Un vendaval de noticias falsas sobre la distribución de los apoyos sociales del gobierno de AMLO se han vertido en Colima durante la última semana con tal de desprestigiarlos. El último caso fue el pago de las becas a estudiantes de preparatoria, noticias en las que la tergiversación de las razones por las que tres bachilleratos solamente recibieron el pago de un bimestre estaban destinadas a pega mediáticamente a la delegada de Programas para el Desarrollo del Gobierno de México, Indira Vizcaíno, y segundo, a generar el rechazo ciudadano hacia estas políticas públicas vinculándolas con actos de corrupción.
En el caso del pago de becas, las #FakeNews hablaban de desvío de recursos, campañas orquestadas entre el estudiantado por entes externos a la comunidad escolar, evidentemente pertenecientes al conservadurismo colimense, cuyas estrategias incluían el “copy-paste” de un texto en el que exigían “una explicación” sobre el por qué no se había pagado la doble beca en un número menor de casos.
No lo dicen, pero la urgencia de denostar y hacer ver como acciones corruptas a la entrega de los cientos de miles de millones de pesos que representan los apoyos sociales, tiene que ver con el necesidad de que la gente los rechace antes de que se acostumbren a ellos y los vean como una exigencia natural a un gobierno que antes de esta administración tenía una deuda histórica con su pueblo.
Los más de $300 mil millones de pesos que eroga el gobierno lopezobradorista cada año en este tipo de apoyos, antes se distribuían por otros canales, que añoran políticos prianistas de todas las entidades y niveles, incluyendo alcaldes y gobernadores.
El problema no es en qué se usaban, sino que estos cientos de miles de millones de pesos eran mal administrados, por decir lo menos. Desde obras inservibles, que caducaban al poco tiempo, mal planeadas, mal hechas, de materiales que no perduraban, esas fortunas dejaron poco legado en la población nacional.
Si abundamos, en Colima tenemos excelentes ejemplos del mal empleo de un gran sector del presupuesto: el Hospital del IMSS número 1, cuyo último piso es ahora inservible después de una pésima edificación; el paseo de la Calzada Galván y el adefesio de la Unidad Morelos.
También el incremento al salario mínimo fue satanizado por sectores fifíes. No se trata de un golpe a los comerciantes, derivado de la firma del T-MEC. Se trata de acortar un poco la gran distancia habida entre las condiciones laborales de los otros dos países que firman este convenio, con respecto a las condiciones de esclavitud que fomentaba el neoliberalismo.
El miedo se acentúa cuando los conservadores se dan cuenta que la gente siempre va a preferir que el dinero público se invierta en ellos, que en obras patito.