De no haber sido fotógrafo Pedro Valtierra, ¿a qué le hubiera gustado dedicarse?
La pregunta se la hace Julio Hernández López ‘Astillero’ al fundador y director de la agencia Cuarto Oscuro, en su programa de Radio Centro del 6 de septiembre de 2019, ‘PELIGROSO TOMAR FOTOS EN LA CALLE; por violencia olvidamos a niños y jóvenes: Pedro Valtierra’; https://www.youtube.com/watch?v=0JPcph2pxXk
“Me hubiera gustado ser historiador. En mi familia somos villistas. Mi tío fue uno de Los Dorados. Mi papá decía: ‘Nosotros somos de Villa, no de Zapata porque él nomás se paseaba en su caballo blanco, no presentaba combate. ¡Y ve a Pancho Villa!’ Yo le decía: ‘Papá, ¡no diga eso!’ Estábamos en tiempos de Salinas de Gortari que le puso Emiliano a uno de sus hijos”.
Como uno de los ocho hijos que tuvo su padre, Valtierra llega a la Ciudad de México en 1969 porque su madre enfermó y alguien le dijo que se viniera a la capital para que la atendieran. Pedro que era el sostén de la familia permaneció en Fresnillo con uno de sus hermanos, y luego alcanzó a su madre que se había venido con los otros hijos. Juan Valtierra “y yo los alcanzamos en septiembre. Así que ya cumplimos 50 años de vivir aquí”.
“No me vine a estudiar, me vine a buscar la vida. Yo quería ser boxeador, era peso mosca en el límite de la división de los gallos, y entrenaba en el Gimnasio Jordán. Lupe Hernández era mi manager. El Chango Carmona también se preparaba ahí.
“Me gustaba el estilo de Vicente Zaldívar y de José ‘Mantequilla’ Nápoles que iba empezando. Pelee dos veces en el torneo de los barrios que organizaba el Heraldo de México y hasta salí en el periódico. Pero un día me pusieron con un profesional: dos rounds en los que él solo iba a marcar los golpes, pero me dio un gancho al hígado que me noqueó. Ese día decidí que el boxeo no era para mí y colgué los guantes”.
EL PAGO DEL TEQUIO:
Valtierra sigue siendo un centro norteño. “No me siento chilango, aunque aprecio mucho a la gente de la capital y su historia”.
“En Zacatecas, mi tierra, hemos impulsado algunos proyectos. En Fresnillo que vive mucha violencia, un poco como pago de un tequio [trabajo colectivo no remunerado que todo vecino de un pueblo debe a su comunidad] he organizado concursos de foto y exposiciones de fotos históricas, inspirándome en lo que realizó Francisco Toledo en Oaxaca.
“No tengo ninguna aspiración política en Zacatecas. Me ofrecieron ser diputado del PRI hace muchos años, tengo amigos priistas a los que quiero mucho –hay gente de primera en ese partido–, pero la verdad no quise. Prefiero poder ir a un bar sin que nadie me diga nada: al Negresco en Ciudad de México, a Las Quince Letras en Zacatecas o a La Casa Verde en Fresnillo”.
FASCINACIÓN POR DESMEMORIA
En la dinámica del cubilete, según la cual quien saque los dados más altos pregunta al otro, Pedro Valtierra interroga a Julio Hernández López respecto a sus trofeos periodísticos:
“La mejor investigación que publiqué en la columna Astillero es relacionada con la verdadera identidad de Yeidckol Polevnsky Gurwitz, cuyo nombre real es Citlali Ibáñez Camacho. Revelé no sólo el nombre sino las circunstancias de su familia, los nombres originales de sus hijos.
“Lo que me gustaba mucho hacer era crónica, sobre todo de actos políticos como las tomas de posesión. Cubrí todo tipo de conflictos electorales y post-electorales. Había momentos de un choque tan fuerte, entonces entre el PAN y el PRI, que nos pasamos semanas instalados en la ciudad de Chihuahua y Ciudad Juárez, o en Culiacán con Manuel Clouthier, el Maquío. También hice la cobertura de la COCEI en Juchitán”.
¿Cómo hubiera sido tu crónica de Porfirio Muñoz Ledo renunciando a buscar su reelección como presidente de la Cámara de Diputados?, quiere saber el fotógrafo.
