Los puentes vehiculares que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) del gobierno federal dio a conocer que se construirán entre 2025 y 2026 en Colima, son: el tan esperado paso a desnivel en el cruce de ferrocarril sobre el libramiento sur Colima-Manzanillo, a la altura de Prados del Sur; y el mañosamente aplazado tramo elevado del Tercer Anillo Periférico en su intersección con la avenida Venustiano Carranza, que correrá a lo largo de plaza Sendera.
Así lo confirmó la gobernadora Indira Vizcaíno en los Diálogos por la Transformación de este martes 21 de enero, cuando calificó de obras necesarias y urgentes estos pasos superiores y sus correspondientes distribuidores viales a nivel ya que, en horas pico, ralentizan el tránsito vehicular hasta el punto de afectar las actividades de los residentes del área y de los habitantes de la zona metropolitana que usan esas vialidades.
Los problemas se hicieron notar desde que estos cruces adquirieron su actual fisonomía, sin que durante todos estos años fuera posible darles solución por la resistencia de la concesionaria del ferrocarril y de los empresarios del centro comercial.
Supuestamente por normatividad, Ferromex no aceptó que el embudo que se forma al pasar de tres carriles a uno por cada sentido en el arco sur fuera sustituido por un juego de barreras, con plumas que se extendieran a lo largo de tres carriles. No sólo porque un brazo de ese largo se vuelve muy pesado, sino porque presuntamente los vehículos colocados a la derecha le restarían visibilidad al conductor que ocupa el carril central.
Eso alegaron los ingenieros ferroviarios, como si la barrera no cerrara y abriera el paso a los tres carriles simultáneamente. Y como si en la carretera a Coquimatlán no hubiera ya cruces a nivel de dos carriles por sentido sobre las rieles, uno con plumas a la altura de Rancho de Villa y otro, en diagonal, a la entrada a la cabecera municipal.
PUENTE CON OTRO NOMBRE
En el caso del paso vehicular superior del tercer anillo en el cruce con V. Carranza, los problemas los creó la propia autoridad estatal en 2013 al complacer a los propietarios del centro comercial de marras, quienes se oponían a la idea de elevar la vialidad por diversos motivos.
No sólo taparía la vista de la fachada y ‘quien no enseña no vende’, argumentaban, sino que (pero eso no lo reconocieron) posibilitaría a quienes transitasen por el periférico asomarse al exclusivo fraccionamiento residencial que se encuentra detrás de la plaza.
Preservar esa privacidad fue lo que llevó seguramente al arquitecto que diseñó Sendera, a restarle lo que podría haber sido uno de sus grandes atractivos: la vista de los volcanes.
Las presiones de los empresarios fueron tan fuertes que el gobierno de Mario Anguiano terminó usando los recursos ya presupuestados en la construcción de un paso elevado a la altura de la avenida Constitución, donde la utilidad resultó mínima pues la bifurcación conflictiva era ya desde entonces la avenida Carranza, por donde suben y bajan en sus coches los padres de los alumnos de (en esa época) tres colegios particulares.
Para esconder el desvío, denominaron a esta infraestructura sobre la Constitución, “puente V. Carranza”. Y como sería ridículo llamar ‘puente Constitución’ al que estará ahora sobre Carranza, habrá que usar otra definición para el nuevo paso superior vehicular.
IRÁ POR ARRIBA
Lo que está claro es que el tercer anillo se elevará, como en los cruces que ya existen en Constitución y en Camino Real; que no será un paso deprimido, como el que cruza por debajo de Prolongación Hidalgo; y tampoco será un paso a nivel, mientras la Carranza atraviesa por arriba o por abajo.
El argumento que se usó hace 24 años para sabotear la obra, pesa hoy en contra de cualquier alternativa a construir un tramo elevado en el Paseo Miguel de la Madrid. Ni el periférico ni la Carranza pueden ir deprimidos porque, en el caso del tercer anillo, el punto donde iniciaría el descenso en su lado poniente coincidiría con el cauce del río Colima y, en el caso del antiguo camino a El Chanal, a partir de ese cruce la avenida corre casi paralela al arroyo Santa Gertrudis.
La pregunta obligada para Marisol Neri, secretaria de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Movilidad en el estado, es si ya dialogaron con los propietarios de la plaza a fin de que no pretendan revivir la campaña para combatir mediática y jurídicamente la obra.
Sin embargo, tal vez no sea necesario. Como los operadores de plaza Country en la avenida Sevilla del Río, los empresarios de Sendera ya deben haber entendido que, tan importante como estar sobre una avenida transitada, es que la vialidad por esa arteria sea fluida y que el acceso a la plaza no suponga una pesadilla.
En Guadalajara eso mermó el éxito de Plaza Galerías en la salida a Tepic por la avenida Vallarta, y obligó a los promotores de Punto Sur a costear sus propios accesos subterráneos en la salida a Colima por prolongación López Mateos. En ese sentido, Sendera quizá termine de consolidarse si las laterales ayudan a entrar y salir de la plaza con comodidad, pero sobre todo si permiten pasar de largo frente a ella sin tener que hacerlo a vuelta de rueda.
La gobernadora y la titular de Seidur describieron el distribuidor vial que complementará al paso a desnivel de la Carranza para dar fluidez a las laterales, en forma similar a la glorieta que ha estado en uso bajo el elevado sobre la Constitución.
RETORNOS Y DISTRIBUIDOR
Por lo demás, para evitar que Sendera y todos los comercios que están en las inmediaciones colapsen durante el año que se tardarán las obras, habrá que mejorar la fluidez de las dos avenidas que podrían funcionar como alternativa para el tercer anillo: De la Paz y Los Diamantes.
Ambas tienen el problema de que topan con V. Carranza, aunque se originen en Ignacio Sandoval o en Constitución. Sin embargo, la Avenida de la Paz sería más fluida si eliminaran esos absurdos reductores de velocidad que, más que topes, parecen bordos. Y, en Los Diamantes, podrían extenderse con poca inversión las huellas de rodamiento más allá del puente sobre el arroyo Manrique. Por no hablar de la conveniencia de trazar, sobre las calles ya existentes, un corredor vial para conectar esta avenida con el antiguo camino a La Capacha y la prolongación Ignacio Sandoval.
Por supuesto, habrá que ir pensando en dos nuevos puentes para enlazar a los municipios de Colima y Villa de Álvarez. Y la ubicación obvia de estos pasos sobre el río son De la Paz y Los Diamantes. Buena parte de la congestión en el crucero de tercer anillo y Carranza se debe a que los vecinos de las colonias al norte de la Villa deben bajar hasta el Paseo Miguel de la Madrid para ingresar a las colonias al norte de la capital.
Por su parte, el paso a desnivel en el arco sur no contará con distribuidor vial, ya que no se contempla la continuación de las laterales sobre las vías del tren. No obstante, el trazo de esas laterales de dos carriles por sentido tendría que considerar los ingresos a las colonias de un lado y otro del ferrocarril.
Habrá que prever no sólo el ingreso a un motel cuyo paño queda prácticamente sobre la vialidad, sino la incorporación a los carriles centrales de los habitantes de las diferentes secciones de Prados del Sur que salen por las calles Sauz, De las Colinas e Hidalgo.
Por la existencia de un camellón, esta accesibilidad se da hoy únicamente en dirección sur-norte. Pero no para quienes buscan una salida alterna en dirección al entronque El Higueral de la autopista a Manzanillo.
POR LOS CAMINOS DEL SUR
Desde el imperio romano, el estado de los caminos y calles es un símbolo de la eficiencia gubernamental. Y en Colima, además, los proyectos carreteros y de vialidad que se desarrollarán en la segunda etapa del sexenio de Indira Vizcaíno representan una sinergia entre los órdenes federal, estatal y municipal. Significan también la conveniencia de la asociación público-privada en la construcción de nuevas carreteras, y la cooperación con la industria constructora en la conservación de las ya existentes.
Además de los pasos elevados en el arco sur y el arco norte, los proyectos que el gobierno estatal ha venido publicitando son:
– La rehabilitación de 874.33 kilómetros de la red carretera local, con una inversión de 400 millones de pesos de recursos estatales provenientes de la contraprestación por la concesión para ampliar el tramo Armería-Colima, que incluye la zona de ‘La Salada’; y
– Las laterales en el libramiento Ejército Mexicano, en donde se invertirán más de 34.6 millones de pesos como parte de las contraprestaciones dadas al estado por la empresa que construirá el Macrolibramiento Sur;
– Sin olvidar las obras en la entidad del programa federal “Bachetón”, a través del cual se realizan repavimentaciones de 16,300 kilómetros de carreteras en todo el país.
De estos proyectos hablaremos en una siguiente entrega de esta columna.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
falta dar agilidad a la Glorieta de los Perritos y al cruce del FC con el libramiento sur carretera a Manzanillo. al sur de la carretera a Coquimatlan.
El proyecto original del puente sobre avenida Constitución significaba unir ave Constitución con el periférico con un paso elevado único hasta más allá de V. Carranza e incluyendo la Sandoval