Dos imágenes (en realidad, dos series de fotografías) sacudieron a la clase política colimense en los últimos días. Cada una ha generado especulaciones de todo tipo, desde las más imaginativamente morbosas a las más rebuscadas interpretaciones del escenario rumbo a la sucesión gubernamental en Colima.
En la primera serie fue captada en un restorán de Ciudad de México, sin que ella se diera cuenta, la superdelegada del gobierno federal Indira Vizcaíno Silva charlando con el coordinador de la diputación priista en el Congreso local, Rogelio Rueda Sánchez. El encuentro ocurrió el 1 de diciembre, aparentemente horas después del mensaje presidencial por el primer año de gobierno.
Para la segunda serie de fotografías, tomada en el aeropuerto de Colima el martes 10 de diciembre, posaron alegremente varios de los pasajeros del vuelo matutino a la capital del país: Alfonso Hernández, funcionario de la Secretaría General de Gobierno; el diputado federal y ex candidato del PAN a la gubernatura, Jorge Luis Preciado; el ex dirigente estatal del PRI, Francisco Anzar; el ex titular de Sefome y último secretario general de Gobierno en el sexenio pasado, Rafael Gutiérrez Villalobos; el senador Joel Padilla y la directora general de los Cendis del PT, Evangelina Bustamante; el ex gobernador Mario Anguiano; el dirigente estatal del PVEM y regidor porteño, Virgilio Mendoza; el ex director general del Imjuve y actual vicepresidente de la liga mexicana de e-sports, José Manuel Romero Coello; el líder de la burocracia estatal, Martín Flores, y el ex coordinador de Comunicación Social del gobierno anguianista, René González.
ES VIOLENCIA DE GÉNERO
Las fotografías que el paparazzo tomó a Indira y Rogelio sirvieron para la enésima campaña de desprestigio que ha sufrido la representante de AMLO en la entidad. Ella es constante blanco de toda clase de ataques en los medios y las redes sociales, por la sencilla razón de que Vizcaíno Silva sigue ubicándose en el primer lugar de las encuestas de intención del voto para la gubernatura.
La primera respuesta que dio Indira a las preguntas que suscitan las fotografías, fue denunciar el sábado 7 que está siendo víctima de violencia de género. Era una explicación insuficiente, pero no deja de ser cierta:
Todos los señalamientos que le han hecho, desde el anonimato o firmados, constituyen violencia de género. No se puede insultar a una mujer, mucho menos difamarla, sin incurrir en ese tipo de violencia.
Ni modo, colegas periodistas, pero en esto no hay equidad. Las mujeres en la política juegan con hándicap porque los hombres seguimos abusando de su condición femenina para impedir que alcancen o desempeñen un cargo de elección.
Fue hasta el domingo 8 de diciembre que Indira activó un cortafuegos. Como la mayoría de los cuestionamientos de mala fe que siguieron a la difusión de las fotografías tienen que ver con el tipo de relación que la delegada tiene con Rueda, ambos posaron para los fotógrafos durante la asamblea anual de Productores Unidos por Colima.
Con un mensaje en marca de agua sobre la fotografía que, la verdad, hace un poco difícil la lectura, Indira encuadró su encuentro con Rueda en los términos precisos:
El escándalo lo desata su reunión con un actor político de otro partido (Rogelio fue alcalde de Manzanillo, diputado federal y senador del PRI, secretario general de Gobierno y dirigente estatal del tricolor). Por lo demás, “inferir alevosamente la existencia de temas personales, sí es violencia de género porque no se está cuestionando la reunión de trabajo”, cuyo contenido –dijo– “tampoco tendría problema en compartir”.
PRIISTAS A LA CARGADA
En las redes, los indilovers aseguran que las fotos fueron trucadas para distorsionar el sentido de la amistad que puede haber entre dos figuras públicas (más que de la revista Hola! parecen del TVnotas), pero más importante que eso es preguntarse quién disparó el obturador.
Evidentemente, como dicen en el argot judicial, a uno o a otro le pusieron “cola”. No los descubrieron por casualidad. Los estaban siguiendo, lo cual significa que la funcionaria federal está siendo objeto de espionaje.
