Extrañamente, “una muy pequeña pero poderosa parte del país no tiene la misma lectura sobre la 4T que el resto de la población”, observa el novelista y cronista Fabrizio Mejía Madrid en relación alos medios de comunicación.
Es curioso cómo algunos medios “han invertido la proporción entre opinión pública y comentocracia. La opinión pública está en una gran mayoría a favor de las medidas de la 4T y eso no lo reflejan los medios”.
Para el autor de ficciones como Vida digital (2012), Nación TV (2013) o Arde la calle (2014), así como de las biografías noveladas de Gustavo Díaz Ordaz, Disparos en la oscuridad (2011), y Fernando Gutiérrez Barrios, Un hombre de confianza(2015), o la novela histórica sobre Tlatelolco Esa luz que nos deslumbra(2018),los medios no son la opinión pública:
“Como ya habían avizorado Rousseau y Voltaire,la opinión pública es este juicio general sobre ciertos temas o sobre un gobierno.Pero los medios de comunicación cada vez más obedecen a sus dueños y actúan por consigna.
“Sin embargo, la 4T no fuenada más la elección de una persona [sino el cambio de régimen]. Me sorprende todavía la cantidad de opinadores que son mas presidencialistas en su cabeza que López Obrador. Se fijan si se echó gel o están pendientes de si saludó a una señora en Badiraguato; van a la mañanera a exigirle su promesa de no impulsar una ley. Eso es presidencialismo en su corazón y en su cabeza. La suya es una comentocracia presidencialista”.
Según Mejía Madrid, la 4T no se redujo ala elección de un personajesino que fue “el cúmulo de luchas que confluyen en esa elección”. Por lo tanto, la Cuarta Transformación no puede ser vista como algo que terminará en cinco años cuando alguien distinto llegue a la Presidencia.
“Esa transformación es tan profunda que no se va a detener nada más porque ya les cayó mal López Obrador o porque invocó el ‘detente Corazón de Jesús’ y pronuncia ‘dijistes’. El cambio no es tan superficial.
“Los comentócratas presidencialistas creen que estamos como hace seis años, cuando un personaje creado por la televisión ganó la elección y, ahí sí, si se le desacomodaba el peinado la caída en popularidad era una tragedia porque no había más detrás”.
Con Peña Nieto se gastaban miles y miles pesos en gel para llevar en el avión presidencial, porque lo importante era la imagen. Sus publicistas describían al mandatario como un Ferrari, cuando los mexicanos no pedíamos un automóvil deportivo de lujo sino un presidente, resume el cronista.
PLANETA DE SIMIOS
Invitado al programa John y Sabina de Canal Once que el 31 de marzo de 2020 fue dedicado a analizar ‘pandemias, paranoias y nuevos relatos del poder’, esto es, las narrativas sobre el COVID-19en nuestro país y el mundo (https://www.youtube.com/watch?v=-TTtM2WX8VY), Fabrizio Mejía Madrid celebra que la gente ya sabe lo que son y ahora le importan los medios públicos.
En conversación con el académico de la UNAM John Ackerman, y la actriz Blanca Salces en ausencia de la dramaturga Sabina Berman, el autor de la columna Tiempo Fuera en Proceso coincide con una persona del público en el sentido que hay una geopolítica del coronavirus:
“En un artículo reciente, Slavoj Zizek comparaba al coronavirus con el golpe de cinco dedos de Kill Bill, la película de Tarantino: quien lo recibe muere veinte minutos después. El coronavirus es eso para el neoliberalismo.
“Nos resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo, pero enesas ficciones apocalípticas, yadesde El planeta de los simios (1968),cuando viene una pandemia, un meteorito o un monstruo lo primero que cae es Wall Street y la Casa Blanca.
“Según Zizek, eso nos lleva a pensarque para acabar con el capitalismo es necesario terminar con el mundo. Porque, claro, el capitalismo se ha disfrazado de naturaleza. Pareciera que el mercado es natural, que no se puede construir una economía de otra manera. Pero como dijo Pepe Mujica, el ex presidente de Uruguay:los empresarios han estado durante 30 años contra el Estado yahora, con la pandemia,salen a pedir que el Estado los rescate”.
