NYT: NO MÁS CARICATURAS

A partir del 1 de julio, The New York Times dejará de publicar viñetas políticas en su edición internacional. En su tirada estadounidense, el Times ya no cuenta en sus páginas con viñetas cómicas o satíricas, lo que en México conocemos como cartón político.

Como consecuencia de esta decisión, el NYT suspendió su relación contractual con los dos dibujantes del diario. Ambas medidas no exentas de polémica, reconoce la corresponsal de El País en Washington, Yolanda Monge.

En la nota publicada el 12 de junio de 2019, ‘La edición internacional de ‘The New York Times’ no publicará más viñetas satíricas’ (https://elpais.com/sociedad/2019/06/11/actualidad/1560271902_318005.html?rel=mas), el diario madrileño cita que la determinación del Times se da luego que el 1 de abril se publicara en las páginas de Opinión de dicha edición una caricatura considerada “antisemita”, en la que aparecen Benjamin Netanyahu y Donald Trump.

La ilustración del portugués António Moreira Antunes (que había sido publicada previamente en el semanario lusitano Expresso) caricaturizó al primer ministro de Israel como perro guía con una Estrella de David colgando de su collar, que conduce a un Trump ciego tocado por la kipá, el tradicional gorro judío.

Las reacciones ante la publicación del cartón de Moreira llevaron al NYT a disculparse por la “indefendible” caricatura.

NO VOLVERÁ A SUCEDER

En un comunicado, el responsable de las páginas editoriales, James Bennet, aseguró que The New York Times está “muy agradecido y orgulloso” por el trabajo que los dibujantes Patrick Chappatte y Heng Kim Song han hecho durante años por la edición internacional del periódico.

“Sin embargo», añade, «durante más de un año hemos estado considerando que la edición en el extranjero esté en línea con la doméstica, por lo que pondremos fin a los dibujos políticos a partir del 1 de julio”.

Además de lamentar “profundamente la publicación de una viñeta antisemita en la edición impresa» del rotativo que circula fuera de Estados Unidos, el Times se comprometió el 28 de abril a que “nada semejante» vuelva a suceder de nuevo.

“Una imagen como esa es siempre peligrosa, y en un momento en el que el antisemitismo está resurgiendo en el mundo, es todavía menos aceptable”, sentenció Bennet.

Al mismo tiempo, el New York Times piensa seguir invirtiendo “en distintas formas de periodismo de Opinión, incluyendo prensa visual que exprese matices, complejidad y voces desde diversos puntos de vista a través de todas nuestras plataformas”.

El jefe de Opinión recordó que el año pasado, por primera vez en la historia, el Times ganó un premio Pulitzer por una serie de viñetas políticas que representaban la historia de una familia de refugiados sirios.

¿Y YO POR QUÉ?: MONEROS

Patrick Chappatte escribió un artículo titulado ‘El final de las viñetas políticas en The New York Times’, donde asegura que toda su vida profesional ha estado motivada “por la convicción de que la singular libertad de las ilustraciones políticas lleva consigo una gran responsabilidad”.

Y respecto a su despido del Times, Chappatte opinó: “Suelto la pluma y suspiro: son muchos años de trabajo destruidos por una simple viñeta –que ni siquiera era mía– que jamás debería haberse publicado en el mejor periódico del mundo”.

Para el dibujante está en peligro no sólo la caricatura política sino el periodismo y la opinión en general. “Las ilustraciones políticas pueden cruzar fronteras. ¿Quién mostrará que el Emperador Erdogan está desnudo cuando los dibujantes turcos no puedan hacerlo? Uno de ellos, nuestro amigo Musa Kart, se encuentra ahora mismo en la cárcel”, cuestionó el ilustrador.

“Dibujantes venezolanos, nicaragüenses o rusos se han visto forzados al exilio. En los pasados años, algunos de los mejores ilustradores de EE UU, como Nick Anderson y Rob Rogers, perdieron su puesto porque sus jefes consideraban que su trabajo era demasiado crítico con Trump”, prosigue Chappatte.

“Quizá debamos empezar a preocuparnos”, se plantea el monero, como les decimos en México a quienes practican el oficio de ilustrador. “Las viñetas políticas nacieron con la democracia. Y son cuestionadas cuando la libertad lo es”.

