MEDIOS Y CLOACAS

Fundador en 2014 y primer secretario general de Podemos, Pablo Iglesias llegó a ser vicepresidente del gobierno español con la alianza de su partido con el PSOE que encabeza Pedro Sánchez. Tras su retiro de la política, se ha dedicado a la academia y al periodismo con iniciativas como su podcast La Base en el diario Público, mesa de análisis donde con frecuencia se refiere al ejercicio del propio periodismo y de la comunicación política.

Como parte de la promoción de su libro Medios y cloacas: así conspira el Estado Profundo contra la democracia (Escritos Contextatarios, 2022) que saldrá a la venta el 9 de septiembre, Iglesias conversó con Los Periodistas, Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, en la edición del 18 de agosto de 2022 del noticiero que estos conducen en el canal Sin Embargo al Aire (https://www.youtube.com/watch?v=JTVfMlGSda8&t=175s).

Tras reconocer que la mayor audiencia latinoamericana de La Base es de México, Iglesias comenta que el libro con prefacio de Miguel Mora, director de la revista Contexto, prólogo de Manu Levín, responsable de la sección de análisis mediático de La Base, y epílogo de Inna Afinogenova, quien analiza la situación de América Latina en el podcast, es básicamente una recopilación de materiales escritos a lo largo de este año, enriquecidos con una entrevista que le hacen a Iglesias y con algunas reflexiones de sus contertulios.

El libro surge al calor de unas revelaciones de trascendencia internacional, tras la filtración de una grabación en la que se podía escuchar a Antonio García Ferreras, “el periodista supuestamente progresista más importante de España y uno de los mejor pagados”, director de una televisora aparentemente liberal como es La Sexta, reunido con un comisario de policía de los servicios secretos.

En la conversación, Ferreras reconoce que, “teniendo una información sobre mí que él sabía que era falsa” (la atribución a Iglesias de una cuenta en el paraíso fiscal de Las Granadinas, en la que el gobierno venezolano presuntamente estaba metiendo dinero), se compromete a darla “a un mes de las elecciones, cuando todas las encuestas decían que nosotros [Podemos] seríamos la primera fuerza de la izquierda y podíamos encabezar el gobierno en España”.

FERRERASGATE

El escándalo generó “una convulsión sin precedentes en España”. Se estaba viendo a un periodista reconocer que dio una información falsa a sabiendas de que no era cierta. “Y no es un periodista cualquiera o a quien se ubique en la derecha mediática, sino el director de canal progresista en donde trabajan periodistas progresistas. En esa misma conversación, Ferreras reconoce que, precisamente, porque son una televisión de izquierdas y tienen cierto prestigio entre las bases culturales y electorales de la izquierda, nos puede hacer daño. Dice, literalmente, ‘cuando nosotros les damos una hostia, les duele en el cojón’”.

En el libro hay reflexiones sobre esta situación que ha trascendido internacionalmente. Cinco presidentes de América Latina “hicieron eco de este escándalo de corrupción en el periodismo” (Andrés Manuel López Obrador y los mandatarios de Chile, Argentina, Bolivia y Colombia), así como el jefe de la oposición en Francia, quienes denuncian que “eso está pasando en nuestros países también”.

El ferrerasgate “revela un modus operandi contra la democracia que es fundamentalmente periodístico”. En su libro sobre el golpe de Estado en Chile en 1973, Entre la araña y la flecha. La trama civil contra la Unidad Popular (Ediciones B, Santiago de Chile, 2020), Mario Amorós analiza el entramado civil detrás del golpe militar, donde tuvo un papel muy importante el poder mediático.

“Construir el relato para destruir la democracia, es fundamental. FOX News ha sido un ejemplo de eso en los Estados Unidos, normalizando la mentira y los hechos alternativos. Donald Trump y toda esa derecha que miente por sistema, ejemplifican muy bien el gran peligro de la derecha como mayor amenaza a la democracia en América Latina y en Europa también. Esta derecha tiene como uno de sus ejes de articulación relatos que se apoyan en la mentira y, sin embargo, dominan buena parte del periodismo. No es un fenómeno solamente español; en América Latina y en México, particularmente, lo conocen muy bien.

