Desde 2014, JobAndTalent España declaró la del “reportero de periódicos» como una profesión en peligro de extinción:
“Reportero de periódicos. Como siempre, el periodismo se convierte en una de las profesiones más azotadas por el mercado de empleo. Los blogs y el gratuito acceso a la información obligan a los medios a prescindir de profesionales que cobran por generar una información que los blogs generan gratuitamente. La información está devaluando su valor en el mercado. Las editoriales cada vez despiden a más periodistas y se prevé que la creación de empleo para 2022 en periódicos sea del -13%”, cita Silvia Tinoco.
En su blog ‘Lo que diga McLuhan’ (http://loquedigamcluhan.blogspot.com/2014/09/reflexiones-reportero-un-trabajo-en.html) Tinoco calificaba ya entonces la declaración como noticia vieja, pues de la extinción de la profesión reporteril se ha venido hablando como profecía desde que internet hizo posible la irrupción del llamado ‘periodismo ciudadano’.
El oficio sobrevivió porque como siempre los periodistas “nos reinventamos”, aunque tarde “cuando se supone que una profesión como la nuestra debería estar a la cabeza en innovación. Alternativas sostenibles existen y si no que se lo digan a Ignacio Escolar y ElDiario.es, que han encontrado un público dispuesto a pagar por información”, escribe Tinoco.
Desde que aparecieron en el ecosistema comunicacional, los blogs pusieron en riesgo de desaparecer a los medios tradicionales porque aquellos ofrecen información gratuitamente y los diarios no. En el debate blogueros vs periodistas, lo que tienen en común es que “ambos son gestores de información. También es verdad que hay blogueros que podrían competir en calidad con los periodistas y grandes periodistas que se convierten en grandes blogueros con la libertad de no estar atado a la línea editorial de un medio”, apunta la analista.
LICENCIA PARA REPORTEAR
Precisamente ahí es donde ve Silvia Tinoco una diferencia: “en la formación. Un bloguero suele escribir por hobby, sólo de los temas que le interesan y con toda la subjetividad del mundo. El periodista tira de su ética periodística para profundizar en temas de interés público, cuidando mucho sus opiniones, a no ser que se trate de una crónica. En última instancia, será el lector el que determine si prefiere informarse a través de uno o de otro”.
Por orgullo gremial, los periodistas de oficio valoramos al periodista que “tiene ética profesional, criterio sobre lo noticiable y lo que no, sabe de dónde obtener información fiable y cómo gestionar sus fuentes y, en base a su carrera profesional y a la calidad de dichas fuentes, puede tener mayor credibilidad. Un bloguero no tiene estas obligaciones, esta ‘responsabilidad social’, por decirlo de alguna manera”.
Tinoco se pregunta si esto es “intrusismo profesional” (la actividad de una persona no autorizada para ello, que puede constituir el delito de ejercicio fraudulento de una profesión sin la titulación necesaria cuando existe requerimiento de una titulación profesional oficial, ya sea por una universidad o por una entidad reguladora) y si en el mercado laboral o de servicios podemos convivir ambos.
Ilustra el caso con el siguiente ejemplo:
“En California se dio el caso de tres blogueros que en un juicio quisieron acogerse a la protección que otorgaba el Estado a los periodistas para no revelar sus fuentes, pero el juez se negó. ¿Por qué? Porque no cumplían los siguientes requisitos:
“Educación en Periodismo. [Esto es], credenciales o pruebas de estar afiliado con una reconocida entidad.
“Prueba de la adherencia a los estándares periodísticos tales como la edición, comprobación de los hechos o la revelación de conflictos de intereses
“Guardar notas de conversaciones y entrevistas que se realicen.
“Entendimiento o acuerdo de confidencialidad entre el acusado y sus fuentes.
“Creación de un producto independiente en lugar de montar los escritos y publicaciones de otras personas.
“Ponerse en contacto con ‘el otro lado’ para contar ambos lados de una historia”.
COLEGAS PERIODISTAS
En cuanto a deslindar el periodismo profesional del amateur, ¿podríamos hacer lo mismo en países como el nuestro?
En España, señala Tinoco, hay quien dice que el conflicto blogger/periodista responde a una cuestión de falta de legislación: “La profesión periodística carece de un órgano institucional que la regularice y le proporcione una cobertura jurídica en los casos en los que sea necesario”.
Al igual que sucede con otras profesiones como la abogacía o la medicina, que necesitan estar colegiados para poder ejercer su profesión, esta regularización solucionaría gran parte de los problemas a los que diariamente se enfrentan los periodistas.
Como, por ejemplo, el intrusismo tan acelerado que vive la profesión en los tiempos contemporáneos, por parte de “bloggers, colaboradores en tertulias de televisión o profesionales que a menudo poseen conocimientos pero no el título necesario para poder ejercer como profesional del periodismo”.
A esta tesis le acaba de dar un golpe la Real Academia del Español (RAE) al cambiar la definición de periodista en el Diccionario, por una que omite la cuestión de contar como requisito con una licenciatura o patente para ejercer el periodismo.
“Es verdad que se puede ser un buen periodista sin necesidad de un título porque hablamos más de un oficio que de una profesión. También podría valorarse la trayectoria y experiencia en este caso para que una persona sin título pueda ejercer como cualquier otro periodista si, como dice el tercer punto de los requisitos anteriores, esta persona demuestra practicar el Periodismo según sus estándares. La clave es la regularización”.
PERIODISMO PIRATA
Cuando la propia Silvia Tinoco se licenció en Periodismo, su abuelo le preguntó ‘¿Y no te han dado un carné de periodista? ¿Entonces cómo te diferencias de los demás?’
Ciertamente, una charola como la que pedían muchos sujetos influyentes a los periódicos mexicanos como patente de corso, o en el caso de Tinoco, un título profesional de Periodismo, le permitiría a la joven licenciada defender su perfil frente al de los participantes de cualquier reality show que se llenan los bolsillos como ‘tertulianos’.
Como en México cuando se necesitaba una patente de locutor para ser comentarista regular en una estación de radio o televisión, “no sólo es una cuestión legal –que ayudaría mucho–”, según Tinoco, sino de valorar “el trabajo de gente que está bien formada porque son más baratos los que no lo están. ¿Cuántas veces hemos oído: ‘No necesito un fotógrafo, eso me lo hace mi primo que tiene una cámara’?”
En conclusión, “falla la ley y, lo más importante, falla el respeto. Y será por eso por lo que el reportero desaparezca, no por otra cosa, porque capacidad para reinventarnos tenemos de sobra”, afirma Silvia Tinoco.