EL FIN DEL MUNDO
Mejía Madrid advierte que la crisis sanitaria es definitoria para el neoliberalismo, un modelo que ya estaba obsoleto desde 2008:
“La deuda de Estados Unidos no sabemos hasta dónde pueda llegar, pero todos los planes que se están aplicando tanto en Europa como en la Unión Americana tienen que ver con el rescate de la gente. Admiten que están incumpliendo con las reglas del liberalismo, pero lo justifican con la pandemia.
“Me conmovió hasta las lágrimas lo que hizo Portugal: legalizar a los inmigrantes para evitar la xenofobia. Eso es aprovechar políticamente la situaciónpara bien de las personas. El neoliberalismo va a morir y el capitalismo resurgirá de una manera distinta, donde volverás a tener este péndulo keynesiano que cada cierto tiempo le permite al Estado encargarse de las actividades que le son propias.
“En un artículo muy interesante, Judith Butler reconoce que el capitalismo tiene límites. Y una de las cosas que hay que decirle a los empresarios es que la salud no es una mercancía sino una obligación social”.
La salud es además un derecho que se violó, por ejemplo, en Italia donde tienen una de las tasas de letalidad más altas para el covid, añade Mejía Madrid:
“Eso se debe a que el gobierno de Berlusconi desmontó el sistema público de salud y lo dejó en manos del mercado. Que el poder adquisitivo decida quién muere y quién vive, no lo podemos permitir”.
Lo que debe determinar las probabilidades de uno para sobrevivir a la infección debe ser el propio organismo,el estado de salud y de nutrición. En tanto, las medicinas deben ser accesibles para todos, resume el escritor.
VIDA DIGITAL
Para Fabrizio Mejía Madrid, uno de los grandes temas de esta pandemia es el asunto de lo viral:
“Habíamos estado durante muchos años pensando en lo viral como algo positivo. Cuando un video era viral se convertía en verdadero. Ahora se trastocó completamente el sentido y lo viral volvió a ser terrible. Según una definición que leí, es lo inhumano del que tienes próximo, lo que te puede contagiar alguien que tiene demasiada proximidad contigo.
“Tenemos ya algunas conclusiones sobre lo que ha pasado con los nuevos medios digitales, e internet va a salir reprobada. No solamente por lo que ha sucedido en redes sociales, sino también por la propia información que contiene la red y sus buscadores. Si buscas coronavirus, hay una enorme cantidad de contradicciones sobre cuánto vive, cómo protegerse o si no está bien besar y abrazar.
“Los buscadores, como Google, no han hecho su chamba de clasificar y discriminar la informaciónante una crisis sanitaria como esta”, sentencia Fabrizio Mejía Madrid.
Pero, ¿es deseable?, pregunta Ackerman. Combatir las fakenews parece una lucha progresista de izquierda, sin embargo también forma parte de un discurso conservador de derecha. ¿Pedir que se filtre información no podría ser un pretexto para censurar las redes sociales y la internet?
“Es un campo de batalla, ciertamente –reconoce el escritor–. Pero una de las conclusiones es que internet no es un medio para informarse sobre estas cosas.Siempre es preferible hacerle caso a las autoridades sanitarias.
“Uno de los problemas que tuvimos al principio de la epidemia fue que, pese a tener al subsecretario de Salud y a todos los doctores del IMSS a las 7 de la noche por televisión abierta,la gente prefería creerles a Laura Zapata o a su hermana Thalía en YouTube”.
Blanca Salces atribuye en parte esta paranoia que se ha vividoa la avidez de información, a querer saber quién fue el primer fallecido por covid en lugar de promover una cultura de la responsabilidad.
No quisimos aceptar que ‘si estás malito’,debes quedarte en casa. No importa de qué estas enfermo, guárdate para no contaminar a los demás. Ysi no necesitas atención hospitalaria, quédate en casa para que los servicios de urgencia no se saturen.
En Europa, explica la estandopera, la gente sabe que si está enferma debe alejarse para no contagiar a otros; no inician campañas de odio por el temor a que otros los contagien.
Ackerman apunta a esta misma idea: el absurdo de Estados Unidos y Europa fue cerrar sus fronteras para que nadie entrara, en lugar de considerar que, siendo ellos precisamente los focos de contaminación, tendrían que haber prohibido la salida de sus ciudadanos para no contagiar al resto del mundo.
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