LA SALUD PÚBLICA MUNDIAL EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

No soy epidemiólogo, soy periodista. Y como tal tengo la obligación de abordar el tema. Sobre todo, este imperativo lo asumo porque los voceros de la derecha, los pseudos periodistas del régimen de la corrupción que fue apaleado el 1 de julio del 2018, salen al micrófono, acuden a la imagen televisiva o escriben en sus redes sociales de miseria moral e intelectual, para querer enjuiciar al gobierno y a AMLO en particular, de un problema que enfrenta la humanidad, un enorme gran reto: contener la dispersión gigantesca de esta enfermedad.

Nuestro país se está levantando poco a poco, y esta noticia, de la aparición de dos personas que contrajeron esta enfermedad en una visita a Italia, se le presenta a la derecha virulenta como un tesoro para querer culpar y atacar al gobierno de la república, que se esmera en llevar la justicia social -como lo está haciendo- a los que marginaron los gobiernos pasados, y que los veían como cargas; y que debían rascarse solos, sin tener las condiciones para hacerlo.

Ahora sabemos las uñotas que tienen los funcionarios del pasado sexenio, casi todos unas ratototas. Y perdonen que baje el nivel de las palabras, pero esos carranclanes, con Peña a la cabeza, no merecen respeto, pues robaron miles de millones de dólares. Y ahora andan asustados, viéndose con despachos de abogados, esperando lo peor. Y ojalá así sea, que la Fiscalía General de la República, caiga sobre ellos.

La derecha mediática, con sus miles de robots que multiplican las mentiras para atacar al gobierno; omiten analizar el saqueo que hizo el régimen de la corrupción neoliberal panista y priista. Y no lo comentan ni cuestionan, sencillamente porque fueron parte del negocio, del moche, y que recibían enormes recursos que su miserable prensa no merecía. En cuanto se detectaron los dos casos de mexicanos con coronavirus, el gobierno federal hizo pública esta realidad, y qué bueno, porque así nuestras autoridades de salud están atendiendo con medidas convenientes, arbitradas por el procedimiento u operativo mundial recomendado por la Organización Mundial de la Salud: informar, aislar los casos detectados, y todos a atender las recomendaciones higiénicas personales, y que debemos difundir para evitar la propagación.

Recomiendan las instituciones de salud, informarse, y despejar los prejuicios y mitos que hay, de que si el ajo, de que si el limón con carbonato, de que si esto y lo otro. Lo cierto es que no hay medicamento de patente que se haya encontrado para el mal, y menos lo serían los medicamentos naturales tradicionales. Por lo que sigue siendo muy recomendable lo básico: que nos lavemos las manos cinco veces al día, no tocarnos la nariz como el payaso Pepín, y evitar los estornudos y toser, o que otros lo hagan cerca de uno.

No vamos a caer en el pánico, que no hay otro aliado de los males, que ese, sino, al contrario, atender las disposiciones de las instituciones de salud, de los que saben, de nuestros doctores y enfermeras.No se puede evitar que en todo este brote, haya ideología, haya política y haya aprovechados que van a expender los productos caros, sobre todo el alcohol con gel y las mascarillas, pero también se confía en el nuevo manejo de las instituciones de salud pública en tiempos de la Cuarta Transformación; instituciones que fueron terriblemente desmanteladas en su infraestructura y sus recursos saqueados por los inútiles gobiernos de Fox, Calderón y Peña, estos sí terribles coronavirus de la corrupción.

Frente a la degradada cultura mediática de México, hay muchas voces de comentaristas, periodistas, y ciudadanos en general, que confiamos en que nuestros gobiernos están dando los pasos correctos para contener la expansión del virus. Es tiempo de confiar en la propia humanidad, en reconocer que a nivel mundial hay muchos investigadores, científicos, epidemiólogos -hombres y mujeres- investigando y diseñando estrategias para prevenir que este mal se convierta en una pandemia. En la investigación científica, confiamos.Punto y RayaNacho Peralta, el derrumbe público y la imagen de la corrupción.

Puras noticias negativas ha dado como resultado el gobierno de Ignacio Peralta. Las expectativas de pocos que creyeron que este yuppy neoliberal iba a tener aciertos en el manejo de la administración y la economía pública colimense; han sido, absolutamente, desalentadoras.Son varios expedientes en el imaginario colimense los abiertos en que se le señala de corrupción, no sólo a él, sino también a su secretario general de gobierno, a este en cuanto a litigio de apropiación de terrenos.

Últimamente, unido a lo que ya se sabe de un presunto desvío de cerca de 200 millones de pesos en el trasmano de los terrenos de la ex zona militar; al gobernador de Colima, se le señala recientemente la adquisición de una finca por 27 millones de pesos. ¡Aguas! Peña Nieto, el que todo toleraba en tanto sus cómplices fueran corruptos, ya no está en el poder. Ahora tenemos una Fiscalía General de la República, que persigue a los malandros, y algunos tienen orden de aprensión, como el millonetas Gastón Azcárraga, que hizo negocios con los gobiernos del PRI y del PAN, ahora anda escondido.

Otro que también deberá tener su expediente de rata, es el ex gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval, que robó y recibió sobornos de los cárteles de la droga mexicanos. A éste angelito ya lo señaló EEUU.Y aquí en Colima, si se investiga a fondo, veremos caer a ex rectores, los veremos esconderse, o querer doblar las manitas ante la Fiscalía General de la República. Doblar las manitas, es decir, recibir las esposas de acero inoxidable. Pero también corruptos sindicales, y ex gobernadores, vivos, porque a los muertos ya los juzga san Pedro.

¡Hasta la próxima!

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