PARA SER HAY QUE ESTAR

En la lista de probables candidatos de Morena a la gubernatura del estado en 2021, hay al menos ocho personajes: dos de los colimenses que trabajan cerca de López Obrador, César Yáñez Centeno y Mario Delgado Carrillo; los senadores Joel Padilla Peña y Griselda Valencia de la Mora; las diputadas federales Claudia Yáñez e Indira Vizcaíno y los alcaldes Griselda Martínez (de Manzanillo) y Elías Lozano (de Tecomán).

A César Yáñez Centeno y Cabrera, anunciado coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia, su jefe no le ha cobrado la factura por los platos rotos que dejó la boda fifí en Puebla.

Muchos apuestan por un declive cuando no el fin de su carrera política, y otros incluso ven necesario el sacrificio del recién casado para salvar el prestigio de AMLO, quien prometió en campaña honestidad y austeridad. Pero mientras no se confirme que a César lo van a hacer director de Recursos Humanos en las empresas de su esposa, no lo podemos quitar de la lista.

Tampoco podemos obviar a Mario Delgado Carrillo, coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, quien ha dejado en claro que tiene otras aspiraciones en la capital del país. Por lo pronto, como delegado político especial para tratar de meter orden entre los diputados locales, Mario no tuvo éxito.

¿LA REAL OPOSICIÓN?

Están también los dos senadores que ganaron su escaño por mayoría: Griselda Valencia de la Mora por el solo hecho de estar en la Cámara Alta, aunque no sea una figura reconocida fuera de Morena; y Joel Padilla Peña, líder moral del PT en Colima y eventual beneficiario de la cuota de poder a su partido en las elecciones intermedias.

A lo comentando respecto a que Padilla pueda reclamar la única candidatura a un gobierno estatal que le corresponda al PT en 2021, cabe contrastar el reciente descalabro político que sufrió el Senador.

Joel intentó dar un golpe de timón para hacerse de la Comisión de Gobierno Interno y, con ello, del control del Congreso local. Pero el golpe fue atajado por la bancada de Morena que logró arrebatarle dos diputados al Partido del Trabajo y otros dos al bloque de quienes llegaron al Poder Legislativo siglados por Encuentro Social.

Romper con el PT obligó a Morena a pactar con la bancada del PAN una alianza de facto, materializada en la cesión al perredista Francisco Rodríguez García de la presidencia de la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Fiscalización de los Recursos Públicos.

Que el representante por el distrito VI presida esa comisión, molestó tanto al gobierno priista de Peralta Sánchez que Joel Padilla bien podría alegar ante la superioridad de su partido y ante la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que él encarna la verdadera oposición en Colima.

La conducta del coordinador de la fracción petista, Carlos César Farías Ramos, ex consuegro de Mario Anguiano, en abono a una ruptura del bloque lopezobradorista, sugiere que esa bancada se ubica en el bando contrario a Nacho. Y en Casa de Gobierno deben estar pensando que si es “amigo de mi enemigo, es mi enemigo”.

Sin embargo, Joel Padilla nunca dejará de ser Joel Padilla y hasta ahora le ha funcionado jugar en la elección de Gobernador con el PRI y en la presidencial con la izquierda.

ESCUCHAR AL PUEBLO:

De las diputadas federales, queda claro que el futuro político de Claudia Valeria Yáñez depende de la suerte de su hermano César.

Ella podría hacer efectivo el premio de consolación ante una defenestración del hombre que perdió su reino por un amor, pero también tiene la oportunidad de crecer políticamente en San Lázaro, sin estar siempre a la sombra de ‘el más leal colaborador de López Obrador’.

Los escalones que baje la diputada por el primer distrito electoral federal los subirá la representante por el segundo, Indira Vizcaíno Silva.

Al ritmo ascendente marcado por el anuncio de que será la coordinadora general del Gobierno Federal en Colima, Indira suma ahora el protagonismo en la organización de la consulta sobre el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

Sea cual sea el resultado de la consulta, Indira insistirá en que López Obrador escuchó la voz del pueblo. Y hacer eso creíble le favorecerá a Vizcaíno en su aspiración política.

LA CONSULTA DE CORTESÍA:

No pocos analistas –especialmente los que se han sumado al lobby pro Texcoco– alertan que los dados están cargados a favor del “no” a la continuación de la obra del nuevo aeropuerto.

Pero simplemente una lectura atenta del folleto informativo que han estado repartiendo, me hace pensar que el presidente electo quiere en realidad que continúen esos trabajos.

Hasta para tranquilizar a los mercados financieros, se han enviado mensajes que apuntan a que la consulta es una cortesía (en realidad, una manera de compaginar los compromisos de campaña con las presiones empresariales) y que la decisión sobre el nuevo aeropuerto será técnica.

Todos los especialistas coinciden en que el daño ya está hecho. Un sistema de aeropuertos en red como el que habrían constituido Toluca, el Benito Juárez y la base aérea de San Lucía, tenía sentido hace un par de décadas, antes de que se impusiera la tendencia de los aeropuertos hub, es decir, concentradores.

Que se eleven los costos de los usuarios y las líneas al tener que desplazarse del aeropuerto donde aterriza el avión a otro de donde despegará la conexión, no es tan grave puesto que eso ocurre en sistemas aeroportuarios como San Francisco o Nueva York.

Curiosamente, hasta ahora nadie se ha preocupado por las molestias y los gastos adicionales que tienen que enfrentar los pasajeros que llegan en camión a la TAPO en Ciudad de México y deben trasladarse a la Central de Autobuses del Norte para continuar su trayecto.

La administración Peña Nieto dejó condicionada la obra al invertir miles de millones de pesos en la preparación del suelo que son irrecuperables; al comprometerse a pagar elevadas sanciones en caso de cancelación del proyecto y, entre otros candados, al diseñar las pistas del NAICM perpendiculares a las del Benito Juárez y Santa Lucía, cuando el diseño original las ubicaba en paralelo. Con esta dirección, al entrar en operaciones el nuevo aeropuerto quedarán inservibles tanto el viejo como la base aérea.

La administración Peña Nieto hizo todo lo que estuvo a su alcance, no necesariamente dentro de la ley, para garantizar el negocio de especulación inmobiliaria que supone el NAICM. Incluso desviaron el tren a Toluca para que no toque el aeropuerto del estado de México.

López Obrador podrá quitarles los contratos de construcción, pero no los predios alrededor de Texcoco con los que pretenden especular los socios de Peña Nieto.

Es tan artero el golpe al erario, que la administración de López Obrador tendrá que invertir millonarios recursos en modernizar los aeropuertos de Toluca y Benito Juárez, aun cuando se decida concluir la obra del NAICM, tan solo para evitar que en los años que durará la construcción en Texcoco colapse la aviación comercial en el valle de México.

LUCHA POR LA CASETA:

Dentro de su propia agenda personal, Indira también reanudó la lucha por lograr una relación sensata entre los colimenses y los concesionarios de la caseta de peaje de Cuyutlán. Un asunto sobre el que tendremos que volver más adelante.

Y también, por la complejidad de la realidad política de Manzanillo, dejamos para una siguiente entrega de esta columna el análisis de los últimos dos de los ocho aspirantes naturales a la candidatura de Morena a la gubernatura en 2021: el alcalde de Tecomán, Elías Lozano, y la edil porteña Griselda Martínez.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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