¿Qué tan finas deben ser las pinzas para tratar a las grandes corporaciones mundiales que controlan el internet?, ¿y dónde hay que apretar?, le pregunta Ernesto Ledesma al filósofo de la comunicación Fernando Buen Abad.
Vía remota desde Buenos Aires, entrevistado en el noticiero Perspectivas de Rompeviento TV, el 9 de febrero de 2021 (https://www.youtube.com/watch?v=7bV-701UZCU), el director del Centro Universitario para la Información y la Comunicación ‘Sean MacBride’ de la Universidad Nacional de Lanús, Argentina, señala:
“El tema crucial es la información, el big data. Esta transmisión y los mensajes que se han originado a partir de lo que estamos conversando, ya generó una masa de información que alguien supone le puede ser útil, hasta para vender libros vinculados a los temas que aquí hemos abordado”, dice Buen Abad.
“Esa misma persona que nos oye conversar, recibirá anuncios de productos relacionados a través de una agencia de publicidad. Pero la información que manejamos en la charla, debería ser privada o reservada. Aunque tenga disponibilidad pública, no es para comercio público. Y este es un primer requisito para diferenciar la información: ¿en qué sí puede ser usada y en qué no?
“Eso ya existe para muchas actividades, como acuerdos, reglamentos y convenios internacionales. Tan es así que, por ejemplo, cuando te suscribes a Facebook o Twitter aceptas una serie de condiciones que valen para ellos y para ti. Esas reglas que las empresas te obligan a aceptar, tienen valor para ti como usuario pero también para la plataforma digital.
“La leyenda de que son grandes monstruos que nadie puede tocar, es un mito que se inventaron ellos mismos porque nada mejor que convertirse en dioses, como las deidades griegas que están allá en altitudes inalcanzables, para parecer intocables. Falso de toda falsedad, son regulables porque ellos se relacionan con sus usuarios de acuerdo a los marcos normativos de cada país.
“Si quieres hacer promoción de Rompeviento TV a través de Twitter, presentas tu tarjeta de crédito, eliges el número de usuarios a los que quieres llegar y ellos te cobrarán por ese servicio. Eso significa que hay una operatividad autorizada a nivel nacional para un tipo de conducta comercial concreta, que tiene incluso registros hacendarios.
“En otro campo, tenemos al menos tres o cuatro puntos muy sensibles:
“Necesitamos asegurarnos de que se suspenda la operación del insulto a través de las redes sociales, porque esto llega a excesos de guerra psicológica. Aquel que produzca ataques, tendría que rendir cuentas porque lo más probable es que la agresión venga de un grupo de bots o de trolls orientado a esa tarea.
“Nadie en su sano juicio, por más resentimientos que tengamos entre nosotros o muy loco que esté, se atreve a mentar la madre así nomás. Hay en todo esto un mecanismo de operación belico-tecnológica, que tiene que ser seguida y perseguida, porque ahí está el hilo de Ariadna que nos llevará a ubicar los laboratorios de guerra psicológica.”
BIBLIOTECA COMUNITARIA
Hay una larga biblioteca para profundizar en estos temas, recomienda Buen Abad. “Todos los libros que encuentres de Armand Mattelart son absolutamente recomendables, porque recogen la experiencia de gente que conoce el tema a fondo. No sólo ha sido profesor nuestro durante mucho tiempo, sino que además participó en las luchas comunitarias populares en materia de comunicación, en Chile, junto a Ariel Dorfman, su coautor en Para leer al pato Donald, texto que desnudó la estrategia ideológica de la industria Disney”.
“Ahí están también los trabajos de los argentinos Eliseo Verón [antropólogo, alumno de Claude Lévi-Strauss] y Héctor Schmucler [semiólogo, discípulo de Roland Barthes], quienes han producido desde una semiótica incipiente hasta la semiótica que llamo yo emancipadora.
“Ahora bien, cada letra que recomiende debe leerse con una mirada muy crítica porque los autores tiene sus etapas. Algunos comunicólogos venezolanos tuvieron una actividad muy progresista en el origen de su obra, y después cambiaron de orientación por quién sabe qué razones.
“Y están por supuesto los escritos más recientes de Ignacio Ramonet, cuya tesis sugiere que informarse es un trabajo que debe tomarse en serio. No se limita a abrir la boca para ver qué te cae, sino hay que tener disciplina para hacer una búsqueda y una selección; luego, un subrayado y una crítica de lo que se encuentra, porque la información se construye sobre la base de un debate permanente con lo que se lee y, para ello, se requiere desarrollar un pensamiento crítico.
“Yo sugiero que las bibliografías se compartan. Propongo formar en Rompeviento TV una pequeña biblioteca de autores sobre comunicación, y compartir con la audiencia algunas cosas que circulan de manera digital.
“Y, con toda inmodestia, propongo también algunos de mis textos, como los que vengo trabajando recientemente de semiótica de combate, que entienden la semiótica como una ciencia en disputa contra la ideología dominante.
“Con compañeros de Ecuador, México, Argentina y Cuba, organizamos la Red Verdad (en internet: redverdad.com, y en Twitter: @LaRedVerdad) que es una trinchera para luchar contra las fake news. Se registran las noticias falsas y se publican los desmentidos. Se está haciendo todo el trabajo de difusión sobre cómo pensar el problema de la verdad, en medio de la grave infodemia que tenemos ahora.
“Y en ese sitio web tenemos ya una colección de libros dedicados a fake news, que ya es todo una especialidad, por cierto no tan nueva. Hay algunos autores que han hecho historia de la falsedad periodística, y algunos se remontan a Orson Welles y su radioteatro de La guerra de los mundos.”
