En su conversación con John Ackerman y Sabina Berman, el escritor Jorge Volpi habla del relato neoliberal y de cómo incluso la izquierda asumió ese relato en algunas de sus políticas públicas. Y, sobre todo, el escritor del crack plantea la urgencia de un nuevo relato anticapitalista o, mejor dicho, post-capitalista.
Debemos buscar “el germen de otros relatos posibles para tratar de desarticular el relato del neoliberalismo, que siguió triunfante pese a que el modelo había muerto. Es un muerto muy vivo el neoliberalismo”.
Y sigue viviendo también por falta de alternativa, opina Berman. Es un vacío que no ha sido posible llenar de otras maneras.
“Pero hora el nuevo gobierno de López Obrador habla justo de este desmantelamiento, del posneoliberalismo –agrega Volpi–. Aunque es un proyecto incipiente, encontramos que en efecto se intentan muchas medidas directamente políticas pero no está cambiando drásticamente el modelo en términos económicos. En algunos casos, incluso, se están aplicando desde este gobierno políticas claramente neoliberales.
“Por ejemplo, hablemos claramente de lo que ha pasado con el libre comercio. El relato neoliberal siempre buscó la apertura de fronteras para los productos, no para las personas. Y eso es exactamente lo que México ha tenido que soportar ahora con la amenaza de Trump. Es una imposición… asumida”, declara Volpi.
¿AUSTERIDAD PARA QUÉ?
En la emisión del martes 2 de julio de 2019 de John y Sabina, el programa que se transmite por la televisora del Instituto Politécnico Nacional, la novelista y dramaturga Sabina Berman lamenta que se hable todo el tiempo de dinero en el discurso oficial, porque eso es neoliberalismo todavía.
“Claro, lo sigue siendo –retoma Volpi–. Por ejemplo, la austeridad republicana. Todavía no sabemos claramente en qué marco está:
“Por un lado, me parece legítimo que el nuevo gobierno trate que la política vuelva a tener un lugar central frente al puro mercado. Que el gobierno pueda regular otra vez y de muchas maneras la política, es ir en contra del relato neoliberal. Eso sí se está haciendo.
“Pero del otro lado, se está reduciendo el aparato del Estado, en algo que no deja de parecerse a la típica reducción neoliberal del Estado”.
Ackerman explica que la Ley de Austeridad Republicana recién aprobada se llama así porque precisamente no va contra el gasto público, mucho menos en contra de todo el gasto en programas sociales.
La idea de la austeridad republicana no es neoliberal. Busca reducir el gasto burocrático para poder gastar más en programas sociales, dar más becas, más inversión en infraestructura. Se utiliza la palabra austeridad precisamente contra al neoliberalismo, porque el Estado está comprometido en más gasto social, no en menos, asegura Ackerman.
“El problema es que el efecto ha sido al contrario –comenta Volpi–. Se ha implementado la austeridad directamente, sin guardar proporción alguna con los programas que se están reduciendo. Y eso se resiente como si fuera una medicina extrema frente a un diagnóstico correcto de abuso y de dispendio del régimen anterior: una especie de quimioterapia que ha estado a punto de matar también algunas células sanas”.
HUACHICOLEARON TODO
Y esa quimioterapia, ¿va a funcionar?, pregunta Sabina Berman.
“Justamente esa es una de las partes que no sabemos. Yo tengo esperanza en que el diagnóstico es positivo, pero por supuesto en este punto específico hay áreas que si se matan no van a revivir. Hay que tener mucho cuidado en áreas como la salud, la cultura o la ciencia. Incluso en las estancias infantiles”, dice Volpi.
Ackerman defiende la aplicación de las medidas de austeridad. Explica que el dinero está fluyendo pero nada más que ahora no va a las estancias infantiles, un programa de emergencia creado por Calderón que terminó con mucha corrupción, con padrones inflados. El dinero de las estancias infantiles, que era mucho, lo estaban huachicoleando a determinados grupos sociales. Y es mejor que el mismo dinero vaya directo a los ciudadanos.
“Ha sido muy importante que una parte central del discurso de nuestro presidente sea justamente contra el neoliberalismo –añade Volpi–. Creo que ha sido una de las grandes lacras de los últimos años, no solamente para México sino en general para el mundo, como se ha ido constatando una y otra vez. Me parece muy positiva la idea de encontrar nuevos relatos frente al neoliberalismo.
“Por el otro lado, como lo decía anteriormente es difícil escapar del neoliberalismo en muchos sentidos. El nuevo gobierno está intentándolo correctamente en algunas áreas, pero en otras sigue manteniendo y a veces incluso exacerbando las políticas neoliberales”, subraya el escritor.
CRÍTICA ÁCIDA Y PERSONAL
En la república de las letras hay una polarización que es un reflejo de la polarización política, apunta Sabina Berman, quien extraña ese lugar seguro de la literatura donde no sólo se hablaba de política sino que se hablaba también de relatos de ficción. ¿Se perdió en México ese espacio de discusión?
“Más que una polarización, lo que estamos viendo en ciertos sectores es una enorme desconfianza hacia cosas que están pasando –responde Volpi– y casi todas tienen que ver con los recursos y con el dinero. Eso está provocando que no se hable de otros asuntos que probablemente son igualmente importantes”.
Pero hay un golpeteo brutal entre los escritores, insiste Berman. Aunque a Ackerman esto le parece fantástico, en términos de la politización que estamos viviendo.
Supuestamente, añade el académico de la UNAM, Andrés Manuel López Obrador está dividiendo el país en chairos contra fifis, pero eso a Ackerman le parece una politización magnifica.
El debate, incluso dentro de la comunidad de cultura y la ciencia, o entre los jóvenes, de repente ya no el mismo. Eso es el posneoliberalismo, sentencia John.
“Sin duda, esto es mucho mejor –resume Volpi–. Quien dividió al país realmente fue Felipe Calderón, al lanzar la guerra contra el narco. Esa fue la auténtica polarización del país, no esta de chairos contra fifís.
“Concuerdo con Ackerman en que hay que discutirlo todo, se apoye o se esté contra el gobierno actual. La discusión y la crítica deben ser, pero se está haciendo una crítica a veces excesivamente ácida y personal”.
Personal y, además, llena de mentiras, añade Berman. Se hacen metáforas histéricas, a veces sin ningún sustento, hay una falta de civilidad para conversar.
“Es una falta de civilidad que, probablemente, es también consecuencia de la falta de control que, en teoría, debería ser positiva –señala Volpi–, pero también de la manera como se discute en redes sociales. La propia forma de la discusión en Twitter particularmente, pero en general en las redes sociales, es siempre corta, ácida y efímera”.
Cfr. ‘John y Sabina – Desenmascarando los relatos del (Neo) Liberalismo (Jorge Volpi)’ (https://www.youtube.com/watch?v=TB7tc71xl9Y).
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.