LUNA DE SANGRE

Se acabó la luna de miel. No sólo en el Ayuntamiento de Colima, también en Coquimatlán se hizo patente la pugna entre PRI-PAN. Una alianza por demás insólita. Por décadas estos partidos se disputaron los cargos de gobierno y representación popular en la entidad, pero ante el advenimiento de Morena encontraron que sus coincidencias ideológicas, en la derecha, son mayores a sus diferencias personales.

Sin embargo, son los intereses personales los que están aflorando en la disputa por los cargos de la administración municipal de Coquimatlán. La vertiente panista de la planilla, por un lado, y la afluente priista de lo que hoy es la mayoría en el Cabildo, por otro, prometieron ‘chambas’ y ‘aviadurías’ a sus respectivos simpatizantes.

Y en un gobierno municipal donde al alcalde Luis Gerardo García Olivares se le ve como una figura temporal, definir quién será el secretario, el oficial mayor y el tesorero es clave para poder acomodar a toda la gente con la que los regidores hicieron compromisos.

Por las redes sociales nos enteramos que el Cabildo se negó el miércoles 16 de octubre, durante la primera sesión ordinaria, a avalar el nombramiento del exalcalde Salvador Fuentes Pedraza como secretario del Ayuntamiento, de Salvador Pérez como tesorero y de Paola George como oficial mayor.

Ante la negativa, particularmente de Fuentes –dicen los voceros del ala priista–, el jovencísimo presidente municipal (tiene 20 años) “se emberrinchó” y abandonó el recinto. No convocó a sesión hasta la mañana del viernes 18, cuando el Palacio Municipal amaneció cercado por las huestes y la reunión ordinaria se tuvo que realizar en la Casa de la Cultura.

El único nombramiento que se desahogó fue el de la nueva Juez Cívica, Yeimy Bustos Rodríguez. El miércoles habían aprobado a la oficial mayor, Nancy Rincón, después de cambiar propuesta al menos una vez. Y desde las primeras horas del 16 de octubre, el alcalde había extendido el nombramiento del director de Seguridad Pública, necesario para rotar el mando en la fuerza policial. En el transcurso de las horas designó a la juez de Paz, pero quedaron pendientes secretario, tesorero y contralor, cargos que deben ser aprobados por el Cabildo.

Según los voceros del ala panista, los regidores del PRI que compartieron planilla con el candidato propietario Carlos Chavira George y su suplente García Olivares, incumplieron los acuerdos que habían hecho con sus aliados. Y afirman que las manos de Francisco Ánzar Herrera, otro exalcalde de Coquimatlán y ahora secretario del Ayuntamiento en Colima, están metidas en el sabotaje a Chava Fuentes.

Entrevistada el jueves en el noticiero de la 99.7[1], la síndica Evelyn Rosales Ochoa justificó la decisión de bloquear a Fuentes Pedraza con el argumento de que, siendo un cabildo ‘joven’, otros coquimatlenses de esa edad merecen oportunidades. En pocas palabras, Chava será muy experimentado pero a ella, en el acuerdo entre partidos, le prometieron sangre nueva.

¿SANGRE NUEVA?

Hasta que Leonor Alcaraz como candidata de Morena rompió ese movimiento pendular, priistas y panistas se habían venido reemplazando en la alcaldía de Coquimatlán en ciclos más o menos regulares. Por ejemplo, tras la derrota de Alfredo Rocha en 1994, hubo tres ayuntamientos de mayoría blanquiazul seguidos de otros tres de filiación tricolor.

En los trienios que siguieron, Coquimatlán aportó a la clase política de ambos partidos figuras que, en más de un caso, siguen participando en la vida pública estatal. Uno de ellos es Chava Fuentes, quien en su tiempo hizo grupo con los hoy dos cuadros más importantes del PVEM: Virgilio Mendoza y Gabriela Benavides.

Estamos hablando de cuando el actual senador y la diputada federal estaban en Acción Nacional. Primero se fue Virgilio, para ser diputado federal, pero Gaby se quedó un trienio más en el PAN como alcaldesa de Manzanillo. Fuentes no siguió a sus amigos al Verde –que en ese momento era aliado del PRI–, y mucho menos del Ecologista al Movimiento de Regeneración Nacional.