“Tal vez habría comenzado desde el 68, con Muñoz Ledo aplaudiendo a Gustavo Díaz Ordaz por la represión a los estudiantes, con el mismo verbo, la misma enjundia y la misma etiqueta política con la que se mueve ahora. Y llevaría esa crónica hacia el presente porque, finalmente, allí están las contradicciones, la esencia y la sustancia de lo que estamos viviendo.
“Hay mucha desmemoria y mucha fascinación por la grandilocuencia en la política mexicana. Lo cual hace que los ciudadanos estemos hoy inflando a ídolos falsos, como son esos periodistas que todos sabemos han sido superchayoteros, corruptos.
“Beneficiarios de los sistemas anteriores, los vemos ahora en las mañaneras proclamándose periodistas honestos. Como gritan y hay desmemoria, la gente piensa que periodistas como esos son los que necesitamos para dar voz a la libertad de expresión. Y nos critican a los que ahora estamos en el ejercicio de la opinión, porque no gritamos como aquellos otros”.
Y eso decepciona, apunta Pedro Valtierra. Por eso el fotógrafo pide a sus colegas “mesura, calma, que no se aceleren. La reflexión es muy importante”.
UNA PALOMA BLANCA
En el turno otra vez de entrevistador, Julio Astillero pregunta a Pedro Valtierra si le han censurado material fotográfico alguna vez.
Tras apresurarse a contestar: “Nunca”. El director de Cuarto Oscuro recapacita: “Solamente una vez. En este país funciona más bien la autocensura en los medios. Cuando tomó posesión Miguel de la Madrid en diciembre de 1982, yo trabajaba en el unomásuno y tomé una foto de una paloma blanca muerta, sobre el pavimento frente a la catedral, con soldados y tanques que venían hacia ella”.
“El presidente De la Madrid sacó el ejército a la calle ese día, todavía no sé por qué, me lo he preguntado muchas veces. Y como estaba muy reciente el Premio Nobel de la Paz para Alfonso García Robles, que fue compartido por cierto, cuando veo la paloma blanca me atravieso y tomó una foto rápidamente con mi cámara 35 milímetros: el ave muerta en primer plano y al fondo los tanques, los soldados y el Palacio Nacional. Me dije, ¡aquí está la portada!
“Manuel Becerra Acosta, el director del diario, nos decía que cuando uno tuviera una buena foto peleara para que se publicara. Atendiendo a ese llamado, la imprimí en tamaño 8 por 10 (normalmente imprimíamos en 5 por 7, la mitad de una hoja carta) y llevé la foto a la junta de evaluación.
“Yo me quedaba en el periódico al cierre de la sección política, para ver a quién le mandaban mi foto para diseñarla. Ese día estaba seguro que la foto iba, pero nada: dieron las 8, las 9, las 10 de la noche, y yo ahí paseándome entre los diseñadores sin ver nada.
“Decidí imprimirla otra vez y le pedí a Martha Víscaro, la secretaria de Becerra, que se la entregara al director. Pero dieron las 11 de la noche y no me decían nada.
“A las 12 vuelvo a la Dirección y sale Becerra con la foto en la mano: ‘Pedro, ¿cree usted que yo soy pendejo?, ¿por qué me hace esto?, ¿sabe cómo se llama la esposa de Miguel de la Madrid?, ¡Paloma! La foto es muy buena, pero si la publico ¡el Presidente me cierra el periódico!’”
MUJERES EMPODERADAS
“Fue la única vez que me censuraron. Eso sí, me han golpeado como a todos los fotógrafos. Los fotógrafos son muy golpeados, andas en la calle con tu cámara y te golpean todos”, resume Pedro Valtierra.
“Antes te golpeaba el Estado Mayor Presidencial y la policía, pero ahora te golpean todos y todas, aquí sí hay que decirlo. Hay un grupo de mujeres que aun cuando nosotros en Cuarto Oscuro somos muy respetuosos, golpean a los fotógrafos. El otro día agredieron a Galo Cañas, uno de nuestros fotógrafos, porque no quieren que vayan a retratarlas. Y no sé cuál es la razón”.