PORFIRIO MUÑOZ LEDO

Enemigo de la cuarta transformación.

Simpatizante de la masacre de jóvenes estudiantes en

Tlatelolco, el dos de octubre de 1968.

“Cínico es un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada”

Oscar Wilde.

El nefasto Porfirio Muñoz Ledo, consejero político de los ex presidentes de la República Adolfo López Mateos, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y Enrique Peña Nieto; todos ellos surgidos del seno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), institución política que Muñoz Ledo dirigió o mejor dicho descarriló.

En el transcurso de los altos cargos de asesoría gubernamental y de representación popular como senador y diputado federal, cargo que vuelve a detentar ahora por morena, jamás ha declarado su voluntad efectiva para combatir la pobreza que lógicamente es el punto de partida obligado para abandonar el modelo económico vigente, que es en donde se gestan las desigualdades y los rezagos sociales, que ensombrecen al país. En la medida que esto no ocurra no habrá política social que baste para mejorar las ínfimas condiciones de vida de los mexicanos.

EL SECRETARIO DE GOBERNACIÓN.

Mientras que el presidente Adolfo López Mateos en sus constantes viajes al exterior acrecentaba las relaciones comerciales, crediticias y culturales en la comunidad internacional, en su ausencia la política interna del país la manejaba invariablemente desde la mencionada Secretaría, un personaje duro y quisquilloso, Gustavo Díaz Ordaz.

Durante el movimiento estudiantil de 1968, el pliego petitorio de los estudiantes constaba de seis puntos: libertad para los presos políticos; destitución de los Generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como del Teniente Coronel Armando Frías; extinción del cuerpo de granaderos, instrumento directo de la represión, y no creación de cuerpos semejantes; derogación de los artículos 145 y 145 Bis del Código Penal (delito de disolución social, instrumento jurídico de la represión); indemnización a las familias de los muertos y heridos que fueron víctimas de la agresión del viernes 26 de julio en adelante; deslindamiento de responsabilidades a través de la policía, granaderos y ejército.

Ninguna petición de los estudiantes les fue concedida, ni siquiera se les conminó al diálogo, por el contrario la respuesta del gobierno fue la terrible matanza de estudiantes, mujeres y niños, el dos de octubre de 1968.

El número de muertos nunca se ha revelado oficialmente, aunque el diario londinense “The Guardian” informó que fueron más de 500 víctimas.

De mi libreta de apuntes, reproduzco una parte del interesante artículo escrito por el periodista Carlos Ramírez, autor de la columna “Indicador Político”, publicado en un diario de circulación nacional titulado: “EL 68: Muñoz Ledo en el año de 2018”.

“El Porfirio Muñoz Ledo que presidirá mañana dos de octubre la ceremonia de recordatorio del movimiento estudiantil del 68, es el mismo que justificó la represión y apoyó incondicionalmente al presidente Díaz Ordaz por la masacre de Tlatelolco.

En 1969, como una de las estrellas nacientes en el horizonte del PRI, jilguero político de Díaz Ordaz y Luis Echeverría, Muñoz Ledo dijo que la represión en Tlatelolco fue un acto de “madurez revolucionaria” del Estado y una decisión política para imponer la “supremacía del poder político”. Desde dos tribunas, Muñoz Ledo exaltó hasta las lágrimas a Díaz Ordaz por su informe de 1969, en el que asumió la responsabilidad de las decisiones de poder de 1968.

Los textos de los dos discursos de elogio impúdico, desmedido e infame a Díaz Ordaz (www.indicadorpolitico.com.mx/docs/index5.php) quedaron en el muro de la ignominia del PRI represor:

‘Hemos vivido una de las coyunturas más cargadas de sentido dentro de nuestra historia contemporánea (el 68): momento que separaba y que ha vinculado finalmente tres decenios de desarrollo con los tres que le faltan a la revolución para cumplir su obra durante este siglo.

‘Al cabo de un prolongado periodo de crecimiento, fuerzas e intereses ajenos a la voluntad del pueblo pretendieron divorciarlo de las instituciones de la República y los más antiguos trasfondos reaccionarios vinieron a condensarse en la idea de que el deber más imperioso para los mexicanos es disminuir la autoridad del Estado e inventar un nuevo régimen constitucional.

‘Hoy, en pocos países como el nuestro, los jóvenes encuentran mejores posibilidades de identificación y de servicio dentro de la sociedad civil. En muy pocos podría escucharse verazmente la promesa que formuló aquí, hace casi 2 lustros, el actual jefe de nuestra Nación, cuando afirmó que a sus contemporáneos correspondía ser el macizo puente por el que habrían de pasar las nuevas generaciones para hacerse cargo de sus responsabilidades con la patria.

‘En todo el mundo existe la convicción de que los últimos movimientos de rebeldía y de protesta han dejado como secuela inmediata el aumento de poder de los enemigos del cambio social. Con la más estricta objetividad, podemos afirmar que los conflictos sociales que tuvieron lugar en México y que llegaron a poner en peligro la paz pública no dejaron como saldo el más mínimo incremento de poder o de influencia en favor de quienes se oponen a la transformación acelerada y a la autonomía del país.

‘El Jefe del estado mexicano ha puesto en este informe (el V) especial acento a los actos de su administración que atestiguan la posición soberana de México frente al exterior y que propician vías de desarrollo económico cada vez más independientes…

‘Díaz Ordaz dijo, reiteradamente, que ninguna presión obligaría al gobierno a “mediatizar la soberanía de la Nación” y, podemos añadir con justicia, que no permitió tampoco que se deteriorara la autoridad que el Estado ejerce sobre los intereses particulares que componen la comunidad mexicana. Con esta intención ha dicho que “ningún grupo, ningún sector, ninguna clase tiene el derecho de imponerse a los demás. La voluntad mayoritaria del pueblo mexicano es la que decide”. En ejercicio de ese mandato, el Poder Ejecutivo tomó sus decisiones y la responsabilidad que asume, es -al mismo tiempo- la reafirmación de la soberanía externa del Estado y de la supremacía del poder público en el interior del país.

‘Como miembro de este partido (el PRI) y como mexicano que confía honestamente en el destino de la nueva generación, nada me ha conmovido más hondamente en el texto del V Informe que el valor moral y la lucidez histórica con que el Presidente de México reitera su confianza en la “limpieza de ánimo y en la pasión de justicia de los jóvenes mexicanos”.

‘Nuestra Revolución Nacional es la obra de sucesivas generaciones (…) Por eso nos dolemos ante la expectativa de que nuestros jóvenes naufraguen en la desilusión o frustren sus empeños por no poder o no querer  descifrar las estructuras de la civilización que están llamados a transformar”.

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *