MALDITAS REDES SOCIALES

En diversas ocasiones el presidente López Obrador ha acusado a las plataformas digitales de facilitar campañas de la derecha en contra de su gobierno, y de permitir la difusión de noticias falsas simulando una conversación orgánica de temas que, en realidad, si acaban convirtiéndose en trending topic es por el uso de bots, observaba en mayo de 2020 Gaby Tlaseca, conductora en ese momento del programa Malditas Redes Sociales que se transmitía en Canal 22.
A raíz de que el presidente le pidió cuentas a las redes sociales, se generó una conversación en torno a lo que López Obrador llamó campañas maliciosas en su contra con el uso de robots. El presidente señaló que pediría cuentas a Twitter y Facebook por los ingresos que reciben al vender publicidad y albergar campañas de desprestigio en contra del gobierno mexicano, específicamente, por el tema del coronavirus. Twitter le contestó al mandatario que no recibe ingresos por automatización maliciosa e, incluso, aseguró que pelean todos los días contra los bots. Pero Facebook prefirió guardar silencio.
Para analizar la cuestión Tlaseca conversó con Julio Hernández López ‘Astillero’ sobre el papel que cumple el periodismo frente a la infodemia, y con la directora del IMER (Instituto Mexicano de la Radio), Aleida Calleja, sobre el papel de los medios públicos en esta epidemia de desinformación que se extiende por el ecosistema mediático y, en forma dramática, por las redes sociales.
En esta entrega transcribimos la parte de la charla que corresponde al diálogo entre Gaby Tlaseca y Julio Astillero el 11 de mayo de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=wt0zQt2Mj3Q&t=64s), la cual arrancó exponiendo cómo ese reclamo de López Obrador a las plataformas se convirtió en tendencia por la cantidad de comentarios a favor y en contra del presidente.
 
PERIODISMO E INFODEMIA

¿En esta era de los bots y predominancia de las redes sociales, cuál es el rol del ejercicio periodístico, en especial el papel que juega el periodismo de investigación?, pregunta la conductora.
“El tiempo ha ido reivindicando la tarea del periodismo en cuanto a aportar ecuanimidad, equilibrio y profesionalismo” a la información y la opinión, responde Julio Astillero.
“No es tan fácil, sencillo ni automático que los beneficios de la participación de los ciudadanos que suben información a las redes sociales, tenga las características de la información recogida y procesada de manera profesional.
“De ese esquema donde las redes sociales tenían una condición benéfica y muy promisoria, porque ahí se daba a conocer la información que los medios convencionales de comunicación no abordaban, distorsionaban o abiertamente ocultaban, se ha pasado a un momento en el cual, la verdad, buena parte de la comunicación en redes sociales está envenenada.
“De esa etapa en la cual las redes sociales propiciaban el acceso a una información más libre y un debate más sano en términos políticos, ideológicos y culturales, pasamos a expresiones tóxicas de odio, a la distorsión y falseamiento de noticias, que están impidiendo continúe la etapa promisoria y benévola de las redes sociales.
“Hoy las redes se han convertido en una instancia fangosa que, con frecuencia, sirve a intereses políticos de uno y otro bando ideológico”, resume el autor de la columna Astillero de La Jornada y conductor de diversos espacios en las redes sociales bajo la marca Julio Astillero.
 
COMUNICACIÓN INORGÁNICA

Tristemente, muchas veces esa conversación tóxica ni siquiera es orgánica, comenta Tlaseca. Es decir, no son campañas impulsadas por personas reales que tienen una cuenta en las redes sociales, sino que son tendencias impulsadas por robots y, en todo caso, por personas que se dedican a manejar esas granjas de bots con fines publicitarios o propagandísticos, por parte de un bando o de otro.
“En efecto, las redes sociales se han convertido en un campo de guerra ideológica, política y propagandística. Factores de poder de diferentes bandos, los enquistados en el poder en turno y los que se les enfrentan, están sumidos en una reyerta constante. Esta confrontación produce una distorsión de la realidad y adultera el sentido de lo que se dice en las redes”, expone Astillero.
 
ESTRATEGIA MERICOLÓGICA

¿Cuál es el papel que juega el periodismo frente a la desinformación?, quiere saber Tlaseca. Hay que admitir que las famosas fake news son una realidad. Y a veces los periodistas nos vemos relegados ante la velocidad con la que circula la desinformación en las redes sociales.
“Además de la velocidad con la que circulan –reflexiona Astillero–, hay que lamentar la perversión que generan aquellas cuentas y programas en redes sociales donde abiertamente se magnifican o se exageran los puntos negativos o positivos de ciertos asuntos, todo para quedar bien con la audiencia.
“Yo he llamado a este tipo de influencers neochayoteros, porque sacrifican cualquier atisbo de veracidad para acomodarse a los deseos del público, para propiciar los clics que les darán monetización. Ganan dinero acoplándose a lo que la audiencia quiere escuchar, pero de ninguna manera se puede decir que ejercen el periodismo. El suyo es más un ejercicio de merolicos que de informadores.”
 
