Mal día tuvo el martes de carnaval el gobernador Peralta. Como resultaba fácilmente previsible fue abucheado en Manzanillo durante el acto que organizó el Gobierno de la República y fue presidido por Andrés Manuel López Obrador. Era tan previsible que hasta el propio Ejecutivo estatal sabía que ocurriría y trató de curarse en salud. Pero su jugada no le resultó.
Siempre el análisis ramplón es en el sentido de culpar a alguien por organizar al pueblo para que haga algo y suponer que el pueblo no es capaz de expresar sus ideas y sentimientos por sí solo. Colima odia a su Gobernador, de eso no puede haber duda y muchas personas, antes de recibir alguna orden o sugerencia, gustosas acudirá a donde sea para expresar su ira, sobre si se siente cobijado por el Gobierno de la República. Seguramente es lo mismo que ha sucedido en otras entidades.
Esos gobernadores, que son emisarios del pasado, como les llamaría Luis Echeverría, todavía no se enteran que las cosas ya cambiaron y que la gente actúa de manera distinta a como lo hacía hasta hace apenas unos meses. Juan Pueblito se siente ahora arropado por la fuerza que le otorgan los muchos que piensan igual que ellos. Siente que su voz cuenta y que tiene quien la escuche. Intentar ser niño héroe y encarar a una multitud que se sabe dueña de la razón sólo se le puede ocurrir a un tecnócrata insensible, que de política nada entiende y uno de ellos es Peralta, que además no cuenta con asesores en esta materia.
Fue la piñata del acto de Manzanillo y lo previsible es que lo seguirá siendo cuantas veces asista a un acto al cual vaya el pueblo de manera espontánea. Mucho tendría que hacer para evitarlo y no se vé por dónde estaría dispuesto a hacerlo, sobre todo considerando que siente que el poder le corresponde por ser superior y de sangre azul. No entiende al pueblo ni le interesa hacerlo y mientras, su Oficina de Prensa, carente de oficio y virtudes deberá hacer esfuerzos por cubrir el sol con un dedo, al cual además le amputaron dos falanges. Así que más le vale acostumbrarse a su nueva realidad y si no le gusta, pues que se ponga a hacer su trabajo, lo cual parece más difícil.
Y al abucheo debemos añadirle los hechos que tuvieron lugar en el Paseo de los Cocoteros. El que junta estas letras, dejará de lado el morbo. Allí se cometieron varios actos que pueden resultar constitutivos de delitos que deben investigarse y en su caso, castigarse. Y es que no saben cuidarse. Esas fiestas debieran organizarse en la punta del Volcán, allá está más caliente que aquí ¿no lo creen?
El Secretario de Turismo, preclaro personaje del cual nadie recuerda su nombre debería ya, estar fuera del Gobierno y sometido a una intensa pero seria investigación y no por su preferencia sexual, que no es delito, sino por los hechos ocurridos en su domicilio y ser tratado por la Fiscalía, como cualquier hijo de vecino. Los hechos se deben esclarecer porque las versiones contradictorias que se han expuesto, no convencen a nadie y la Fiscalía debe darnos una versión clara y creíble, no nos puede salir con una verdad histórica al estilo Murillo.
Si se maneja mal este asunto, y a eso apunta, puede cavar la tumba de Peralta y de otros muchos. Así que, más les vale actuar con transparencia y total apego a la legalidad, que son condiciones que no conocen. El Congreso del Estado debe cuidar la hechura de las investigaciones para evitar el conflicto de intereses o debe solicitarse al Fiscal General Getz que atraiga la investigación. Y aunque esta columna no la escribe un juez, no se ve por donde el Secretario ese, pueda escapar a los barrotes que le esperan. Si quieren protegerlo y que todo quede en una renuncia, no estará de acuerdo el pueblo y ya lo vieron engallado en Manzanillo, así que…
Graves hechos ambos y que coincidieron en el tiempo. Ambos describen de cuerpo entero el Ejecutivo local.
Y después de ese martes de carnaval vino el miércoles de ceniza y con ello inició la larga cuaresma que tendrá como día culminante el Viernes Santo ¿Cuándo será la crucifixión? El que junta estas letras ya la está esperando.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.