El pasado viernes, el Cabildo porteño avanzó en la consolidación del municipio de Manzanillo como puntero nacional del programa federal “Vivienda para el Bienestar”, del que ya se habían dado importantes avisos durante la última visita de la presidenta Claudia Sheinbaum al estado, en el evento recordado por la frase “tres mujeres, un camino”.
La ex regidora morenista capitalina, Gisela Méndez, quien ostenta una maestría en Evaluación de Políticas Urbanas, Territoriales y Ambientales, además de ser doctorante en Urbanismo, desglosó en sus plataformas digitales las razones por las que, desde su punto de vista, este programa es un parteaguas a nivel nacional.
“Porque está obligando a que las autoridades por fin reconozcan una realidad: no se están garantizando condiciones para que todas las personas accedan a una vivienda digna y asequible”, inicia su análisis Gisela Méndez.
Los gobiernos deben “tener reservas territoriales: es decir, predios públicos destinados a vivienda”, ya que “si el gobierno tiene el terreno, construir vivienda cuesta menos”, indica, y también explica por qué el hecho de que los gobiernos tengan terrenos dónde construir puede acabar con prácticas corruptas, de esas muy arraigadas en los gobiernos anteriores: “Por años, esos terrenos se vendieron para pagar deudas o hacer otros negocios. Y así, la vivienda quedó en manos del mercado inmobiliario, que hoy ofrece casas que solo puede pagar quien gana más de tres salarios mínimos. Y la mayoría de quienes esperan una vivienda del bienestar… no ganan eso”, por lo que “en Colima, entre el 20% y el 30% de la población no puede comprar casa ni con INFONAVIT”.
En un programa bien ejecutado, al amparo de buenas acciones de gobierno, Gisela Méndez explica que se pueden acabar con importantes vicios citadinos: “hay muchas de esas viviendas que están en zonas lejanas, sin transporte, sin servicios, sin acceso a salud, escuelas o comercio. Y así, la vida cotidiana se vuelve más cara y complicada”. Como ejemplo, abunda Méndez, en la zona conurbada de Colima-Villa de Álvarez, “muchas casas acaban abandonadas; hay 10,263 viviendas abandonadas, el 77% de las que se prometieron en todo el estado”.
Para reforzar su tesis de que dicho programa es un parteaguas, Gisela Méndez refiere que el programa Vivenda para el Bienestar “obliga a las autoridades a garantizar el derecho constitucional a la vivienda; exige instrumentos de planeación que aseguren suelo público para vivienda social, y pone un tope de precio a la vivienda para que los subsidios realmente beneficien a quienes más lo necesitan”.
Y así, menciona, lograr “que la vivienda vuelva a ser el centro de la vida cotidiana: con transporte, salud, comercio, cuidados y seguridad. Porque no se trata solo de construir casas. Se trata de hacer ciudad”.
87% DE APROBACIÓN
El pueblo manzanillense aprobó este esquema de desarrollo de vivienda. “87% de los habitantes encuestados de Santiago Norte están a favor de la construcción del complejo habitacional en la parcela 234 Abelardo L. Rodríguez”, informó la presidenta municipal de Manzanillo, Rosi Bayardo.
A las más de 3 mil familias manzanillense encuestadas en 12 colonias cercanas al proyecto, se les mostró la dimensión del proyecto que se pretende construir en esta zona, que incluye “el complejo habitacional, 3 canchas techadas de usos múltiples, zona arbolada -donde los ciudadanos podrán caminar, practicar deporte y jugar con mascotas-, bancas, mesas con sombra, área de futbol rehabilitada y espacios para eventos culturales”.
Manzanillo, en contraste con los demás municipios del estado, avanza en la implementación de este mega programa de la 4T en el país.