LOS EXTRAÑOS EQUILIBRIOS DE PERALTA

El gobernador Peralta parece haber enloquecido durante los últimos meses. Como si repentinamente le hubiera afectado un extraño virus y hubiera perdido la razón. Me podrán decir que nunca ha lucido realmente cuerdo, pero ahora parece chivo en cristalería, golpea a diestra y siniestra y parece que no quisiera construir algo, sino destruir todo. 

Cuando por fin consiguió llegar al ejecutivo estatal en su segundo intento, y en mucho, vendiendo a los colimenses la idea de una supuesta cercanía con el entonces ejecutivo federal y con su Secretario de Hacienda y Crédito Público y se divulgó que gracias a esa amistad se haría un rescate financiero del Estado. Los primeros años transcurrieron con su lejanía y con apariciones más bien fugaces por el Estado. Esa imagen fue transmitida así por su propia oficina de comunicación social. El gobernador debía estar en la capital, con sus amigos, disfrutando, perdón, solucionando nuestros problemas financieros. Y lo logró solamente a través de gastos excesivos, nada más. 

Poco interés mostró por Colima, pero resultaba incómodo gobernar con un Congreso sin mayoría, que exigía cuentas y dio un primer golpe legislativo y para que lo lograra tuvo que venir un regalo de Santa Claus (que en castellano, se le conoce como San Nicolás). Nunca intervino para solucionar problema alguno y el Estado fue abandonado a su mala suerte. Y como nunca estaba y nunca tomaba decisiones, no generaba tantos problemas fuera de los ocasionados por su irresponsabilidad, su desenfreno y sus extravagancias. 

Todo se transformó a raíz de la elección de 2018 y el arribo de la 4T. Ya nada tiene que decirnos que debe hacer en la Ciudad de México, pero sigue yendo. A pesar de que su oficina de Comunicación Social ha querido cambiar la imagen de lejanía que antes divulgó, no ha podido lograrlo. Ha malgastado una enorme cantidad de dinero en textoservidores y sicarios mediáticos y su popularidad y aceptación se encuentran en el suelo. Es cuestión de eficiencia, pues, y por supuesto de credibilidad y consistencia. 

En su nueva etapa, se ha peleado con el Ejecutivo Federal y cada vez se va luciendo como más enojado y carente de razones, igual que sucede con los seguidores de FRENAAA. Se envalentona y expresa sus inconformidades con ligereza y sinrazones y caminando por ese camino se encontró con los otros gobernadores inconformes y sinvergüenzas, molestos porque sus negocios y proyectos sufrieron con el nuevo gobierno. 

Algunos negocios se han acabado, como los que tienen que ver con el manejo del puerto de Manzanillo, durante mucho tiempo, proveedor de recursos y obras, desde allí, además, favoreció negocios para sus familiares (y no sabemos si sólo para ellos o también para él). Y de un plumazo, todo cambió, y sus negocios quedaron al descubierto, se denuncian y se investigan. Así las cosas, propició un segundo golpe legislativo. El manejo de la pandemia está convertido en una desgracia, mostrando una curva muy errática, no se hace nada y claro, porque piensa que el virus tiene ideología y le quiere encontrar explicaciones políticas en vez de científicas, pero bueno, eso es problema de la Secretaría de Salud federal. Los muertos y las fosas crecen y crecen, pero son problema de las fuerzas armadas y de la Guardia Nacional. Quiere más dinero y según él, es obligación del Gobierno Federal, proporcionárselo. Y si no obtiene lo que quiere, hace una rabieta y consigue aplausos de sus cuates gobernadores sinvergüenzas y hunde cada vez más al Estado. 

Ahora se abre un nuevo frente: El Ayuntamiento de Manzanillo y el asunto visible, doblar a la Presidente Municipal para que la basura sea gestionada por su primo Pedro Peralta (¿sólo?), como lo hace con los desperdicios que se generan en los municipios del norte del Estado. Toda la fuerza del Estado contra el Ayuntamiento. Se queja de que la Federación oprime al Estado sin que sea cierto, pero el Estado oprime al municipio libre y eso sí es cierto. Esa es su congruencia, pues. 

En su lucha-rabieta contra el Gobierno Federal, el pueblo otorga la razón a la Federación, porque le cree al Presidente y al gobernador no le cree. En su lucha-rabieta contra el Ayuntamiento de Manzanillo el pueblo otorga la razón al gobierno municipal porque le cree a Griselda y no le cree a Peralta. ¿A qué le tira el gobernador? ¿Cuál es su juego? Vendrán ya las elecciones del 21, y no podrá imponernos un sucesor. Ha habido opacidad en el manejo financiero y hay muchos casos sobre los cuales nos debe información, como el asunto de la fiesta de su antiguo Secretario de Turismo, que no se nos olvida. 

Llama la atención la forma sucia como se ha involucrado el director del IMADES, no escribo su nombre porque ni me acuerdo como se llama, en el pleito con el Ayuntamiento de Manzanillo. Ahora obtiene sus cinco minutos de fama vergonzante y en unos meses que sea echado de su cargo se quedará con la ignominia que le durará toda la vida y su amo Peralta, si todo le sale bien, se irá de Colima vivirá fuera del Estado y nunca lo volveremos a ver. Y si las cosas le vienen mal, pues le espera un hotel con el régimen de todo incluido durante mucho tiempo (y al director del IMADES, quizás también). Al tiempo. 

Así las cosas, resulta casa vez más difícil entender el equilibrio que Peralta trata de encontrar, porque lo más sencillo sería decir que es un tonto, pero el juntador de letras no cree en una respuesta tan sencilla, tan simplona, así que, continúo tratando de descifrar el enigma. 

En Colima nos fue mejor con un gobernador lejano y pasivo, pero mejor nos gustaría uno activo que solucionara los problemas existentes, en vez de generar otros donde no los había. Se percibe preocupación entre los colimenses porque, me han dicho, que si no nos mata una bala, nos mata un virus. Y no queremos morir, queremos estar felices y seguros. Señor gobernador, el camino para lograrlo, no pasa por el capricho, la pataleta, el desenfreno, la extravagancia o el enfrentamiento. Se lo diré no con letras que yo junté, sino con otras que le debemos al maestro Miguel Ángel Granados Chapa: Encuentre el camino o hágalo. 

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana. 

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