“En materia de manipulación –sostiene Rafael Barajas, ‘El Fisgón’, en su sección de El Chamuco TV–, nuestra mente se mueve en universos paralelos. En todos los universos, en todos los tiempos, los poderosos han buscado censurar, controlar y manipular la información. En nuestro universo, con el internet la censura se volvió impracticable. Pero, en la era de las computadoras, los videojuegos y las redes sociales, surgieron nuevas técnicas para controlar la información y manipular a la gente.
“En México, como en todo el mundo, las grandes empresas de comunicación, los intelectuales del viejo régimen y los políticos más sucios invierten millones en investigar cómo manipular a la opinión pública mediante operaciones psicológicas.
“Estas operaciones están dirigidas a la parte más inconsciente del cerebro, a los miedos y aspiraciones más irracionales de nuestra mente. No buscan que reflexionemos la información que nos dan, sino estimularnos con esa información para manipular nuestros sentimientos y afectos.
“Estas operaciones psicológicas se hacen en todo el mundo y son una nueva forma de guerra de control dirigida a la población. En 1991, el teórico de la guerra Martin van Creveld publicó el libro La transformación de la guerra donde plantea que la población puede ser controlada mediante una guerra que manejaría una mezcla de propaganda y terror.
“En las operaciones psicológicas y mediáticas, un actor político honesto puede ser convertido en el peor de los canallas y, el peor de los delincuentes, puede convertirse en un héroe. Una decisión espeluznante puede ser presentada como un logro humanitario y una política sensata como un acto criminal.
“La forma más eficaz de combatir estas operaciones psicológicas es denunciarlas, mostrar cómo nos manipulan. Por eso, quienes las hacen siempre dicen que las campañas de desinformación no existen, que los golpes blandos son un invento de mentes paranoicas y enfermas. Sin embargo, estas campañas de manipulación suelen ser masivas y muchos en este universo las hemos visto.
“Hace poco, el New York Times publicó un artículo en el que un youtuber de extrema derecha cuenta cómo hacía campañas de odio. La técnica era sencilla, dice: ‘céntrate en el conflicto, alimenta el algoritmo, asegúrate de que todo lo que produces refuerce una narrativa, no te preocupes si no es verdad’.”
Y concluye El Fisgón con una serie de preguntas: ¿usted ha visto este tipo de campañas?, ¿lo han tratado de manipular?, ¿ha sido testigo de cómo los locutores más desacreditados se presentan como los grandes defensores de la libertad de imprenta?, ¿no ha visto nunca a los periodistas e intelectuales más deshonestos hacer campaña contra gente honrada?
COMUNICACIÓN CONSIGO MISMA
En la emisión del domingo 25 de abril del programa que coproducen Canal 22, TV UNAM y Once TV (https://www.youtube.com/watch?v=m86HD8mUYnU&t=4s), los moneros (José) Hernández, (Antonio) Helguera y Rapé (Rafael Pineda) tuvieron como invitado al periodista Jorge Zepeda Patterson.
Retomando la idea de esta disputa profunda entre dos modelos de nación contrapuestos, Helguera pregunta si, quienes trabajamos en medios de comunicación, realmente estamos comunicando o transmitiéndole a la gente las reflexiones y datos necesarios para que se entienda la coyuntura.
En lugar de estar enfrascados en escaramuzas por tonterías que es lo que la mayoría de los medios hace a diario, deberíamos estar informando a la gente y dándole elementos de análisis para entender el momento que estamos viviendo, sostiene el caricaturista.
Para Zepeda Patterson, “la responsabilidad fundamental del periodismo de nuestro tiempo es comunicar a una parte de la comunidad consigo misma. El abismo se está ensanchando y el único diálogo que se da en estos momentos es el intercambio de insultos. Ya ni siquiera oímos argumentos. Y, en ese sentido, cada una de las dos partes considera a la otra la versión equivocada, no una noción del mundo distinta”.
“Estamos creando una casa donde no cabría el otro, pero por desgracia vamos juntos en esta nave. Me encantaría que algunos de los que podría dar nombre y apellido vivieran en otro país, sin embargo, tenemos que tratar de entendernos de alguna manera y encontrar un espacio a medio camino.
“Evidentemente, tenemos que negociar y negociar. Eso supone tratar de entender del otro aquello que puede ser aceptable, y hacerle ver por qué es inaceptable lo que no podemos asumir. Pero también viceversa.
“Y sí, medios y periodistas tenemos aquí una responsabilidad inmensa para no dejarnos llevar por este río de militancias. Los periodistas no debemos ser militantes. Y qué pena, pero muchos de estos medios tradicionales lo son. Basta ver las portadas de algunos periódicos convertidas en ataques unilaterales. Simplemente, distorsionan la realidad o quieren ver el negro del arroz. Desde luego hay errores y defectos en la administración, pero estos medios informan sólo de aquello que pueda perjudicar la imagen del gobierno.
