José Reveles recuerda un artículo del español Ignacio Ramonet, para quien los periodistas ya no somos necesarios porque tenemos la evidencia de los medios en el momento mismo: cuando apenas está ocurriendo la invasión de un país, ya están ahí las cámaras, las redes y todo lo demás.
“Pero resulta que ni siquiera viéndolo en vivo y en directo estás viendo la realidad, lo que estás viendo son los montajes” de escenas como la aprehensión frente a las cámaras de Israel Vallarta y Florence Cassez en 2005, o el rescate de la niña Frida Sofía de entre las ruinas del Colegio Rébsamen tras el terremoto de 2017.
Reveles, autor entre otros muchos libros de El affair Cassez, una historia de novela (Temas de Hoy México, 2018), estuvo en la mesa de análisis sobre montajes periodísticos a la que convocó Julio Hernández López ‘Astillero’ durante la emisión de medio día en Radio Centro del 27 de agosto de 2019 (https://www.youtube.com/watch?v=Sxv8xIWuToM), acompañado de Nancy Flores, reportera de Contralínea, y Daniela Pastrana, editora de Pie de Página (piedepagina.mx).
Pero hay otros montajes menos conocidos, recuerdan Reveles y el propio Julio Astillero, como la masacre de Apatzingán que descubrió Laura Castellanos, el montaje en el que se simuló un sorteo al aire de la lotería electrónica para quedarse con el dinero del premio o el caso de las granadas de Morelia que lanzaron contra la multitud reunida para el Grito del 15 de septiembre de 2008, donde murieron oficialmente 8 personas y más de 100 resultaron heridas.
“En este último caso, montaron a los culpables. Se los llevaron de Lázaro Cárdenas y los presentaron en televisión con las costillas rotas. Esos tipos ya están libres porque ellos no fueron, como lo publiqué desde el principio en un libro. El montaje lo hizo el general Mario Arturo Acosta Chaparro, quien dijo que los capturó cuando en realidad se los regalaron dejándolos amarrados en una casa.
“La verdad histórica es que ellos no fueron, y la verdad jurídica es que no hay culpables de haber lanzado granadas en la plaza principal de Morelia. El montaje buscaba que en México se empezara a hablar de narcoterrorismo”, sentencia José Reveles.
…UN SIMPLE TERRENAL
Para Nancy Flores no sirve de mucho culpar a la gente que trabaja en Televisa por montajes como el del rancho Las Chinitas el 9 de diciembre de 2005, ya que muchos periodistas están todo el tiempo al interior de los medios librando batallas por la libertad de prensa.
Daniela Pastrana, por su parte, coincide en que está cambiando el oficio periodístico lo suficiente como para que ya no podamos ser víctimas de este tipo de montajes.
“Sabemos que estamos en medio del huracán, sabemos que tenemos que estarnos revisando, subiendo cada día nuestros estándares, siendo mucho más rigurosos, aprendiendo.
“Yo sí creo que los periodistas vamos a seguir existiendo durante muchísimo tiempo, siempre se ha necesitado alguien que registre lo que ve. En la serie de Bolívar de Netflix se ve que el Libertador tenía siempre a su lado a alguien haciendo dibujos y a otro apuntando sus palabras”.
Como profesionales del periodismo “tenemos que revisarnos todos los días, porque esto está cambiando; la relación con las audiencias ha cambiado porque la inmediatez nos enfrenta a retos enormes en los que tenemos que estar en la coyuntura, pero sin dejarnos llevar por ella ni por la agenda que nos determina quién sabe quién.
“Tenemos que saber dónde estamos parados y cuáles son los intereses que se están moviendo. Estamos sumidos en una enorme crisis económica, la precarización laboral en el gremio es una de las cosas más duras que enfrentamos los periodistas en este milenio además de la violencia.
“Tenemos que tratar de ser más profesionales cada día y aceptar si nos equivocamos y corregirlo. Bajarnos de nuestro de nuestro altar de soberbia y aprender a ser un poco más terrenales”.
QUE NO SE VEA EL GRANITO
Al programa llamó también el periodista Ernesto Núñez Albarrán, quien actualmente labora con Carmen Aristegui pero en 2017 cubrió el tema de Frida Sofía como editor de la Revista R del periódico Reforma.
Él simplemente quiso “recordar un dato al que cada quien le dará la interpretación que quiera, pero que no creo que haya sido casualidad que aquel día, el miércoles 19 de septiembre de 2017, mientras todo mundo buscaba a Frida Sofía, mientras la Marina aseguraba a la prensa que había una niña que daba señales de vida e incluso hablaba con los rescatistas, afuera, en la calle Rancho Tamborero frente al Colegio Rébsamen, había una movilización muy rara”.
Mientras un marino les enseñaba a los reporteros un escáner térmico y otros aparatos con los que detectaron el presunto movimiento de la niña, otros elementos de la Armada y personal de Protección Civil estaban ayudando a la hija de la directora del Colegio, Mónica García Villegas, a sacar las pertenencias de la maestra de su penthouse.
“Cabe recordar que no cayó el edificio escolar sino el edificio administrativo, en realidad un patio con algunas oficinas donde hasta arriba tenía dos departamentos, con roof garden, barra de cocina de granito y piso de mármol. Probablemente el peso de esa instalación fue lo que, potenciado por el sismo, causó el colapso de los edificios”.
Añade Núñez Albarrán que algunos periodistas alcanzaron a tomar fotografías donde sacaban “fundas con ropa, cofres, incluso una tina”. Y, mientras eso sucedía en esa parte, en otro lado Televisa montaba un templete con cámaras cuyo tiro iba directo al lugar donde se suponía que podría aparecer la niña Frida Sofía, en un salvamento heroico.
Mientras ocurría el montaje, se estaba tratando de ocultar algo. Los vecinos dijeron que había un rescate de pertenencias y un afán muy claro de distraernos, “que no nos claváramos en la historia de por qué se había caído el edificio”, resumió Julio Hernández en la columna Astillero que publicó el miércoles 28 de agosto de 2019 en La Jornada.
Mediáticamente, la historia a la que le dio seguimiento para Televisa la reportera Danielle Dithurbide (quien suplió en el noticiero matutino del Canal de Las Estrellas a Carlos Loret de Mola, el que condujo el montaje de Las Chinitas en 2005), resultaba muy atractiva, morbosa: la historia del rescate de una niña atrapada en los escombros, cuando sonaba muy raro que a las once de la noche del miércoles (el sismo ocurrió al medio día) no estuvieran los padres de Frida Sofía buscándola, resume Ernesto Núñez.
Sin embargo, para José Reveles no está clara la hipótesis de la distracción, aunque ya no abunda en la cuestión. Prefiere concentrarse en los desafíos que implica para los reporteros desentrañar los montajes periodísticos. De eso hablaremos mañana en la última entrega de esta reseña.
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