LOS MEDIOS Y LA ÉTICA II

El nado sincronizado que medios y comunicadores desplegaron para magnificar el que resultó fallido informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), respecto a los costos reales de suspender la obra del aeropuerto de Texcoco, evidencia el comportamiento en los dos últimos años de la prensa mexicana, pero también la conducta de académicos, políticos e intelectuales en defensa de antiguos intereses. En ese contexto, la ética parece ser la gran ausente.
Alberto Nájar, conductor junto a Ernesto Ledesma del noticiero Momentum en Rompeviento TV, plantea la cuestión a los participantes de la mesa de los artistas del 26 de febrero de 2021 (https://www.youtube.com/watch?v=xMlpsdE1rmc&t=193s).
Los actores Damián Alcázar y Claudia Lizaldi, el músico Horacio Franco y el vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas, como invitado especial, abordaron la cuestión de la ética periodística luego que, en la mañanera de ese mismo día, Andrés Manuel López Obrador presentara un video que resumió la cobertura y el enfoque que noticieros de radio, televisión e internet, así como medios impresos, dieron a la noticia de la ASF.
 
LENGUAJE ADECUADO

Lizaldi retoma el hilo de la conversación que ya habían iniciado Alcázar y Ramírez Cuevas (ver entrega anterior). Si bien hubo reclamos por la manera en burla como el presidente contestó a los medios, dice, “me parece el tono adecuado porque hay que hablar el mismo lenguaje. Tenemos que ser muy efectivos a la hora de responder”. No sólo en estos dos años sino desde hace cuatro décadas, hemos estado nadando en un río muy revuelto donde la gran ausente es la ética.
En vez de faltar, debería abundar la ética periodística. Los medios de comunicación no pueden pisar la casa de la gente que los invita, sin limpiarse los pies. Los comunicadores han de tener conciencia que lo que digan tendrá un impacto en el día a día de la gente que los escucha. Si en algún momento Jacobo Zabludovsky hubiera dicho que el fin del mundo sería en dos semanas, a los siete días habríamos tenido desabasto en los supermercados porque lo que él decía era la gran verdad.
Su sucesor en Canal 2, Joaquín López Dóriga, no tuvo ese poder absoluto porque ya no era sólo su voz, sino que empezó a haber muchísimas voces. Pero son tantas que por eso tienen gran efecto las fake news, porque en ese concierto ya no sabes a quién creer. Le crees al que maneja un poco más tu discurso, con el que empatas en la manera de hablar o tiene una actitud y se comporta un poco como tú lo haces.
Las redes sociales son un mundo de tribus. Y debemos tener conciencia de esa dinámica. Ojalá todos informáramos con ética y reveláramos cuál es nuestro objetivo al informar. En función de ese propósito vamos a comunicar, en un determinado tono, usando ciertas imágenes y a un ritmo preciso, sostiene la también modelo.
Alguien que obviamente es experto en comunicación política es el presidente. Y porque él entiende el valor de las palabras, “yo levanto la mano en el tema feminista: las mujeres que protestan no son sólo las de oposición, aunque la oposición se esté colgando del movimiento feminista. Pero si López Obrador insiste en crear una imagen del feminismo como si las mujeres estuvieran haciendo un frente común con los conservadores, seguirá permitiendo que la oposición se cuelgue del feminismo. Y el movimiento, en lugar de detenerse, irá creciendo hasta volverse una ola”.
Tanto las mujeres como el presidente, enfatiza Lizaldi, necesitan tener “clara conciencia de cómo abordamos el tema, y cómo cuidamos las palabras para referirnos al movimiento”. El feminismo es un lenguaje completamente nuevo, un lenguaje que durante muchas generaciones los hombres no han aprendido, porque sus mamás, sus tías y sus abuelas estaban en otra realidad. Hay que aprender ese lenguaje para poder comunicarnos con un movimiento que, si bien es cierto que la oposición puede estarlo utilizando, es real, necesario e imparable.
Volviendo al tema de la ética, dice Claudia Lizaldi, “cuando estoy viendo un video en YouTube o un mensaje en Twitter, me pregunto cuál es el objetivo de ese mar de voces que se expresan en las redes sociales: ¿ganar dinero, fama y likes? ¡Vivimos una guerra de likes! Entonces, ¿qué está ganando esa persona y cómo me conecto con ese discurso?, ¿dónde busco la verdad?”
Con videos como el de esa mañana, aclara Lizaldi, el presidente se comunica utilizando el lenguaje adecuado, porque ese es el idioma que se está hablando. Son eficaces las acciones de comunicación de López Obrador porque responde. Esa es la manera en que hay que hacer las cosas, sentencia la también escritora.
 