ANONIMATO ÉTICO
Para acotar las llamadas operaciones del insulto y el acoso, en Twitter y otras redes sociales se da el problema de la identidad encubierta, la posibilidad de que el autor de un libelo se pueda esconder. ¿Esto debería regularse?, pregunta Ernesto Ledesma.
No son pocos los periodistas que, al surgir una polémica con alguien que tiene un buen planteamiento, una buena argumentación, le pide que se identifique con nombre completo y fotografía, señala el director de Rompeviento TV. Y a quienes no lo hacen, les bloquean.
¿Tendría que clarificarse quiénes participan en estos foros tan acalorados?, plantea la cuestión a Fernando Buen Abad.
“Hay una regla general: nada puede ser juzgado fuera de su tiempo ni de sus condiciones concretas. En una situación de guerra de información como la que tenemos, pensando de manera distinta los escenarios, en algunos casos entiendo el anonimato en tanto tenga un orden de conducta. El chiste está en cómo se comportan los compañeros más allá de cómo se llaman, y qué aportan realmente al debate, cómo lo enriquecen.
“Yo también en eso soy exigente. Quienes ponemos la cara, el nombre y hasta el currículo, somos blanco de muchas necedades. Por eso, pregunto primero quién es antes de discutir. Y después sigo la vieja recomendación de mi amigo Hugo Chávez que decía: ‘águila no caza moscas’. Hay que elegir las batallas en las que uno quiere meterse.
“Por otro lado, conozco a compañeros y compañeras que han sido atacados tan grosera y peligrosamente que necesitan reservar su identidad, porque si los reconocen los vecinos, en la oficina o en el ámbito de la cotidianeidad, el costo puede ser desbordado para su integridad laboral y física. Acompaño esta decisión del anonimato, en tanto que la conducta de los compañeros no se salga de la premisa ética.
“Estamos en una guerra de información, y nuestro trabajo es contribuir a ganarla con lo que Simón Bolívar llamaba artillería del pensamiento: mejores argumentos, mejores estrategias de razonamiento, información nítida, clara y comprensible. Y cuando uno ve a compañeros que aportan joyas diarias, estoy dispuesto a solidarizarme con su anonimato. Pero manteniendo una mirada crítica sobre estas decisiones.
“En mi cuenta yo no tengo seguidores, tengo compañeros y amigos. Hay que buscar otra forma de llamar a quienes dialogan con nosotros, distinta a este concepto farandulero de seguidor, que equivale a fan. O, peor, a ovejas de mi rebaño.
“Hasta en ese pequeño campo de lucha semántica hay que dar una batalla puntual. No estamos en un libro de rostros, como sería la mala traducción de Facebook, sino en un libro de pensamiento que estamos tratando de construir; con coincidencias y divergencias para cambiar el estado actual de la conciencia que tenemos sobre la realidad. Son complicidades con compañeros de los que no conozco el rostro ni sé el nombre, pero que tienen una receptividad muy sensible y proactiva”, empatiza Buen Abad.
LA 4T COMUNICACIONAL
“En la construcción de una semiótica emancipadora, uno no se hace solo. Soy es el resultado de la fortuna de conocer a grandes profesores y a grandes autores, con quienes estoy endeudado para toda mi vida”. Y enlista:
Los filósofos Adolfo Sánchez Vázquez [especialista en Estética] y Elí de Gortari [historiador de la ciencia], el sociólogo argentino Atilio Borón, el español Ignacio Ramonet o Stella Calloni, emblemática corresponsal de La Jornada en Argentina, que vivió en México muchos años “y que me ha enseñado mil cosas”.
“Uno se hace así y está obligado a siempre rendir cuentas de lo aprendido. Las amistades que tienen trascendencia son aquellas con las que uno tiene que luchar, hombro con hombro, por la emancipación de nuestros pueblos y de la humanidad. Aunque no tengamos que hacer un manifiesto, sabemos que estamos juntos dando la batalla. Ya veremos después si logramos perfeccionar ese acuerdo, organizándonos mejor.
“Ojala entendiéramos que la organización social es un trabajo desde las bases. Tienen que irse construyendo de manera comunitaria las organizaciones políticas que necesitamos.
“Ya ahorita mismo, Morena debería ser el epicentro de un gran debate sobre estas cosas. Y no lo es porque no ha logrado todavía madurar, precisamente, la asunción de las decisiones de las comunidades desde abajo. Ya quisiéramos en este momento haber aprovechado la etapa que va de esta llamada cuarta transformación, para que la 4T incluyera también la cuarta transformación comunicacional del país.
“Morena tiene que ser el epicentro de movilización de la gran masa de jóvenes interesados por estos temas, que se están orientando con las grandes e importantes líneas de pensamiento que México ha producido en materia de comunicación.
“Nomás hay que recordar la preocupación que tenían Miguel Hidalgo, José María Morelos o Emiliano Zapata de construir una mentalidad independentista y revolucionaria. Pero no lo vamos a lograr sin una prensa, sin una herramienta de comunicación que nos ayude a dejar de pensar como súbditos y empezar a ser hombres que piensan de manera libre. Esas grandes estrategias comunicacionales están todavía tapadas y escondidas, pero una cuarta transformación debería incluir estos troncos.
“De la mano de esta idea de cómo organizarnos, está la urgencia de poner atención y hacer el esfuerzo de que, en todas las agendas de organización política que encontremos, aparezca el tema comunicacional como uno de los más importantes. Eso no está ocurriendo, no está en la agenda política central de las organizaciones el tema de la comunicación. Y mientras eso no ocurra estaremos todavía lejos de muchas soluciones”, concluye Fernando Buen Abad.