Se pusieron el saco o se los puso la CDHEC facciosa, pues cuando un actor político se refiere a la prensa facciosa, amarillista, la mafia del poder, pues, es claro que se refiere a quienes siguen las conductas mañosas en el ejercicio de la libertad de expresión prohijadas durante el régimen de la corrupción neoliberal y del partido autoritario. Es una pena que los comunicadores de hoy en la era de la cuarta transformación no entiendan el imperativo en ese campo: la objetividad, la transparencia, la honestidad y el profesionalismo.
Hubo un tiempo en que todo se les daba a los comunicadores, día tras día recibían en las mesas de redacción de las oficinas de comunicación, una remesa de comunicados que acataban ciegamente, y lo digo sin temporalidad ni con actores específicos, pero era una realidad. Expertos redactores cubrían las fuente internas de los gobiernos, fueran estatales o municipales, y tal cual enviaban los boletines, literalmente, sin poner ni quitar una coma, los publicaban.
Era una relación de prensa subvencionada y de periodistas que así recibían favores. Y no me vayan a obligar dar las fuentes, que como articulista libre conozco mis derechos. Fue un rompimiento brusco, el que alteró el suelo de la conducta periodística, con epicentro en el hemisferio de la Cuarta Transformación. Muchos periodistas a nivel nacional andan como descabezados y sus propietarios, igual o más, es decir aquellos para quienes trabajan y que son los mismos dueños de los medios.
Tan solo en este año, el gobierno hacendoso y dinámico de López Obrador, se ha ahorrado como 11 mil millones de pesos, una fortuna de mucha utilidad para los programas sociales.Volviendo al asunto de la recomendación de la CDHEC, hay que decir que el presidente de este organismo, Hermilo Flores, da tumbo tras tumbo al frente de esa importante Institución que preside ilegalmente, pues ya su tiempo feneció, y debe ser depuesto de inmediato. Se tropieza con la razón, con el derecho, con el criterio y con el conocimiento precario que le asiste en casi todos los ámbitos, y prueba de ella es el rezago en asuntos que debería de promover su resolución, y los que deja pasar, porque no los entiende o porque acata líneas subjetivas de su propia inconsciencia y del manipuleo político.
Cualquiera que lea la recomendación dolosa, por muchísimas razones sospechosa; podría darse cuenta de que tras las declaraciones de la alcaldesa se traslucen brillantes conceptualizaciones y conocimiento sobre la prensa y la relación de los medios con los actores políticos. O sea, que la CDHEC emitió una recomendación que se antoja al revés, pues, lejos de atender supuestas violaciones a los derechos humanos, parece que atendió lamentos y quejas propias de una carencia de profesionalismo en el ejercicio objetivo de la prensa.
Manzanillo fue por mucho tiempo un nicho plácido en la relación de los políticos con la prensa. Políticos mañosos, adictos a la corrupción, sostenían, no un respeto por la libertad de expresión, sino un despliegue eficaz y eficiente para tener contenta a la prensa, así fuera la amarillista o la oficialista, la que sirve al poder.
Esto ya no ocurre.Desde que asumió el gobierno, la inteligente y firme en el ejercicio de un gobierno diferente, Griselda Martínez fue atacada de muchos modos, incluso, racistas, y de odio de género. Pero se mantuvo -y se mantiene- firme en seguir una nueva dirección en la relación con los medios y con los periodistas, el de suprimir gastos onerosos a cambio de supuesta protección de imagen. Pero, como dice el presidente, una autoridad debe cuidar del dinero, que es del pueblo, como para así no más estarlo entregando a los magnates de los medios o a la prensa organizada para combatir gobiernos emergentes por la voluntad popular, como es el que encabezan en Manzanillo Griselda Martínez, y en la presidencia de la Republica, Andrés Manuel López Obrador.La recomendación dolosa es extensa, farragosa y con poca claridad, aunque si se le busca, se encontrarán elementos que evidencian la falta de criterio y capacidad de análisis, lo que conduce a suponer que esa carencia de objetividad obedece al poco profesionalismo de unos y otros, es decir, de quien emite la recomendación y de quienes acusan de que se les violan sus derechos. ¡Ah!, pero no dicen nada de un claro abuso del poder mediático cotidianamente y por la mayoría de sus medios contra la alcaldesa quien, sin embargo, lejos de mostrar piel delicada ante la crítica, prácticamente debate con los periodistas quienes, llevándose ellos, no aguantan tampoco.
