NO A LA CONCENTRACIÓN

Si algo ha quedado claro en el debate sobre el futuro de los medios públicos, señala el académico Javier Esteinou Madrid, investigador de la UAM-Xochimilco, experto en temas de comunicación, poder político y población, es que no se puede plantear la centralización o concentración de dichos entes en una sola institución.

Porque lo único que haríamos sería pasar “de un sistema autoritario que estamos heredando a otro sistema igualmente autoritario. En el fondo sería pasar de un capataz a otro. De ser así, no veríamos la famosa Cuarta Transformación en materia de medios públicos, sería un engaño, una simulación en la que existiría más de lo mismo pero presentado con otros membretes. Eso no se puede permitir”, responde Esteinou a la pregunta que le hizo José Antonio Fernández.

El director de Pantalla Profesional TelemundoCine entrevistó al autor de Televisión Pública y Desarrollo Cultural, entre otros libros, en el contexto del foro “Hacia una agenda legislativa en materia de comunicación pública” al que convocó la Cámara de Diputados el 24 de septiembre de este año.

En la conversación publicada en el número 163 de la revista (Octubre/Noviembre 2018), Javier Esteinou dijo que lo que se tiene que hacer, con canales como el 11 o el 22, es “partir de los principios que plantea la Constitución, que son independencia, pluralidad, diversidad, apertura, respeto a las garantías comunicativas, el derecho a la información”.

Esteinou reconoce que la discusión sobre los medios públicos está cargada de rumores, “en parte por ausencia de información y también por intenciones que siembran cierto temor y preocupaciones en la opinión pública”.

Y añade que “el cambio de modelo en los medios públicos debe favorecer a la sociedad y no al nuevo grupo en el poder. Ahí está el punto sensible del nuevo modelo a construir que hace la diferencia, sin que eso implique destruir lo ganado y que opera bien”.

FALTA UN NUEVO MODELO

Entonces, ¿la propuesta no es desarmar el modelo actual de medios públicos y hacer otro modelo distinto para México?, pregunta Javier Fernández.

“Aún no está definido un nuevo modelo. Lo que se ha planteado hasta el momento es que los medios públicos en nuestro país no han funcionado como medios de servicio público, se han quedado como medios institucionales, en el mejor de los casos, o como medios de apoyo al funcionario, al presidente municipal, al presidente [de la república] o al gobernador en turno”.

Esteinou reflexiona sobre lo que significa rescatar los medios oficiales para que realmente sean medios de servicio público. Es toda una discusión:

“Hay algunos avances que quedaron plasmados en el Artículo 6 de la Constitución, que prácticamente fueron anulados, debilitados o marginados con la reforma de 2014.

“Hay que partir en esta nueva etapa reconociendo lo que sí ha sido oportuno y funciona para rescatarlo y que siga operando, y lo que se pretenda cambiar debe recibir propuestas.

“Los cambios deben ser sensatos, estamos en la etapa en que el gobierno de AMLO defina su proyecto de nuevo Estado con mayor claridad. Implica la separación del poder político del económico y de funcionar alrededor de una serie de valores edificantes, como combatir la corrupción, no despilfarrar, tener austeridad y ética republicana. Todo esto debe permear para que el modelo de medios público asuma esos valores”.

Y aunque Javier Esteinou juzgaba prematuro en septiembre definir este nuevo modelo, celebra la realización de reuniones como la de la Cámara de Diputados para empezar a construirlo. “Espero que no suceda como en otras ocasiones, que de pronto aparezca un proyecto que ya tenían hecho”.

HISTORIA DE LA TV PÚBLICA

En ese mismo número de Pantalla Profesional, José Antonio Fernández cierra la edición con una historia de la televisión pública en su columna Hombres y Mujeres:

Once TV fue el primer canal público en México. Nació en 1959 como televisora del Instituto Politécnico Nacional (IPN) con el objetivo de difundir educación, ciencia y tecnología.

Al tiempo, el 11 perdió en sus contenidos casi toda su correspondencia con el Poli y “más se distingue por tener un espíritu creativo en el que se dejan ver formatos originales que han cautivado al por su forma y fondo”.

Innovadores fueron los programas de Luis Carbajo, Sergio Romano y Tomás Mojarro, las mesas de debate Anatomías con Jorge Saldaña, las entrevistas de Jimmy Fortson o Cristina Pacheco, “Teatro en Atril (ficción a costo mínimo), la barra Bizbirije”, series y “noticieros que son confiables”, hasta llegar a su nuevo canal Once Niños.

Por su parte, el Canal 13 pasó a manos gubernamentales en el sexenio de Luis Echeverría y “durante mucho tiempo se construyó con programas de la BBC y producciones propias que se inspiraron en la misma BBC, como la Novela del Mes”.

Y mientras durante el gobierno de José López Portillo el Once fue contestatario, el 13 “transmitió contenidos de alto nivel” que lo hicieron competir directamente con Televisa.

Luego, con Miguel de la Madrid, la televisión pública en México tuvo un impulso con la creación de Imevisión que se armó con un carácter semicomercial pero con la tradición de contenidos de alto nivel.

En esa época llegó el humor con figuras que refrescaron la pantalla (como Andrés Bustamante, el Güiri-Güiri, o Ausencio Cruz y Víctor Trujillo, Brozo). José Ramón Fernández consolidó la oferta deportiva con Los Protagonistas en el Mundial de futbol y durante las olimpiadas. Y surgieron al periodismo de análisis Javier Solórzano y Carmen Aristegui.

Con Carlos Salinas, Imevisión se convierte en TV Azteca, empresa pública que compra Ricardo Salinas en 1993 por 640 millones de dólares. Ciertamente la televisora requería una inyección de recursos: las redes nacionales estaban en franco deterioro y la programación ya no tenía valores de producción con rango de competencia comercial.

Con Salinas, el 11 “deja de ser contestatario y se vuelve un canal de contenidos no políticos en la mayor parte de su programación”.

Por su parte, el 22 que no se vendió en el paquete de Imevisión “se convierte en un canal de corte cultural muy definido”. El slogan de El Canal Cultural de México (propuesto por Fernández) le da poder a nivel nacional e internacional.

Con Enrique Peña Nieto, en julio de 2014 nace el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), antes conocido como Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA) tal como lo establecía el decreto de creación publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de marzo de 2010 por el presidente Felipe Calderón.

Hoy en día, SPR (Canal 14) es un organismo público descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio que se encarga de administrar una red de televisoras y radiodifusoras públicas, así como de la preservación, producción y difusión de material audiovisual sin fines de lucro en beneficio de la sociedad mexicana, de acuerdo a sus documentos básicos.

 

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