PRENSA (NO) CONFIABLE

Horacio Franco recuerda: el mismo lunes que el presidente dijo que tiene otros datos, en una mesa de periodistas con Oriol Malló, Aurelio Fernández y Jesusa Cervantes, Momentum fue el primer medio en advertir la falta de objetividad de la ASF, y lo hizo antes que el propio auditor superior reculara.
“Eso quiere decir que el quehacer de la prensa está dividido. Hay dos tipos de prensa: una en la que podemos confiar y otra en la que no. Por su parte, los ciudadanos están cada vez más politizados. Ese es uno de los grandes logros de la Cuarta Transformación, aunque algunos no lo quieran reconocer. Hasta que acabe el sexenio y vengan las elecciones, vamos a valorar que este gobierno sí está funcionando.”
“Nunca el pueblo mexicano había estado tan al acecho de todas las cuestiones políticas” y, todavía más, “la gente de a pie en su mayoría está apoyando al presidente y a su gobierno”. Es decir, “la gente no se chupa el dedo. Aunque no siempre el pueblo es sabio como dice el presidente porque, a veces, es manipulado y controlado”. Obviamente, la educación no ha permeado a todos los sectores de la población, y el conocimiento avanzado todavía menos”.
El concertista de flauta barroca y maestro del Conservatorio Nacional señala que, aun cuando muchos medios se resisten a informar lo que está pasando, “la gente percibe que el gobierno está haciendo muchas cosas sobre todo por los programas sociales. E independientemente de su conocimiento, cultura general e intereses particulares, la gente está más politizada. Mientras, los medios pierden cada vez más lectores y, por eso, como la oposición están dando patadas de ahogado, inventando noticias falsas, calumniando a los funcionarios o magnificando noticias como cuando Lilly Téllez se fue a otro partido”.
“Los ciudadanos están mucho más conscientes que el presidente hace todo lo necesario para defender nuestra soberanía eléctrica o el litio, recurso verdaderamente invaluable, frente a los intereses de la industria privada extranjera. López Obrador, como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quiere consolidar el abastecimiento interno de la energía y los combustibles.
“La polarización de la prensa es una realidad, pero los medios tradicionales escupen para arriba al no entender que quienes tenemos el poder somos el pueblo. Contra lo que dijo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, cuando cubrió las mañaneras, la prensa convencional ya no es la más importante. Es la prensa que tiene más dinero, sí, pero no es la que tiene mayor credibilidad. Ese liderazgo informativo y de opinión está pasando a proyectos independientes como los de Julio Astillero o Rompeviento TV y a algunos de los personajes de La Octava”, resume Horacio Franco.
 
CRISIS DEL MODELO

Para Jesús Ramírez, “no podemos entender un modelo político y económico de control y apropiación de los bienes públicos y comunes a través del despojo y la violación de derechos humanos, sin el correlato de quienes deslegitiman al gobierno de la 4T”.
Siempre hubo medios de comunicación que solaparon la represión priista. El 2 de octubre ningún medio fue crítico, salvo el periódico Excélsior donde Abel Quezada publicó su cartón en negro. “Venimos de esa tradición sumisa de la prensa, y por eso el presidente López Obrador recuerda siempre el contraste entre la prensa durante la época de Porfirio Díaz y la de Francisco I. Madero”.
Para Ramírez, “vivimos un momento autoritario, de control absoluto, donde había una sola voz, que era la voz del gobierno, y muchos aplaudidores en los medios de comunicación. No por nada, una de las consignas del movimiento estudiantil del 68 era contra la prensa vendida”.
“Hemos pasado de esa subordinación de la prensa y los medios electrónicos, al empoderamiento de las empresas mediáticas para controlar al poder político y fortalecer los intereses económicos que colonizaron a ese poder político en la época neoliberal.”
Este es un proceso mundial, dice el vocero de la Presidencia: “los medios han adquirido tal poder que, como lo vemos en El Financiero o las grandes televisoras, ya no se dedican al negocio de la información o el entretenimiento, sino a la industria de la construcción, la energía o la explotación minera. Esos empresarios han diversificado sus negocios y defienden sus intereses a través de sus medios de comunicación”.
Hablando del tema de la Auditoría Superior de la Federación, la falta de ética periodística llegó a tal grado que los medios pasaron del ataque –del nado sincronizado en contra el presidente por los supuestos sobrecostos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco– a la defensa de la ASF cuando el presidente cuestionó el informe.
“Podríamos hacer otro relato audiovisual de cómo esos mismos periodistas se le fueron encima al presidente cuando dijo que la auditoría tenía errores metodológicos. Luego, cuando David Colmenares Páramo reculó, los mismos periodistas y comunicadores salieron a decir: ‘El presidente ya dobló al auditor superior’. Y pidieron su renuncia porque ‘ya no es digno’, porque no está defendiendo la causa de la oposición ni esos otros intereses de los medios. En su travestismo, al final acabaron diciendo que todo el problema lo originó Colmenares, porque al engañar a todos hizo que los medios cometieran errores.
“El modelo neoliberal tiene su propia ética, pero es contraria a la vida, a los derechos humanos, a la democracia y al respeto hacia la gente. Esa falta de moral los lleva a subordinar toda la vida social y colectiva a la insaciable obtención de ganancia. La ideología neoliberal legitima esa ganancia a costa de los derechos de la gente, de las mujeres en particular o del medio ambiente.
“Y así como legitima el proceso de subordinación del poder político para garantizar esa ganancia, antepone el interés privado sobre el interés público. Por eso se privilegió la idea de la privatización como el mejor modelo para generar riqueza y gestionar los servicios públicos.”
En nota de ese mismo día, The Wall Street Journal nos informó que en Texas la privatización de la industria eléctrica llevó a los consumidores a pagar más de 28 mil millones de dólares en 16 años, sin obtener un mejor servicio que el brindado por empresas públicas en otros estados de la Unión Americana.
Hay, pues, “un debate sobre la ética periodística, sobre el modelo de sociedad y sobre el tipo de gestión pública. Y, ni modo, los medios de comunicación están en el centro de ese debate. Hasta ahora habían sido intocables, pero hoy están compitiendo con las redes sociales y eso no les gusta”, concluye Jesús Ramírez Cuevas.

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