Los periodistas deben buscar la nota, e informar objetivamente, sin convertirse en sujetos a paga para que descalifiquen o ponderen a diestra y siniestra. Nuestro país en tiempos de la cuarta transformación ha puesto el ejemplo en el mundo de una relación de los medios con el poder, ideal, es decir, sin sujeción o condicionantes para que informen o no le peguen a las figuras públicas. Aun así, no obstante que tienen el acceso garantizado -y de hecho lo ejercen, preguntando de todo y sobre todo al presidente- afuera sus medios, la prensa fifí o facciosa, en la inercia del viejo régimen que la subvencionaba, ataca de día y de noche el proyecto de gran transformación de López Obrador. Y tampoco tiene la piel delicada, y mantiene a raya a la prensa fifí.
Sin duda que ante la recomendación -en mi opinión- dolosa y sesgada, de carácter político contra un gobierno que está haciendo bien las cosas y que ha innovado en su relación con los medios; nuestra presidenta municipal, como lo ha hecho siempre, actuará con sensatez y prudencia, pero de ahí a que esa recomendación de la CDHEC, sea justa, se está a miles de millas de la costa hacia Asia.
Y el ejemplo de una actitud facciosa de un organismo tan desacreditado e ilegitimo moral y éticamente, como lo es la CDHEC bajo la presidencia de Hermilo Flores; es clara la ineptitud. Este individuo que ha deshornado a esa joven institución pública, con una conducta extraviada de profesionalismo y de ética, por ejemplo, ha demostrado que no le interesan en realidad los derechos humanos, o que actúa con abanicos de rosas frente a los verdaderos violadores de los derechos humanos, como son los gobiernos estatal y el municipal de Locho Moran, que han puesto en la calle de la noche a la mañana a más de 700 trabajadores.
Griselda Martínez ha presentado ante ese organismo una queja de agresión contra su persona; y el tesorero municipal, lo mismo hizo. Y ninguna de las dos denuncias ha tenido respuesta, como sí la tienen sujetos que usan los medios para el ataque personal y para descalificar a actores políticos.Por conductas facciosas, por su incapacidad en el ejercicio legal y falta de ética por parte de las autoridades, en este caso el ejemplo es la CDHEC bajo el hermilato; es que en Colima no ha avanzado la democracia y la libertad como quisiéramos. Y si se quiere avanzar, es urgente que el Congreso, los diputados y las diputadas de la actual legislatura, si es que quieren efectivamente trascender, tienen que darle prioridad al capítulo de la renovación de la titularidad de la CEDHEC, pues es insostenible que habiéndose cubierto el tiempo formal en el encargo, Hermilo Flores la siga regando, ante la complacencia del Congreso.
PUNTO Y RAYA
En defensa de los trabajadores.La falta de capacidad administrativa y política, y de visión que también cuenta, ha puesto en la calle a cientos de trabajadores del gobierno estatal y de algunos municipios. No es por falta de capacidad en el ejercicio de sus trabajos, sino porque se agotó el presupuesto, o no lo supieron manejar. Es una pena que la hebra se corte por lo más delgado, y que cientos de familias empiecen en Colima el año 2020 ante la incertidumbre de llevar el pan a su mesa. Es tiempo de actuar, urge que el Congreso del estado promueva una mesa receptora de denuncias del dramas que enfrentan o están en gravísimo riesgo de enfrentar, los trabajadores; una mesa que gestione recursos pero no para pagar aguinaldos formales, sino para apoyar a los trabajadores de confianza, ninguneados por un sindicalismo sin cordialidad ni solidaridad con los compañeros que no gozan con los derechos sindicales.No puede haber un apartheid de trabajadores, es decir, una sectarización que divide y ningunea derechos, entre los trabajadores sindicalizados, los de base, los de confianza y los becarios. Es una propuesta que hago con carácter de urgencia, que la Cuarta Transformación se haga sentir en Colima en este punto.¡Hasta la próxima!