Los muertos, los viajes, los acarreados; sobre todo, las culpas

Casi al finalizar la comparecencia del gobernador Ignacio Peralta ante el Congreso del Estado, comenté con un colega columnista que los diputados habían desaprovechado la oportunidad de revirarle al Ejecutivo estatal que la respuesta a terminar con la inseguridad no está en echar culpas a otros poderes u otros niveles de gobierno, como fue la tónica de Peralta Sánchez durante la glosa de su tercer informe ante el Legislativo.

Empoderado por más de 200 burócratas que la verdad daba igual si iban a su lugar de trabajo o acudían cual porristas a vitorear al gobernador y/o cual porros a denostar las intervenciones de los actores políticos más críticos al gobierno estatal (porque de todos modos vamos a seguir siendo el traspatio del quinto mundo, que 1 mil 600 horas hombre no van a cambiar), Nacho Peralta sabía que los temas más lastimosos eran la cantidad de muertos que denigran nuestras calles cada día, y no, no el excesivo gasto de sus traslados constantes en avión, los cuáles terminó aceptando, sino la percepción social de que es un gobernador viajero que rara vez está en Colima, como la que permea en el grueso de la sociedad colimense.

No fueron pocas las ocasiones en las que el gobernador se defendió de los embates de algunos legisladores (especialmente PAN y MORENA), pidiendo que el tema de la seguridad no se usara de manera política, olvidando que la agenda de sus medios lo utilizó de manera constante en los primeros tres años de su gobierno, cuando le tocó convivir por primera vez con municipalidades de siglas distintas. El reclamo ciudadano de aquellos que no iban bajo membrete y pago del gobierno estatal (a la voz de “¡renuncia Nacho!”), tenía que ver siempre con el estado de indefensión que tiene la población colimense ante la inseguridad.

El tema duele no solo a las familias de las víctimas, sino al Poder Ejecutivo; cuando Vladimir Parra le reclamó que nunca cumplió la promesa de vivir felices y seguros, Peralta Sánchez le reviró recordándole que los diputados de MORENA también deben cumplir las promesas de campaña relativas a la austeridad, “y así se los vamos a exigir”; para salir del apuro, cualquier excusa es válida.

Y pretextos hay muchos, también para cuando se trata de responder al reclamo de que la sociedad colimense lo considera un gobernador ausente que viaja mucho, como lo hizo el diputado Francisco Rodríguez, quien incluso llegó a solicitar un juicio político en contra del Ejecutivo. En su réplica, Peralta Sánchez terminó revelando que, por motivos familiares, cada domingo está en la CDMX, y según sus propias palabras, paga esos viajes de su bolsa. Pero el clamor social es despiadado, y cuando su estrategia de defensa sugería victimizarse como el único gobernador del país que no tiene avión privado, desde las alturas, en mofa, se oyó un “¡¡pobrecito!!”. Esa es la percepción social de sus constantes viajes…

La comparecencia nos dejó sin conocer el porqué de la falta de medicamentos en los centros de salud. El Ejecutivo consideró dicha falencia un asunto estructural en la que se “está trabajando”, aunque el vendaval de reclamos que se dieron en el lugar sobre la ausencia de personal médico en las comunidades, es un sentir que debe anotar en su agenda inmediata.

Uno de los momentos más abruptos en las respuestas del Ejecutivo, tienen que ver con los reclamos de opacidad y falta de transparencia. Casi se queda sin voz cuando explicó que los documentos de los terrenos de la Zona Militar se transparentaron hace más de un año; y cuando le tocó rebatir que Colima sea la entidad menos transparente, ¿qué creen?, pues echó la culpa a los municipios.

Se vienen las comparecencias del gabinete estatal, y visto lo de hoy, será toda una semana sin actividades de oficina para gran parte de la burocracia estatal. Nacho Peralta, quien se sintió halagado y dichoso por el acompañamiento de sus súbditos, desestimó la petición de descontarles el día. Bien hecho; para qué meterse en embrollos administrativos, si una vez terminadas las comparecencias Colima seguirá sumergido en la mediocridad, con secretarios estatales que ya vieron la estrategia: echar culpas… ¿Ir a presenciar ese circo podrá catalogarse como un placer culposo?

 

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