EJÉRCITOS DE BOTS

Hay una guerra por la percepción, por ganar adeptos en las redes sociales, no en el mundo real. Y se paga por generar esta percepción, demeritando la conversación orgánica y la opinión pública, apunta Gaby Tlaseca.
Para Julio Astillero, “como en todo proceso de construcción del poder político, es decir, de acceso a cargos de representación popular y del ejercicio de ese poder, hay factores económicos que apoyan esos proyectos. Y en este caso hay políticos que, con soporte económico, están propiciando las granjas de bots.
“En estas campañas hay mucha gente trabajando para propiciar información en un sentido o en otro, porque finalmente es la guerra por el poder político y por el ejercicio de ese poder en términos personales, de concesiones y asignaciones diversas. Ahí es donde se entremezcla el poder político en detrimento de la verdadera información.”
 
RESISTIR PRESIONES

Como periodistas muchas veces nos vamos con la inercia, reconoce Tlaseca. Tenemos contacto con nuestras audiencias a través de las redes sociales y vamos siguiendo tendencias que, muchas veces, están impregnadas de ideología. ¿Hacia dónde debería ir el periodismo para cumplir su función?
“En estos momentos, como en otros de la historia del periodismo, la obligación del buen periodismo, estos es, del periodismo crítico, informado, inteligente e independiente de los poderes, es justamente resistir las presiones de quienes quieren censurar o acallar la expresión de información y de opiniones, como también la de aquellos que quieren sumarte a su causa y obligarte a forzar o distorsionar la información para quedar bien con ellos.
“La obligación profesional del periodista es resistir esas presiones diversas, insistir en la necesidad del verdadero periodismo, buscar el equilibrio y ser capaces de brindar la información de ambas partes. Y cuando se ejerce el periodismo de opinión, hay que tener la capacidad de decir lo que se cree y se piensa más allá de las presiones que se dan en estas redes sociales.”
 
HASTA DONDE TOPE

¿Debemos seguir pujando para que las redes sociales sean un espacio libre de censura o llegó el momento de regular el quehacer dentro de las redes sociales? Ya hay varias propuestas en el Congreso, ¿qué opina Julio Astillero de ellas?
“En términos generales, el ejercicio en las redes sociales es y debe seguir siendo de una gran libertad. Libérrimo hasta donde choque con la calumnia y la difamación, hasta donde la libre expresión no genere un daño a terceros.
“No debe existir ninguna restricción y la competencia entre las propias empresas ayudará a seguir abriendo espacios para participar en una o en otra red”, comenta el columnista.
 
JUEGAN A VICTIMIZARSE

Por esos días era trending topic el tema de la censura, contextualiza Gaby Tlaseca. Periodistas como Carlos Loret de Mola acusaban al gobierno federal de una campaña para estigmatizarlo como Lord Montajes, por su participación en la recreación que Luis Cárdenas Palomino hizo de la detención de los supuestos líderes de la banda de secuestradores Los Zodiaco, Israel Vallarta y Florence Cassez.
Otros periodistas decían estar siendo objeto de censura en sus cuentas por parte del mismo gobierno federal, no obstante que éstas las maneja directamente Twitter México (si bien es clara la posibilidad de congelar cuentas en todas las redes sociales a través de las denuncias por contenido inapropiado). ¿Qué opina Julio Astillero de esos periodistas que quieren generar ciertas percepciones en las redes sociales?
“Es muy frecuente la victimización, la exageración, el decir que me están censurando, que me están cortando el internet, el acceso a las redes. En el caso específico de Loret y de LatinUs, no hay tal censura. Son tretas que se usan para generar esa expectativa de ser perseguido por el poder o por ciertos poderes.
“Es importante evitar ese tipo de victimizaciones, salvo en casos especiales que de manera probada y comprobada se pueda demostrar que hubo censura. Sería terrible que hubiera censura del Gobierno, pero también es terrible que haya periodistas que jueguen a aumentar su audiencia y popularidad mediante noticias falsas.”
 
NO ALIMENTE A LOS MENTIROSOS

¿Y los lectores qué deben hacer para no ser víctimas de este tsunami informativo, de esta avalancha de fake news en las que estamos inmersos?, pregunta finalmente la conductora de Malditas Redes Sociales.
A Julio Astillero le resulta “fundamental que el propio público no alimente esos programas, que los lectores no crean esas versiones que apuestan a la mentira abierta y tratan de analizar al vapor las cosas, siempre para decirle a la audiencia que los está escuchando lo que quiere oír”.
“Es una obligación del usuario de las redes seleccionar su información, criticarla y castigar aquellos programas, versiones e informaciones que evidentemente están siendo falsificados y usados para otro tipo de fines”, concluye el columnista.

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