LAS MAÑANERAS

Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República se reinició este ejercicio de comunicación que ya había comenzado cuando el mismo Andrés Manuel fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, y desde entonces produjo muy buenos resultados. Los políticos de siempre no siguieron su ejemplo o bien, por falta de capacidad para enfrentar una jauría de reporteros todos los días, o porque sentían indigno imitar a un López Obrador crecientemente popular y si le imitaban, ayudarían a incrementar su popularidad. Tampoco intentaron calcar otras prácticas que también le acrecentaban su popularidad, por las mismas razones. Aunque sea otro nivel de gobierno, ¿podría alguien imaginar una mañanera de Peralta? 

Ahora, muchísimas personas dan seguimiento a las mañaneras, y con ello, las acciones del gobierno y la figura del Presidente se mantienen presentes en las mentes de los mexicanos. Los detractores del Presidente, que no son pocos, atacan este ejercicio de comunicación porque el Presidente, usando lenguaje sencillo, realmente se comunica con el pueblo. Sus mensajes y argumentos llegan a sus destinatarios con la mayor eficiencia y han resultado fundamentales para mantener, e incluso, para incrementar su aprobación. Esos resultados no han logrado desmentirlos ni las encuestas realizadas por los propios detractores del actual Gobierno de la República. Ideas como mantener al pueblo informado, no se encuentran en los manuales de la tecnocracia ni forman parte de de los cursos que se ofrecen en las mejores universidades de la tecnocracia. 

Es un ejercicio populista, nos dicen. Es un ejercicio antidemocrático porque usa una tribuna de privilegio y desde allí, los señalan y desmontan sus noticias falsas. El INE, cual moderna inquisición prejuiciosa, y al servicio del establishment, intenta censurarlas porque hacen daño a las intenciones de sus verdaderos patrones y eso causa más temor cuando se aproxima la fecha en la que iremos a las urnas, en un proceso, que aunque apenas inicia, los partidos de siempre no tienen la menor idea de qué hacer o cómo contrarrestar la enorme aprobación popular de Andrés Manuel. 

El Presidente es popular, y bien que lo saben, porque ha sido congruente y sus antecesores no lo fueron y porque ha cumplido sus ofertas de campaña, mientras quienes le precedieron en el cargo, no lo hicieron. La mañanera es un auxiliar, pero no la base de su popularidad. AMLO ha sabido empatizar con el pueblo porque no se le ha olvidado que es parte de ese mismo pueblo, mientras sus antecesores ni siquiera intentaban empatizar pues se ufanaban de ser parte de una especie de casta divina. Disfrutaban exhibiendo sus vidas y costumbres de reyes y nobles, de excesos, inclusive sus cortesanos lo hacían. 

Es cierto que las mañaneras pudieran ser mejores. Pocos reporteros hacen preguntas inteligentes. Muchos medios, en vez de enviar a las conferencias de prensa, a sus reporteros más inteligentes e incisivos, han preferido enviar a los más limitados, necios e irrespetuosos. Da flojera escucharlos expresar o preguntar lo mismo una y otra vez, a veces, justamente a quien intervino inmediatamente antes del que en ese momento habla. No saben, muchas veces, cuál es el papel que están jugando y carecen de argumentos. Causan lástima y provocan coraje en el pueblo. 

La oposición ha golpeado con información mal intencionada y juicios derivados de sofismas alrededor de la pandemia pero ahora resulta que ya nos llegó la etapa de la fatiga informativa sobre el tema y sus críticas, aunque infundadas por lo general, e injustificadas, ya no penetran en las mentes del pueblo. Entonces, lo único que se les puede ocurrir es que el INE las prohíba, que calle a Andrés Manuel. Y para colmo de sus desgracias, Biden, recién asume la presidencia gringa, anuncia que en la mismísima Casa Blanca organizará sus propias mañaneras para intentar acabar con la división heredada por el trumpismo. Otra vez, del exterior se otorga la razón a AMLO y de paso, tal hecho, propina otro golpe a sus opositores. 

Andrés Manuel recorrió una y otra vez el País, completito, y ahora, Ricardo Anaya, el Riki, riquín canallín, anuncia que recorrerá el País para ser, otra vez, candidato panucho a la Presidencia de la República. Es importante que lo haga, pero más importante sería que tuviera la capacidad para comunicarse con el pueblo. El juntador de letras duda que vaya a ir a las poblaciones más aisladas, pero no duda sobre su capacidad de comunicarse con el pueblo pues, seguro estoy que no posee la capacidad para lograrlo. 

Así que, aunque suspendan las mañaneras, Andrés Manuel estará presente en la mente de los electores durante la jornada electoral, porque ya ha penetrado en sus mentes, porque será mártir por ese castigo injustificado por parte del desprestigiado INE, y porque más de un candidato lo citará durante sus campañas y si tiene la posibilidad, exhibirá una foto suya junto a Andrés Manuel. Otra vez, como en 2018, ya se dieron cuenta de su fracaso y de su imposibilidad para derrotar a los candidatos de la mayoría. 

Ah, y por cierto, ya se anunció que el Once, transmitirá, a partir de esta semana, un nuevo programa: De todos modos, John te llamas. 

Y por cierto, en Colima tendremos muy pronto nuestra mañanera colimota. ¿Alguien lo duda? Supongo que a estas alturas todos lo sabemos, hasta quienes vivimos en Comala o en El Trapiche. Buen pretexto para remozar en todos los sentidos, desde el ideológico hasta el técnico, al canal local de televisión. 

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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