LOS PRIMEROS 62 DÍAS

Con todo y que sea un alburero porque, según la respuesta que dio la Academia Mexicana de la Lengua a mi consulta, “meterla doblada” sí tiene en México una connotación sexual, no hay duda que fue un acierto del presidente López Obrador designar director del Fondo de Cultura Económica a Paco Ignacio Taibo II.

El novelista y biógrafo no sólo está al frente del FCE sino que encabezará una alianza entre esa editorial, distribuidora y cadena de librerías con las tiendas de libros y artesanías Educal y la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura federal.

Esta fusión se logrará una vez que se analice la política laboral de los diferentes organismos del sector del libro, buscando evitar la duplicidad de funciones.

El jueves 21 de marzo de 2019, a 62 días de haber asumido el cargo, Taibo II rindió una suerte de informe de labores “a la prensa, sobre todo a la gente”, luego que el miércoles por la tarde la información fuera revisada por el órgano interno de control de la editorial.

De acuerdo a la nota de Mónica Mateos-Vega para La Jornada (https://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/03/21/el-fce-ya-puede-donar-libros-antes-lo-prohibia-la-ley-taibo-ii-7281.html), a partir de este jueves y a raíz de los cambios estatutarios que se aplicarán al Fondo, la editorial estará en condiciones de donar libros, algo que no se podía hacer por ley.

‘‘No llegamos a gobernar, sino a militar con los libros”, dijo el escritor al detallar los resultados de su gestión. Y resaltó que han conseguido los derechos para coeditar las obras de John Dos Passos, Ryszard Kapuscinski, Norman Mailer y Jorge Semprún, entre otros importantes autores que se incorporarán a una colección popular cuyos libros deberán costar menos de cien pesos.

PIT II relató que desde su primera conversación con López Obrador acordaron cambiar la estructura estatal del libro, con el objetivo principal de llevar la lectura a todos los rincones del país. Bajo esa premisa, comenzó por recuperar los librobuses, de los cuales ya se encuentran en circulación seis de los siete que no funcionaban cuando asumió las riendas del FCE, resume Mateos-Vega.

NO A LA DESTRUCCIÓN DEL LIBRO

‘‘Hemos seguido al pie de la letra nuestra primera máxima: no destruir ningún libro”, continuó Taibo al informar sobre el arranque de su gestión, ‘‘es por ello que se detuvieron todos los procesos de ‘desincorporación’, que era el término elegante para describir que los libros se convertirían en pulpa de papel. Nos encontramos con que el año pasado se destruyeron 132 mil libros, ¡las instituciones estaban destruyendo libros! Cuando descubramos quién decidió ‘desincorporar’, difundiremos su foto con la leyenda ‘famoso destructor de libros’. Ahora no lo haremos ni locos, fusilaremos al primero que destruya un libro de nuestro aparato”, cita La Jornada.

Entre otros puntos, en el FCE se concluyó con los contratos que tenían con empresas que incumplían con dar prestaciones de ley a los trabajadores, por ejemplo, la que les daba servicio de vigilancia.

Insistió en que el Fondo no tenía una ‘‘política popular” respecto de sus ediciones; ‘‘sólo surtía y lo hacía bien a las academias universitarias con libros de texto, que tenemos que preservar, pero necesitábamos colecciones populares”.

‘‘Vamos a renovar los Breviarios, que estarán en librerías a fines de abril y principios de mayo, serán libros para leer y no ‘sobaqueros’ cuya función es sólo que los compañeros piensen que lo estás leyendo. No, nuestros libros serán para leer. Vamos a publicar ciencia ficción fascinante, libros de historia y lanzaremos un proyecto de coediciones con Era, Planeta, Anagrama, Edasa, Alianza, la Ibero y Random House para bajar los precios de los libros que se importaban de Europa en euros. Esperamos que ahora cuesten menos de 100 pesos; no sé si lo lograremos, pero esa es la idea.”

Respecto de las 11 filiales que la editorial tiene en el extranjero, reiteró que durante las administraciones anteriores resultaron ‘‘un fracaso económico, con pérdidas de un millón 300 mil dólares al año”.

Taibo II dijo que despidió a nueve de los 10 directores de esas librerías en otros países y se encuentra en proceso de contratar a nuevos encargados.

NO ES COMPETENCIA DESLEAL

Respecto a lo dicho por Carlos Anaya Rosique, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en el sentido que la estrategia de bajar el precio del libro es competencia desleal y no asegura el incremento de lectores, Taibo II le respondió: ‘‘¿Competencia desleal? Todas las librerías grandes de este país han practicado descuentos. Todas las editoriales han practicado operaciones de saldo, entonces, ¿qué me vienen a decir? ¿Que abaratar el precio de los libros no crea lectores? Con colecciones como Vientos del Pueblo, les aseguro que se van a crear lectores cuando los libros lleguen a comunidades donde hay un nivel de lectura formal, pero no de tradición lectora.

‘‘Vamos a seguir bajando los precios de los libros para que todos los mexicanos puedan leer sin rascarse los bolsillos más de una vez. Pusimos cien títulos en ocho pesos, y la semana siguiente pusimos en 49.50, ciento y tantos títulos, y luego en 20, y sigue. Vamos a seguir haciéndolo.”

Es falso, sostiene Taibo, que bajar el precio de los libros afecte a los escritores en el pago de sus regalías, ‘‘y por cierto, el FCE no pagaba adelantos a los autores, ya resolvimos eso”.

Taibo II confirmó que el FCE ya no participará en el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, pues esa colaboración ‘‘estaba empaquetada dentro de una cosa que se llamaba patrocinio oro, y no le entramos. Tenemos que resolver por nuestra cuenta el problema del hospedaje de los autores que llevamos, apoyaremos de manera importante el fomento a la lectura, así que reducimos los gastos en Guadalajara de manera drástica: desapareció el cóctel y la publicidad. Lo informamos en una reunión muy amable con la gente de la FIL. Se lo esperaban”.

Y acerca de las colecciones para niños, el director del FCE dijo que siguen y que participarán en la organización de dos ferias internacionales del libro infantil y juvenil, ‘‘una en el norte y otra en el sur del país”.

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