A partir de que empezaron a conocerse los resultados de la elección del pasado primero de julio se dejaron escuchar voces que auguraban las peores desgracias para nuestro País. Particularmente en esta ocasión, el que junta estas letras, desea referirse a dos: El tipo de cambio y la necesidad de contrapesos para Andrés Manuel López Obrador que ganaba la Presidencia de la República y cuya coalición contaría con un número alto de diputados y senadores en el Congreso de la Unión.
Desde el 2 de julio, el peso empezó a mostrar su mejoría frente al dólar y eso a pesar de que normalmente julio, por un efecto de estacionalidad, muestra incrementos en el tipo de cambio, pues al iniciar las vacaciones de verano, muchos con proyectos para disfrutarlas en el extranjero, suelen comprar divisas verdes para solventar los gastos que harán en el exterior.
Este julio fue distinto, al grado que según Bloomberg, en un análisis publicado por El Financiero, el peso tuvo su mejor mes de julio en 7 años, al cerrar el dólar spot a 17.8410 a pesar del fuerte retroceso observado durante las tres últimas jornadas del mes. El peso se constituyó en la moneda con el mejor comportamiento en el mundo, a decir de la propia agencia. Por otro lado, el índice de cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores mostró un repunte de casi 5 % a lo largo del mes.
Aunque se trata de indicadores muy nerviosos (no en una coyuntura como la actual, sino siempre), y en cualquier momento pueden romper su tendencia, ya sea por causas internas o externas, los nubarrones financieros previstos por más de algún observador (con mala intención, muchas veces), parecen disiparse y nos indican que los inversionistas no muestran el nerviosismo que predecían esos analistas.
Se sigue hablando sin embargo de que el candidato ganador en las elecciones podría caer en la tentación de realizar cambios a la Constitución. Como si fuera una novedad que un Presidente de la República proponga cambios al texto de la Carta Magna. Quienes se refieren a ello, lo dicen como si el texto constitucional se hubiera mantenido intocado a lo largo de la historia. Dicen esto sobre todo cuando durante los últimos sexenios, la Constitución ha sido modificada tanto como los presidentes lo han querido: Desde su promulgación se ha modificado más de 700 veces. Diego Valadés y Héctor Fix-Fierro (para citar solo a estos dos expertos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM) han sostenido que el texto constitucional ahora es solo para expertos y no para el pueblo debido a que tantas modificaciones han complicado su lectura y comprensión. Es un hecho que casi todos los artículos que la integran, se han modificado y que ha habido algunos de ellos que han sufrido varias modificaciones a lo largo de un sexenio. Entonces, la observación de esos personajes parece más bien, fuera de lugar.
México es un país dinámico porque es un país vivo; a pesar de lo cual, se ha abusado de las modificaciones constitucionales. Es necesario hacerlas, pero no tanto como se ha hecho. ¿Por qué se le quiere negar a López Obrador la posibilidad de modificar la Constitución? Sobre todo si consideramos la amplitud del mandato recibido y que el apoyo que se le otorgó al elegir a sus candidatos al Congreso de la Unión incluye un aval para que se realice ese tipo de modificaciones. No debemos perdernos en ese bosque.
Hace unos días, conversando sobre este tema con un magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, cuando la conversación apuntaba a la equivalencia de estas elecciones con las de un congreso constituyente, observaba que los resultados obtenidos por la coalición liderada por Morena, otorgan a los ganadores la obligación de realizar las adecuaciones constitucionales que estimen pertinentes para poder instrumentar las políticas ofrecidas durante la campaña. Es decir, el mandato recibido, les otorga mayores posibilidades que si se hubiera convocado a un nuevo constituyente.
Tratando de resumir lo dicho, si bien siempre un cambio en la Presidencia de la República produce zozobra, en el momento que actualmente vive el País, se observa calma. Las políticas propuestas producen inquietudes, debemos considerar que no son ocurrencias y algunas se han trabajado durante muchos años por expertos en cada tema. Lo que es seguro que significarán, es una ruptura de la inercia observada durante muchos años y con ello se verán rotos también, muchos privilegios. De allí la reacción nerviosa de muchos actores políticos y financieros, así como de la élite de los opinadores profesionales. ¿Será esa la verdadera mafia del poder? ¿O hablarán por la mafia del poder?
Por cierto, ¿Dónde se observan los opositores al nuevo Ejecutivo? Si Convergencia Democrática le ofrece los votos de sus legisladores, si el PRD también coquetea en ese sentido, Si algunos gobernadores panistas le han ofrecido sus respetos como también el próximo gobernador de Jalisco y el PRI y el PAN se debaten en sus respectivas reconstrucciones ¿Quién será el opositor serio y fuerte que pueda enfrentar a López Obrador?
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.