunado el planteamiento presidencial porque hay muchas pruebas de cómo los aludidos, Proceso y Aristegui, a lo largo de los gobiernos pasados hicieron investigaciones, publicaron reportajes o notas que, incluso, motivaron que hubiese ataques muy directos y censura en contra de esos mismos medios de comunicación ahora señalados por el presidente.

“El asunto es viejo, podemos recordar aquella frase de José López Portillo con motivo del boicot de publicidad oficial a Proceso: ‘No pago para que me peguen’. Por esos días, el genial Rogelio Naranjo público en Proceso el mejor editorial en respuesta al presidente: un cartón en blanco y negro que desbordaba flores, salían del jarrón y se desparramaban por todo el cuadro. Sobre ese gran ramo de flores, dibujó Naranjo una tarjetita que decía: ‘Al cliente, lo que pida’.

HACE FALTA RIGOR:

¿Hay un interés periodístico válido al preguntarse cómo va el programa Sembrando Vida? Hemos leído en otros medios, como Gatopardo o El Universal, investigaciones que señalan defectos, errores o problemas en la implementación. En concreto, ¿lo publicado por Gómez y Rincón tiene elementos periodísticamente válidos o es una pifia?, pregunta Julio Astillero.

Para Alberto Nájar, “es válido preguntarse sobre cualquier programa que se ejecute con dinero público o, incluso, sobre aquellos proyectos privados que afectan el interés público. No son pocas las evidencias de que el programa Sembrando Vida, en algunos aspectos, resulta contraproducente con el objetivo inicial”.

“Es una estrategia de reforestación loable, pero el resultado no ha sido el que se puede esperar. Se ha planteado en los medios que hay lugares donde se talan árboles para acceder al subsidio que implica este programa. Y, en el espacio que yo conduzco en Rompeviento TV, se denunció que en ciertos lugares la delincuencia organizada se está quedando con el dinero. A todo esto, la reacción del presidente no ha sido la más adecuada: descalifica al mensajero en lugar de hacer una investigación sobre lo que se está evidenciando.

“Los periodistas tenemos que hacer un esfuerzo, sobre todo en estos momentos, para hacer las investigaciones con rigor, especialmente en relación con los programas vinculados al gobierno federal, y también en relación con la familia del presidente.

“El reportaje de Connectas deja todo un poco suelto, trata de forzar las cosas en una vinculación directa hacia los hijos del presidente, cuando no hay elementos concretos ni el dato duro que se requiere. Faltan documentos y fotografías para que se compruebe ese vínculo. Si no se subsanan esas deficiencias, los autores corren el riesgo de que su reportaje se sume a la gran cantidad de historias que, a diario se publican, con el único objetivo de descalificar y de propagar odios hacia López Obrador.

“Si se quiere escapar de esta ola, hay que tener mucho rigor, no hacer inferencias sino ofrecer datos comprobados o, por lo menos, con la mayor cantidad de elementos posibles. Sin juicios ni adjetivos, para que la audiencia saque sus propias conclusiones”, resume Nájar.

El reportaje de Gómez y Rincón “es puntual, está bien escrito. Pero tenemos que analizar lo que está ocurriendo en estos momentos en México: el modelo de hacer periodismo está en crisis, está llegando a sus límites y no veo que haya una ejercicio de autocrítica lo suficientemente amplio, pero sobre todo honesto, de los periodistas y los dueños de los medios de comunicación sobre lo que está ocurriendo”.

“¿Cómo fue posible que llegáramos a esta crisis? Ocurrió no sólo porque se acabó el subsidio gubernamental, sino porque la única forma de respuesta es la idea que se tiene en algunos espacios de lo que es ‘la crítica’. Siempre como descalificación y propaganda, estirando la liga. En algunas publicaciones, con titulares mañosos. Todo eso que hemos visto en materia de manipulación.”

FUERA DE TONO:

Salvador Frausto tercia y agrega que el periodismo de investigación está herido en su credibilidad. “Ha habido tantos reportajes malintencionados y con cabezas mañosas, que únicamente se suman a las campañas enfocadas claramente a hacer críticas sin sustento contra el gobierno de López Obrador. Por eso los consumidores de noticias ponen en duda la fiabilidad de esas historias, se preguntan cómo está financiado ese periodismo”.

“Los periodistas tenemos que ser muy rigurosos al lanzar estas investigaciones porque, en la mente de las audiencias, aparecen como parte de las campañas obvias contra el presidente. No podemos fingir inocencia e ignorar que vivimos en un país politizado, siendo que lo que publicamos se inscribe en un solo lado de la ecuación. El periodismo de investigación está en un proceso de desgaste, herido en su credibilidad”, señala Frausto.

Alberto Nájar recupera la voz y señala que “debemos agarrar el toro por los cuernos. Recuperar la credibilidad está en chino, para ambos lados. No todos somos Brozo ni Loret, ni tampoco alguno de esos otros medios que están solamente para aplaudir. Tiene que entenderse que el periodismo es duro, sin concesiones, pero, sobre todo, los periodistas debemos entender que esa es la tarea. No es necesario descalificar o sumarte a una campaña de odio. Será mucho más fuerte y contundente un reportaje con datos duros que no se pueden evadir, a cualquier sarta de adjetivos que se puedan escribir”.

En la opinión, se vale la inferencia, pero se han querido hacer pasar columnas u opiniones como reportajes. Las escuelas de Periodismo te lo enseñan: la investigación debe ser irrefutable, con datos que resistan cualquier prueba o ángulo, coinciden Astillero y Nájar.

A Arturo Cano el reportaje sobre la fábrica de chocolates también le parece flojo, pero considera que había otra manera en la que el presidente debió responder a él: con datos que bien podrían haber transparentado los hijos del presidente. No tenía por qué responder López Obrador en un tono que, además, se singularizó en la persona de Carmen Aristegui y se extendió a Proceso. Los hermanos López Beltrán tenían elementos suficientes para dar una respuesta, pero optaron por asumir que se trataba de un golpe bajo a la familia del presidente y de ahí el tono de la respuesta.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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