La otra gran pregunta es si el que tomó las fotos trabaja para el aparato de seguridad del gobierno estatal (¿acaso lo mandó el fiscal?) o es un ‘huelebraguetas’, como describen en las traducciones castizas de novelas policiacas a los detectives privados, contratado en este caso por algún cuadro de Morena interesado en perjudicar a Indira (¿será Claudia Yáñez?). También está la hipótesis que formula Avelino Gómez, la cual personalmente no suscribo.
La maledicencia en la redes sociales ha querido mostrar el encuentro como un asunto pasional, pero el celo que despierta la amistad de Indira con Rogelio es fundamentalmente grillezco. Lo que estamos viendo es cuánta preocupación genera la posibilidad de que Rueda ponga su oficio político al servicio de las aspiraciones de Vizcaíno.
Claro que no se iban a tocar el corazón lo indihaters que filtraron las fotos y se encargaron de su difusión sin considerar el daño moral que le hacen a las familias. Y menos se detuvieron a pensar tras enterarse que Indira, presuntamente, se reunió con el presidente López Obrador después del evento en el Zócalo, y que a esa audiencia presumiblemente la acompañó Rogelio.
El encuentro, más que las fotos, prendió las alarmas de quienes no quieren reconocer un fenómeno que se está dando en la clase priista: la adhesión en masa a un proyecto político hacia el 2021, por las razones más nobles (también los priistas están hartos del viejo régimen) o más interesadas (porque calculan las enormes probabilidades de que Indira sea gobernadora).
¿ALINEACIÓN DEL TUCOIN?
La otra serie de fotografías estimuló también a las mentes más febriles que se expresan en las redes sociales. Un amigo dice en broma que es la alineación oficial del Tucoin (Todos Unidos contra Indira).
De hecho, no faltó quien especulara que ya en Ciudad de México fueron a donde mismo: Palacio Nacional, nada menos que ¡a pedirle al presidente López Obrador que no impulse la candidatura de Indira!
El posado para los celulares sugiere algunas circunstancias: Romero Coello viene cada vez más seguido a Colima; Mario Anguiano no siempre anda solo, a veces se hace acompañar de antiguos colaboradores; y Pancho Anzar no está muerto políticamente, quiere seguir figurando.
Martín Flores sí reveló el propósito de su viaje: acudir al Senado con Gabriela Benavides, quien está ayudando al Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado a gestionar con el IMSS la permanencia de sus agremiados en la modalidad 10 del seguro social.
Pero, entrevistado por Líneas Delgadas, el líder de los burócratas deslizó una frase enigmática: con Gaby también “coincidimos en temas adicionales”.
TRES SUSPIRANTES
¿Será uno de esos temas el proyecto de lanzar un candidato a la gubernatura distinto a Morena pero que, en realidad, tenga el aval del presidente López Obrador?
En el avión viajaron dos de los suspirantes que encajan en la hipótesis de una candidatura progresista por cuota de partido: Joel Padilla y Virgilio Mendoza.
Ya que el PT y el Verde son aliados de la 4T en ambas cámaras legislativas, se asume que AMLO cederá la gubernatura de Colima al Partido del Trabajo o, en su caso, al PVEM. De este modo, el nuevo partido gobernante cubriría la cuota de poder que Morena debe ceder para mantener la gobernabilidad en el Congreso de la Unión .
Partiendo del supuesto que Indira Vizcaíno no se disciplinará ante la designación de un candidato de lo que podemos llamar la coalición “Juntos Hacemos Gobierno”; asumiendo que, seguramente, la Delegada se lanzará como candidata independiente y dando por hecho que, al dividirse los votos antipriistas, perderán Joel o Virgilio pero también Indira, Jorge Luis Preciado se apresta a capitalizar la posición de tercero en discordia.
Sabe Preciado Rodríguez que si no se lanza como candidato del PAN a la gubernatura, Leoncio Morán le robará el voto de la derecha a través de Movimiento Ciudadano.
Romero Coello también puede sentirse esperanzado con esa intrincada probabilidad de una división en el sufragio por la izquierda: con el voto duro del PRI y si es que todavía le queda disciplina de partido al tricolor en 2021, en una elección de cuartos un candidato como José Manuel podría acabar como gobernador… aunque sea de chiripa.
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