“López Obrador tiene en parte responsabilidad de esta polarización. Por eso me quedaría con el Andrés Manuel del discurso inaugural donde el nuevo presidente convocó a todos los mexicanos, por encima de nuestras diferencias, a hacer un paréntesis y mirar por los pobres. Esa sigue siendo una convocatoria que podría convencer a muchos, a condición de no ver al otro como adversario.
NO SON TAN IMPORTANTES
Debe buscarse este diálogo, coincide Hernández, pero con un mínimo de requisitos. Y uno de ellos, en el caso del periodismo, es la ética, la honestidad periodística. Muchos periodistas y analistas no están jugando con ética.
Con lo desprestigiados que quedaron los partidos tras la elección de 2018, los actores políticos se refugiaron en los medios. Y algunos de estos, como Reforma, renunciaron a hacer periodismo y están haciendo política, pero con deshonestidad periodística. Es frecuente ver columnas, sobre todo en Reforma, donde el analista empieza poniendo una premisa falsa. Y con base en ella hace un análisis que, evidentemente, resulta equivocado.
Jorge Zepeda Patterson, a juicio de los moneros, uno de los pocos columnistas que en verdad analizan objetivamente lo que está pasando, ¿cómo ve la actitud de los periodistas que actúan sin ética?
“Son varios los periodistas, columnistas y medios completos que ya están prácticamente en la militancia, tratando de neutralizar las políticas de la 4T. Quieren detener a López Obrador y, si es posible, dar un golpe de timón en las elecciones intermedias. Insisto, están en la militancia política porque hace rato que dejaron de hacer periodismo.
“Por otro lado, hay que decir que esos columnistas son mucho menos importantes de lo que podríamos creer, les asignamos demasiada importancia. Aunque estoy en desacuerdo en diversos puntos con el presidente, coincido con él en la mayor parte de sus banderas. Si no hubiera un López Obrador habría que inventarlo, porque el país lo necesita. Le urgía un giro, un cambio, México ya no podía seguir por donde iba.
“Ahora bien, en términos tácticos el presidente gasta demasiado tiempo en Loret de Mola, Brozo y Reforma. Hay cosas infinitamente más importantes en el país como para que el jefe del Estado esté dedicado a sus críticos.
“Si fueran tan importantes, López Obrador nunca habría llegado a la presidencia. Es decir, ni Televisa, TV Azteca ni todos esos medios y columnistas estuvieron jamás de acuerdo con él. No obstante, Andrés Manuel ganó con más del 50 por ciento de los votos y hoy lo aprueba más del 60 por ciento de la población, a pesar de toda la mierda que, durante dos años, esos medios de comunicación le han estado tirando.
“El mandatario de la nación tiene cosas muchísimo más importantes que hacer. Sólo le quedan tres años para transformar este país. No puede seguir insistiendo, un día sí y otro no como lo ha hecho a lo largo de estos 700 días de gobierno, en que Reforma no lo quiere. De entrada, eso ya lo sabemos y, por lo demás, hay mil cosas más importantes en qué ocuparse.”
UN PASTEL MÁS GRANDE
¿Y no será que AMLO ha mantenido sus niveles de aceptación precisamente porque se ha enfrentado a esos medios?, le pregunta Hernández.
“Es un buen punto en el cálculo político. Esta polarización que parece alimentar el propio presidente con sus llamados a estar con él o contra él, ha dividido políticamente (en dos partes desiguales) a la sociedad mexicana porque eso le es muy útil a López Obrador.
“Es la clave, la polarización permite mantener esos niveles de fervor. Mucha gente siente que, por vez primera, hay alguien en Palacio Nacional que habla en su nombre y en contra de los abusadores que les han llevado esta situación.
“Hasta ahí, todo estaría perfecto. El problema es que quienes integran el otro tercio y monopolizan el polo opuesto, esos mismos que la han pasado muy bien durante décadas, al final son decisivos en la parte económica. Y aunque en lo político al presidente le vaya estupendamente con esa polarización, en lo económico compromete mucho las bases de la estrategia para poner en actividad al mercado y a la iniciativa privada (IP) que, al final, es responsable del 75 por ciento del PIB (producto interno bruto) de este país.
“Si no crecemos el pastel, hay muy pocas posibilidades de hacer un mejor reparto. Al final, para López Obrador el criterio de éxito o fracaso después de seis años va a ser cuánto pudo hacer en beneficio de los pobres, cuánto pudo repartir mejor ese pastel.
“Este pastel tiene que crecer y, para eso, necesita concitar niveles de interacción y de participación del otro tercio de la sociedad que, al final, es fundamental para la operación de la economía. Por desgracia, esta relación entre el gobierno y la IP, se ha ido polarizando, enconchando y atrincherando, haciendo de este modo más difícil la posibilidad de un crecimiento económico sano y mejor repartido”, concluye Zepeda Patterson.