Justo el miércoles por la mañana el alcalde de Villa de Álvarez, Felipe Cruz Calvario, nos explicaba al grupo de analistas políticos los pendientes que tiene el municipio en materia de alcantarillado.
Por la tarde cayó en esta ciudad conurbada una de esas tormentas torrenciales que provocan que la glorieta de Los Perritos se encharque en menos de cinco minutos.
Para evitar que el entronque de la antigua carretera a Comala con el tercer anillo periférico terminara siendo la trampa mortal en que se convierte cada vez que llueve, se excavó un colector pluvial de tales dimensiones que, dentro de la tubería, cabe uno de esos camiones gigantes que se usan en minería.
Sin embargo, el agua se sigue acumulando porque la capacidad del dren es rebasada por el caudal que baja por la prolongación de la avenida Enrique Corona Morfín y por la corriente que se aproxima por el paseo Miguel de la Madrid.
Hacen falta estudios hidrológicos para calcular la cantidad de agua de lluvia que se concentra en ese punto. Se ignora, por ejemplo, cuánto ha aumentado el gasto por las obras recientes que sellaron el suelo y están sirviendo como acequias, tales como el libramiento de Comala o el andador y la ciclovía que unen a la Villa con el pueblo mágico.
Una observación empírica le permite a Felipe Cruz entender que el problema se agravó porque la red de alcantarillado en uno de los fraccionamientos que miran hacia la glorieta, no llega hasta la última calle que se abrió en la colina.
En ese sentido, una nueva boca de tormenta sobre la Corona Morfín podría aliviar el problema. Si fuera necesario, el Ayuntamiento se plantea obras de nivelación para terminar con el columpio sobre el Paseo De la Madrid que genera la laguna. Y si aun así no se solucionara el problema, habría que pensar en construir un nuevo colector pluvial que corra paralelo al actual.
TORMENTA EN VASO DE AGUA
Cualquier villalvarense puede ver cómo el arroyo de las calles se convierte en el cauce de un río apenas la precipitación es mayor a una llovizna.
Las vías con dirección norte-sur canalizan los escurrimientos con una fuerza que puede arrastrar vehículos en avenidas como la Pablo Silva o el tramo de Griselda Álvarez-La Petatera. Y arterias perpendiculares, como la avenida María Ahumada de Gómez en la inmediaciones de la glorieta de la Diosa del Agua, o la avenida J. Merced Cabrera a la altura de la unidad deportiva, terminan siendo embalses.
Toda el agua que corre por las calles de Colima y Villa de Álvarez tendría que conducirse bajo la superficie, deberíamos poder desviarla a los ríos y arroyos que cruzan la ciudad o a pozos de absorción. No es así.
Aunque gracias a la pendiente estos encharcamientos desaparecen pronto, siempre y cuando deje de llover, cada tormenta causa daños cuantiosos al equipamiento urbano (empedrados y pavimentos, sobre todo) y al patrimonio familiar: vehículos, vivienda, enseres domésticos e instrumentos de trabajo.
En V. de A. la urbanización de los antiguos potreros eliminó muchos de los desagües naturales, y eso provoca que el agua corra ahora en lugar de infiltrarse. Mas para solucionar estos problemas faltan recursos financieros.
El Ayuntamiento destina el 80 por ciento de su presupuesto a gasto corriente (¡el 72 por ciento de los egresos es para pago de nómina!) y apenas logra costear la prestación de servicios como recolección de basura, alumbrado o vigilancia.
MUNICIPALIZAR CIAPACOV
En la zona conurbada, lo que se recauda por consumo de agua no se invierte necesariamente en el servicio de agua. El alcantarillado forma parte de la infraestructura que debe mantener y mejorar la comisión intermunicipal de agua potable. Pero Ciapacov es un organismo controlado financieramente por el Gobierno del Estado.
Por lo demás, cabildos irresponsables permitieron que los desarrolladores de vivienda entregaran al municipio fraccionamientos sin la debida red de alcantarillado. Y Ciapacov parece asumir únicamente responsabilidad en los temas de suministro de agua, potabilización, drenaje sanitario y saneamiento de las aguas negras (función esta última concesionada a un particular).