YA TODO ES ANTISEMITISMO

En su pieza periodística, Chappatte se dice convencido que el dibujo de Netanyahu y Trump nunca debió ver la luz. ¿Pero qué opina el autor del cartón, António Moreira Antunes?

Entrevistado vía telefónica por Carla Mascia, en una conversación que se publicó el 17 de junio también en El País, el dibujante portugués confiesa que nunca pensó que una de sus viñetas políticas iba a costar tan cara a sus colegas de profesión.

En ‘La profesión de viñetista, ¿puede desaparecer?’ (https://elpais.com/sociedad/2019/06/15/actualidad/1560632246_625464.html), Moreira explica que para él sólo era un dibujo más y la expresión de su desaprobación al apoyo ciego del magnate a la política llevada a cabo por el conservador israelí. No quiso plasmar una muestra de antisemitismo.

Que el dibujo haya culminado con la cancelación de los contratos de los viñetistas de planta del Times, y la decisión de poner fin a la publicación de viñetas políticas, hace que el portugués se replantee el porvenir de su profesión y la pervivencia de un género inseparable de la libertad de prensa: “La verdad, no sé cuál será nuestro futuro ni si vamos a durar”.

CENSURA OMNIPRESENTE

El gremio está incrédulo, resume la reportera de El País. Al dibujante suizo Chapatte la prudencia que empleó durante más de 20 años trabajando para la versión internacional del diario estadounidense, presente en 180 países, ni siquiera le sirvió para conservar su empleo.

“Siempre hago cinco o seis borradores, busco otras opiniones. Entiendo que a algunos les puede parecer una forma de autocensura, pero está en todas partes, forma parte de nuestro trabajo y más tratándose de un diario con semejante difusión”.

Y sin desmentir su desagrado por el cartón del escándalo, Chapatte piensa que la decisión del diario “es una mala señal” y que cometieron un error al no “haber puesto en perspectiva ni explicado por qué se decidió publicar el dibujo de António”.

Para Moreira Antunes lo que ocurrió es un caso de censura pura y dura. “Acusar a una persona de antisemita es la forma que se ha encontrado para que nunca se pueda criticar la política de Israel”, se defiende.

“No se puede interpretar esa viñeta fuera de los códigos del dibujo de prensa. La viñeta es siempre metafórica. Netanyahu obviamente no es un perro. La estrella de David forma parte de la bandera de Israel y Trump se puso una kippa cuando fue a Jerusalén. ¿Por qué hacer un drama de esto?”, se interroga con evidente lasitud el portugués.

Otro dibujo suyo, del papa Juan Pablo II con un preservativo en la nariz, publicado en Expresso en 1992, ya había generado un gran revuelo en su país.

PUREZA TOTALITARIA

¿Por qué hacer un drama de esto? Esa misma pregunta también se la hizo el viñetista israelí Avi Katz cuando el Jerusalem Report, donde trabajaba desde 1990, lo despidió en julio del año pasado tras recibir quejas por un supuesto dibujo “antisemita” en el que Netanyahu, junto a otros parlamentarios, aparecían retratados con caras de cerdo en referencia a Rebelión en la granja, la obra de George Orwell.

“Siempre me había sentido orgulloso de la libertad de expresión que teníamos en Israel y que nos permitía organizar muestras a las que acudían viñetistas del mundo entero, pero la situación ha cambiado mucho”, lamenta Katz.

Por su parte, Gérard Biard, redactor jefe de Charlie Hebdo, cree que esta medida es el reflejo de un mundo cada vez más dominado por una forma de puritanismo, entendido como un “totalitarismo de la pureza”:

“Existen movimientos que se autoproclaman defensores únicos de una causa o de una comunidad. Ven el mundo en blanco y negro, buenos frente a malos; ellos representan al bien y tienen que erradicar el mal. Y el problema es que nos sometemos a eso”, expresa Biard.

La decisión del diario neoyorquino no sorprende a los miembros de una redacción víctima en 2015 de uno de los atentados más salvajes cometidos contra la libertad de expresión. Lo que sí suscita es indignación, porque, asegura Biard a El País, el problema del Times no es el antisemitismo sino el dibujo de prensa en general.

“¿A quién teme ofender el Times? y ¿hasta dónde es capaz de llegar para evitar tener problemas con ciertos colectivos o grupos de presión? ¿Pasará también con los artículos de opinión?”, se pregunta Biard.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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