MIRARNOS EN ESE ESPEJO

Cuando el año pasado se dio este escándalo por el acoso sexual y el hostigamiento contra las mujeres periodistas a través del movimiento #MeToo, el galardonado cronista Alejandro Almazán fue uno de los mencionados. Y la mayoría de sus colegas huyeron de él porque, como le dijo su terapeuta, los representaba a todos: era su espejo.

Muchos de los hombres involucrados en este señalamiento se quedaron callados, recuerda Luis Guillermo Hernández, director de la Sexta W y conductor del programa Radar que se transmite por Rompeviento TV, donde el viernes 31 de julio de 2020 tuvo como invitado a Almazán (https://www.youtube.com/watch?v=THkjaQJviaU&t=50s).

Algunos pocos respondieron, como Darío Ramírez, hoy integrante del grupo de becarios que Claudio X. González tiene en Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. Ramírez incluso se atrevió a recriminalizar a la mujer que lo acusó de acoso y hostigamiento. No faltó tampoco quien utilizara el cinismo como estrategia, pero no hubo una reflexión colectiva ni individual.

Para Hernández, el punto central de este debate es que los periodistas –más allá de que somos profesionales de la comunicación– nos negamos a analizar quiénes somos, cómo somos y por qué hacemos lo que hacemos.

Tres veces ganador del Premio Nacional de Periodismo, en Crónica, y en 2013 del Premio Gabriel García Márquez, autor de media docena de libros, Alejandro Almazán deplora cuando los periodistas decimos que tenemos la razón moral.

“¿Quién nos dio la moral: Aristóteles, Nietzche? No pido que seamos consecuentes, porque eso de la consecuencia tiene que ver mucho con el pensamiento judeocristiano, pero tu vida pública debe corresponder con tu vida personal.

“Conozco periodistas que hablan del problema de las drogas o el alcohol, y son cocainómanos y alcohólicos. Yo fumo marihuana y no tengo problema en reconocerlo, pero todos a mi alrededor en el oficio trataban de ocultar sus adicciones.

“Si con esa gente se hace periodismo, no se puede confiar [en su autoridad moral]. La gente que te lee y te escucha, quiere saber qué pasa contigo. Pero siempre nos referimos al gran periodista como una buena persona.

“Antes se decía que ‘perro no come perro’, pero desgraciadamente los periodistas sí comemos prójimo. El peor enemigo de un reportero es otro reportero. Mientras unos quieren descubrir cómo y por qué desaparecieron los 43 de Ayotzinapa, otros están aferrados a decir que los quemaron en un basurero.

NO SON DEMÓCRATAS

“Los periodistas como gremio debemos reflexionar qué estamos haciendo bien y qué hacemos mal. Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, en verdad, debería reconocer que es un partido político y, sí, que también medio hacen periodismo. Si le tiraron a Peña Nieto es porque se pelearon con esa parte del PRI. Y así hay muchos medios que se pelearon con una parte del PAN o con otra parte del PRI, y no por eso se volvieron demócratas.

“Todos sabemos quiénes se han pasado de listos. Nuestra generación está viendo a los grandes periodistas que la antecedieron lamer los huevos del poder económico, el poder criminal y la parte del poder político que se quedó en la oposición”.

Sin duda estamos viviendo el derrumbe de esa generación de periodistas que se construyó sobre la base de la adoración del poder, coincide Luis Guillermo Hernández.

Pero no sabemos si esa especie va a extinguirse porque, “en el otro lado, estamos viendo a otros periodistas ser lambiscones de la 4T”, acota Almazán.

“No estoy de acuerdo con el nombramiento de Isabel Arvide como cónsul de México en Estambul: es periodista pero su pasado es cuestionable; tiene un gran perfil pero es como si hubieran nombrado a Carlos Marín en su lugar.

“Más allá del nombramiento de Isabel, como periodista lo que me interesaría conocer son las cuotas que está pagando Andrés Manuel al Ejército. El asunto es más profundo, pero el periodismo se queda con los señalamientos a una periodista que fue muy cercana a varios generales, no profundiza.

“Está muy jodido el periodismo. Las nuevas generaciones de periodistas son superinteligentes, pero les hacen falta maestros y editores. No necesitan jefes que los acosen y los estén chingando, que les quiten el dinero o los exploten, sino maestros que los enseñen.

“Yo tuve grandes editores, como Nacho Rodríguez Reyna y Ciro Gómez Leyva. Es gente de la que aprendes. Hace falta ese tipo de editores porque hoy abundan editores que, desgraciadamente, ni siquiera fueron a reportear y por eso no entienden la dinámica” de la noticia.

DECONSTRUIR EL OFICIO

“Hay muchas cosas qué repensar en el oficio, como el hecho de que les paguen menos a las mujeres, que no estén en puestos de poder y que tengamos solamente dos o tres directoras de medios en todo el país.

“Viene el momento de cambiar la manera de pensar. Periodistas como Marcela Turati, Pere Ortín y Cristian Alarcón, la gente de Altar Magazine, están repensando el tema. Hay que quitar todo este vedetismo y desinformación que, además, es de mala leche.

“Yo por mi parte, estoy tratando de hacer cosas sin saber si me van a funcionar, quiero aportar algo. El machismo es muy doloroso y la deconstrucción es peor, pero vale la pena. Platicando con un reportero que es el único hombre del periodismo disidente y deconstruido que conozco, me confesó que tampoco ha sido fácil para él porque tienes que renunciar a los reconocimientos y a que te inviten a foros. Pero es lo que hay que hacer: estar lejos de los reconocimientos, no necesitamos el aval de nadie.

“El mandato masculino le ha hecho mucho daño al periodismo. Esa frase, ‘no basta con ser el mejor sino que lo sepa todo el mundo’, es muy bonita pero le hace mucho daño a la profesión porque es netamente machista y competitiva.

“Deconstruirnos es lo que nos toca a los hombres. A mí no me corresponde hablar de feminismo, me toca hablar de la masculinidad tóxica y de lo que yo he sido en mi entorno”, sostiene el invitado.

Para Luis Guillermo Hernández, las palabras de Alejandro Almazán abren una veta fundamental para entender al periodismo mexicano y al profundo machismo inherente al oficio. Debemos erradicar ese vicio porque, además, se conecta con otras muchas formas del machismo, como la política, y con otros muchos males, como la corrupción. La gente debe entender esa conexión si quiere ayudar a que el país cambie.

En los poco más de seis meses que lleva Radar en Rompimiento TV, fueron mujeres la mayoría de los periodistas invitados: Claudia Ocaranza, Rocío Gallegos, Daniela Pastrana y Nancy Flores, son algunas de ellas. Y constituyen un poderoso grupo de periodistas que empuja una nueva línea para la transformación del oficio.

Almazán insiste: “Dejemos los espacios, necesitamos la visión de las mujeres y que ellas lleven la línea editorial. Es su tiempo, hay que escucharlas. En México estamos en pañales en la cuestión de género.

“Nuestra generación periodística necesita dejar una huella. No solamente subrayar que cubrimos violencia o que fuimos unos hijos de la chingada con las compañeras”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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