El exdirector de Procesos Legislativos del Congreso de Colima, Rumualdo García Mejía, contó en #CarvajalBerberAlAire los entresijos que se suscitaron en el mencionado Poder y que detonaron su salida, que resume en que “desafortunadamente se está replicando lo que vimos en la Legislatura anterior, solo se tardó un año más”, y lamenta que “no pueda ser sano el desempeño de un Poder Legislativo, ante las constantes injerencias indebidas del Poder Ejecutivo”.
Durante la semana, entrevistado por Adalberto Carvajal, el abogado explicó que su salida se dio por la petición que le hizo un diputado de que se modificaran una serie de actas ya publicadas, que en el fondo de todo “es la inasistencia de siete diputados de Morena a esa sesión, a lo que ellos (los diputados) se justifican por ausentarse y queda plasmado en tiempo y forma”, aunque “la intención era que se les juntaran tres faltas injustificadas, llegaran sus suplentes, y le permitieran regresa a Morena” al diputado que pidió esas modificaciones. Al fallar esta estrategia, relata que el mismo diputado que le solicitó modificar actas, pidió su salida.
Quien es su tiempo impugnó la elección de los magistrados del Supremo Tribunal y de los de Justicia Administrativa, pues considera un “derecho de la sociedad de contar con tribunales imparciales y autónomos”, expone que la oposición al crédito detonó que removieran de la presidencia de la Comisión de Gobierno Interno al diputado Vladimir Parra, “de manera irregular”, dice, orquestada por legisladores que “querían que los intereses se movieran al sentido favorable al del Ejecutivo”.
Su salida, reitera, es injustificada, pues “el Congreso es un órgano político, quien pretenda desempeñarse y quedar ajeno de las cuestiones políticas, no puede”, por lo que no oculta que fue afectado por motivaciones políticas, “pero nunca partidistas, políticas sí porque el mismo cargo lo lleva implícito, el tratar con diferentes diputados, provenientes de todas las fuerzas políticas que hay en nuestro estado”. Detalla que, en su caso, “siempre se hizo valer lo que dice la ley, que a veces no le favorecía a algunos grupos”.
Rumualdo reconoce lo que la 59 Legislatura “haya podido hacer”, pues “se tuvo que hacer contra viento y marea, siempre había esa piedrita en el zapato, directa e indirectamente, a través de los legisladores que representan los intereses del Gobernador”; añade que “siempre existía este torpedeo”, por lo que “el hecho de que se haya mantenido la autonomía del Legislativo por casi dos años es algo loable”.
A final de cuentas, considera que “es más rentable (para el Ejecutivo) dejar que las elecciones las gane quien sea, y ya en funciones iniciar el torpedeo”, cuya estrategia parte “desde la Secretaría más idónea, la Secretaría de Planeación y Finanzas”.
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