PODER MEDIÁTICO

En México, acota Álvaro Delgado, el poder mediático que es parte del poder económico tuvo por décadas, cuando había un solo partido, una relación de contubernio con el poder político. Llegó a estar colocado por encima del poder político, al punto que logró imponer a presidentes de la República como Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto. Los poderes fácticos (entre ellos el mediático) se llegan a imponer al poder constitucional.

¿Cuál es el poder que tienen los medios en España y qué similitud advierte Pablo Iglesias con los de México, donde, pese a que actualmente hay un gobierno de izquierda, mantienen su enorme influencia en la sociedad mexicana?, le pregunta Delgado al invitado.

Para Iglesias, “hay que entender que los sistemas democráticos son básicamente mediocracias. Eso significa que la clave de un sistema democrático es que haya una renovación de las élites políticas a través de mecanismos electorales, con una gran participación de amplios sectores de la sociedad. Eso es lo que diferenciaría los sistemas tradicionales de sufragio censitario del sufragio universal”.

Y “¿cuál es el instrumento más importante para condicionar lo que piensa la gente que tiene que decidir su voto respecto a quién gobierna? Pues los instrumentos de socialización política, los instrumentos ideológicos fundamentales que son los medios de comunicación. Es decir, el árbitro de los sistemas democráticos son los medios de comunicación”.

MENTIRA NORMALIZADA

Pero ¿qué ocurre cuando buena parte de lo que pueden ver, escuchar y leer millones de ciudadanos de un país, es propiedad de grandes bancos, fondos de inversión o empresas multinacionales?, se pregunta Iglesias a sí mismo.

“Pues lo que puede terminar ocurriendo es que sea muy difícil que esos medios y los periodistas que trabajen en esos medios, aunque sean buenos profesionales, puedan poner en cuestión los intereses económicos de los propietarios de sus medios”.

Hay evidencia de que esto ocurre en todas partes. Y en un contexto en el que, además, “hay alternativas políticas que desafían a esos poderes económicos, lógicamente los brazos mediáticos de esos poderes económicos se defienden. Y se defienden saltándose las reglas de la democracia y las reglas de la mitología periodística”.

“Es perfectamente legítimo que un periódico o una televisión sean de derechas, que sean conservadores. Lo que no es legítimo es que mientan. Mentir no es legítimo, aun cuando puede haber un enfoque editorial. Si un medio de derechas dice, por ejemplo, nosotros como conservadores pensamos que si los ricos pagan impuestos eso desincentiva la inversión en un país, desde la izquierda uno puede no estar de acuerdo, pero aceptamos que ese medio está dando su enfoque. Otra cosa es normalizar la mentira y que, por ejemplo, acusen al candidato de izquierdas de cosas que son falsas.

“La mentira se ha normalizado en muchos sistemas democráticos, y es una amenaza fundamental a la democracia. Tiene que ver con una manera de estructurar la propiedad de los grandes medios de comunicación, la cual está convirtiendo lo que debería ser un derecho de la ciudadanía, el derecho a recibir una información verás, en un privilegio de multimillonarios y de grandes empresas que, además, atacan la libertad de los periodistas.”

DERECHO DE TODOS

“¿Y cómo un periodista que tiene un sueldo modesto y tiene que pagar una hipoteca, se va a atrever a escribir algo que perjudique a un multimillonario o a una instancia que es dueña de su nómina y de su salario?

“Sin embargo, cuando decimos esto surgen voces que reclaman que estamos atacando la libertad de expresión. Y no. Atacar el privilegio de un banquero a tener cinco televisiones, seis periódicos y dos radios, no es atacar sino defender la libertad de expresión, que es un derecho de la ciudadanía y no de una minoría de multimillonarios”, sentencia Pablo Iglesias.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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