Para Felipe Cruz, tener recursos suficientes para emprender las obras de infraestructura pluvial que se necesitan supone que Ciapacov pase a ser de los dos municipios, es decir, que el Gobernador saque las manos del organismo operador del agua.
Eso no implica disolver la Comisión Intermunicipal y, supongo, tampoco cerrarse a la posibilidad de instituir eventualmente un organismo que atienda a los cinco municipios del norte del estado. De hecho, el fondo metropolitano podía ser la fuente de financiamiento para algunos proyectos de inversión municipales en esa materia, reconoce el edil.
Las redes de agua y drenaje entre Colima y Villa de Álvarez están tan intrincadas que sería imposible para dos organismos separados, coordinarse para la atención de las tuberías. Es tan conveniente mantener la intermunicipalidad como urgente eliminar la idea de que la Ciapacov sea una paraestatal y, fundamentalmente, la caja chica del Poder Ejecutivo.
DINERO LÍQUIDO
Obtener liquidez a través de la recaudación por concepto de agua es una motivación válida para recuperar el servicio público para los municipios.
El Ayuntamiento de Villa de Álvarez está “financieramente en alerta amarilla, sin margen crediticio”, dice el tres veces alcalde, las primeras dos por Acción Nacional y esta última con el apoyo de Movimiento Ciudadano, partido al que Felipe Cruz no se ha afiliado por cierto.
La Comuna está endeudada con sus propios trabajadores, a quienes los tres munícipes anteriores (Brenda Gutiérrez, Kike Rojas y Yulenny Cortés) retuvieron el importe de los pagos convenidos con mueblerías y financieras sin hacer los abonos correspondientes, y por las aportaciones de los burócratas que luego no se enteraron al fondo de pensiones.
Nada más a Pensiones, V. de A. le debe 70 millones de pesos. La deuda con sus trabajadores por retenciones no enteradas suma 200 millones. Y con los pagos pendientes a proveedores, llega a 330 millones de pesos el total de la deuda municipal.
Cruz Calvario se queja de haber recibido chatarra en lugar de camiones de basura y patrullas. Algunas de estas unidades las rescató de talleres mecánicos donde los tenían en prenda por el pago incumplido de la reparación, pero ya los puso a trabajar. Otros vehículos los ha ido adquiriendo nuevos, y algunos camiones recolectores se siguen rentando.
Lejas está la Villa de recibir los beneficios que implicó el cambio en el esquema de distribución fiscal que coincidió con la explosión urbana. En tiempos de Luis Gaitán Cabrera (1992-1994) el municipio empezó a recibir participaciones federales en función de la cantidad de habitantes, y con ello dejó de formar parte de la chiquillada.
Pero si bien el municipio rebasó la población de Tecomán y cuenta con un número similar de habitantes al de Colima, la Villa sigue siendo la hermana fea de la capital del estado en cuanto al estado de sus vialidades, tipo de iluminación, nivel de seguridad y calidad en servicios como el de limpia.
DINERO DE LA BASURA
Cruz Calvario espera dos milagros financieros: que la publicación del próximo censo poblacional repercuta en la asignación de recursos federales en 2021, y que se modifique la tabla de valores catastrales: deberían ser minoría, y no mayoría, las fincas que pagan 180 pesos de impuesto predial.
Tras haber traspasado junto a otros cinco municipios el manejo de la basura al gobierno del estado, buscando ahorrarse el costo de 60 centavos por vivienda al día, el Ayuntamiento aún tiene margen para sacar dinero de los desperdicios.
De las 149 toneladas de basura que se generan diariamente en la Villa, la décima parte es follaje, incluidas ramas, que podrían restarse a lo que se deposita en el relleno sanitario si la Comuna contara con una moledora que vale menos de 500 mil pesos. De esa trituración saldrían kilos y kilos de composta para usar en la jardinería pública o regalarla a los agricultores del municipio.
Pero si implementara un programa de separación de basura, el Ayuntamiento podría rescatar toneladas de residuos valorizables para venderlos a la industria del reciclaje.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.