Otro político que se bañó en Los Amiales es Pancho Ánzar. Miembro de una dinastía cenesista, fue dirigente estatal de la Liga de Comunidades Agrarias, alcalde, diputado local y presidente del Partido Revolucionario Institucional en el estado. El Tamacuas sigue los pasos de José Delgado Magaña, otro exedil coquimatlense que fue secretario en el ayuntamiento que presidió Carlos de la Madrid en Colima y, luego, también con el finado mandatario, secretario general de Gobierno. Así que sangre nueva de coquimatlenses, en el municipio capitalino no va a haber. Y eso que le hicieron el reproche al alcalde Riult Rivera por revivir dinosaurios.

DISFRUTEN LO VOTADO

En una columna anterior, especulábamos sobre las razones por las cuales la planilla que ganó la elección municipal en Coquimatlán aceptó que el suplente tomara protesta como alcalde, ante la imposibilidad de que lo hiciera el candidato propietario, Carlos Chavira. Como se sabe, éste se encuentra detenido, sujeto a un proceso judicial por abuso sexual y pornografía infantil.

Una posibilidad que se menciona en los corrillos políticos es que, todos los intereses de uno y otro partido involucrados en el nuevo ayuntamiento, daban por hecho que podrían manejar a Luis Gerardo como presidente municipal.

Un morenista me informó que, ante “el vacío legal”, optaron por aceptar que el suplente rindiera protesta. Esa era la única manera de que al resto de los regidores se las tomaran, puesto que no está contemplado que el síndico lo haga en sustitución del presidente municipal electo.

Sin embargo, como se vio en las primeras sesiones del Cabildo, la alcaldía en manos de Luis Gerardo García resulta inconveniente para los priistas y hasta para los morenistas, fundamentalmente porque implica dejar abierta la puerta para la integración de Carlos Chavira al frente del Ayuntamiento… en caso que lo absuelvan.

Sólo una sentencia condenatoria le quitaría los derechos políticos que, aun en el juicio, conserva Chavira George. En el nuevo sistema de justicia penal, el individuo ya no es presunto culpable cuando lo indica la Fiscalía, sino que se mantiene la presunción de inocencia hasta que la revoque un juez. Y, aun vinculado a proceso, los derechos políticos no se pierden hasta que se emita una sentencia condenatoria.

Existe la posibilidad de que Carlos Chavira quede en libertad condicionada. En esa situación sí perdería sus derechos políticos, porque el juez o un tribunal en segunda instancia sin dejar de encontrarlo culpable le está permitiendo purgar su condena fuera de la cárcel por una reconsideración a la gravedad del delito, no por encontrarlo inocente. Si eso ocurre, aun cuando lo volvamos a ver paseándose por Coquimatlán, no podría reclamar la presidencia municipal que obtuvo en las urnas.

Porque de que ganó, ganó. Más allá de la responsabilidad penal que le puedan imputar, debe privilegiarse la voluntad popular. Y la gente decidió, al margen de una valoración moral, que su alcalde sea ¡Chavira!

Como no se han cansado de decir en la oposición: ¡Chigüilineros, “disfruten lo votado”!

¿SEGUNDA VUELTA?

Dado lo inédito del momento, algunos observadores de la crisis de gobernabilidad en Coquimatlán llegaron a pensar en convocar a nuevas elecciones.

En ese sentido, la opción que tenían los regidores para que Luis Gerardo no rindiera protesta y, de este modo, no pudiese garantizar la eventual incorporación de Carlos Chavira como propietario de la fórmula, era que ninguno de los regidores de la planilla ganadora se presentara a la sesión del martes 15 donde la alcaldesa saliente le tomaría la protesta a García Olivares.

Eso habría obligado al anterior cabildo a permanecer en funciones en tanto el Congreso local designaba a un consejo municipal (que, entiendo, podría estar formado por los mismos ediles salientes) y se convocara a una elección extraordinaria.

En ese escenario, el resultado podría no ser el mismo que fue en la elección ordinaria: Morena, seguramente, revisaría su decisión de postular a Leonor Alcaraz para un segundo periodo. Y la coalición PRI-PAN, incluso prescindiendo de Chavira y García, tal vez ahora sí tendría que pagar los costos políticos de un candidato a quien, en la segunda vuelta, no le sería tan sencillo hacerse pasar como víctima de un proceso penal con trasfondo político.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com


[1] ‘En el ayuntamiento lo que hay es falta de acuerdos: Evelyn Rosales’. Edgar Badillo, 17 de octubre de 2024. https://www.youtube.com/watch?v=yIQki0qNv5Y

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