Aunque muchos ciudadanos decíamos, y no tan en broma, “¡que les echen la tanqueta!”, la administración de Indira Vizcaíno buscó hasta el último momento un arreglo pacífico con los habitantes de Zacualpan, luego que estos apagaron los motores de la planta de bombeo y dejaron sin agua a la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez.
El desabasto fue tan severo que la Secretaría de Educación y Cultura suspendió las clases presenciales en aquellas escuelas que no tenían servicio de agua, prácticamente todas en esa demarcación, contribuyendo a la histeria de las amas de casa que, desde el lunes, dejaron de usar la lavadora y se volvieron celosas guardianas del recurso que los miembros de la familia desperdician al bañarse, lavarse los dientes o vaciar el inodoro cuando apenas si echaron un chorrito de pipí.
Mediante un comunicado oficial[1], el Gobierno del Estado de Colima informó que, la tarde de este miércoles, “a través del diálogo abierto” se llegó a un acuerdo con la comunidad de Zacualpan –en el municipio de Comala– y como resultado fueron reactivados los motores.
Corrió por el acueducto y, sin embargo, el agua del manantial no subió a los tinacos porque, como aclaró la Comisión Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (Ciapacov), aunque los motores se pusieron en marcha y el restablecimiento del servicio fue “perceptible” de inmediato, era necesario recuperar la presión del agua en las zonas más elevadas. El organismo operador estimó que, el jueves, habría un 60% de suministro y sería hasta el viernes 29 de noviembre cuando esté “casi al cien por ciento”.
La Secretaría de Educación, por su parte, anunció que el 28 se reanudaron las clases presenciales en las escuelas del turno matutino y vespertino que no contaban con el vital líquido. Pero pidió a la comunidad educativa y a la población en general racionar el uso del agua lo más posible, a fin de que llegue lo más pronto a todas las personas que viven en la conurbación.
AGUA OXIGENADA
El manejo informativo derivó en una especie de terrorismo mediático y en las redes sociales, incomprensible. Según la Jornada, las bombas de agua en Zacualpan son parte del complejo hídrico que surte “a más del 40%” de la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez[2].
El acueducto surte de agua en realidad al 60% de la mancha urbana, según dijo en 2023 el director de Ciapacov, Vladimir Parra, tras echar a andar el equipo de bombeo dañado por el paso del huracán Lidia [3].
El funcionario ha insistido en diversas entrevistas que las redes están tan bien interconectadas que, el 40% del agua restante que es extraida de pozos, puede llegar a toda la mancha urbana si es debidamente dosificada. Nos preguntamos, en ese sentido, por qué en esta ocasión el desabasto fue total.
Lo que no especificó el boletín de prensa fue los términos del acuerdo al que llegaron con los comuneros de Zacualpan, a fin de que estos permitieran encender las bombas.
Sabemos que se trata, fundamentalmente, de garantías para el abasto de medicamentos en el recién reconstruido Centro de Salud (entre esos insumos, supongo, figura el agua oxigenada); el compromiso de tener personal médico en servicio y de guardia, las 24 horas y los siete días de la semana; además de atención especializada en Ginecología, Psicología y Odontología, de la cual carece hasta el Centro de Salud de Comala.
Esas fueron al menos las exigencias que, según se alcanza a captar en la “transmisión en vivo”, les hicieron los pobladores de Zacualpan al jefe de la Oficina de la Gobernadora, Eduardo Jurado, y al secretario general de Gobierno, Eloy García, quienes acompañados por el diputado del distrito, Álvaro Lozano –pero, extrañamente, no de la alcaldesa Daniela Orozco– acudieron a la comunidad para tratar, por enésima vez, de resolver el conflicto.
MORIR DE SED
La población capitalina vivió así, en esta semana, el estrés hídrico del que nos hemos librado desde 1992 cuando empezó a operar el acueducto. Sin la infraestructura que trae el agua desde el Cerro Grande, los pozos perforados en el valle habrían sido insuficientes para abastecer a una urbe en constante expansión. A pesar de que los mantos freáticos literalmente afloran en algunas partes de la ciudad, sin el nacimiento del Río Grande colimotes y villanos nos habríamos tenido que acostumbrar a los cortes de agua.
Es probable que el organismos operador creado por decreto en 1991 entre otros motivos para administrar el caudal del acueducto, o cada municipio por separado, ya hubiesen desplegado estrategias para reducir el volumen de agua que rueda hacia el sur, con tal de bombear el líquido hacia las colonias del norte donde un mayor poder adquisitivo justificaría tarifas más altas.
En una de esas, Ciapacov o cualquiera de los dos ayuntamientos de la conurbación habrían construido infraestructura para captar y almacenar la abundante agua que cae en el temporal de lluvias. O habrían perforado nuevos pozos a mayor profundidad, en busca del acuífero del que la empresa Modelo tuvo noticia cuando planeó instalar en Colima la cervecería más grande del país.
Lo cierto es que, sin el acueducto, en toda la zona metropolitana enfrentaríamos la paradoja de las cabeceras municipales de Cuauhtémoc, Comala y Coquimatlán cuyos habitantes, como diría Nicolás Guillén, saben lo que es “morir de sed junto a la fuente”.
LA LLAVE DE PASO
Nuevamente, el episodio nos recuerda la vulnerabilidad de la población capitalina frente a quienes se dicen los “dueños del agua”. ¿Quién les dio a los comuneros la combinación del candado para ingresar a donde están las válvulas y las bombas? ¿Cómo es que, después de tantos portazos, la instalación no cuenta con vigilancia y medidas de protección? ¿Cualquiera con una perica le puede cerrar a la llave de paso?
Marginados históricamente, los indígenas de Zacualpan se han venido empoderando merced a luchas como la que sostienen contra las autoridades estatales e intermunicipales que, a diferencia del gobierno actual, extrajeron agua del manantial durante décadas sin realizar obras de compensación en la comunidad.
Libraron también una batalla judicial, política y social contra las autoridades federales y los empresarios que, en su momento, quisieron hacer valer el denuncio de una mina de oro. En ese litigio, por cierto, los comuneros contaron con el respaldo de varias organizaciones de la sociedad civil metropolitana. Mas no con el apoyo del entonces gobernador Ignacio Peralta, cuya familia estaba involucrada en el negocio de explotar el preciado mineral.
Sigue sin pedir gran cosa ‘la cualpía’, como ellos mismos denominan a la autoridad local que, legalmente, tiene estatus de Junta Municipal. Sus peticiones se han enfocado a mejorar el servicio de salud o a equipar el balneario Ojo de Agua, destinado al turismo social.
PUENTE COLGANTE
Para dimensionar el asunto, la Comunidad bien podría haber pedido que Ciapacov costee la construcción del puente y la pavimentación de una carretera que comunique a Zacualpan con Comala, por La Caja. Hasta hace poco existía por ese paso un puente colgante, pero desconozco si todavía cumple los requisitos de protección civil.
Obligados a rodear por Villa de Álvarez, los comuneros han perdido el vínculo comercial que tuvieron con la cabecera del municipio al que pertenecen. Como evidencia de dicha ruptura, Zacualpan dejó de formar parte de la parroquia de Comala y pasó a una de la Villa. Aunque, entiendo, ahora tiene su propio curato.
A falta de un cruce seguro sobre el río, la alternativa de los juluapenses para ir a Comala a vender sus productos es “el camino de los jitomateros”, que sale del pueblo mágico como una prolongación de la calle Corregidora, cruza la colonia Cuauhtémoc y, a través de terrenos privados y ejidales, sale a los arenales de Campo 6, prácticamente al borde la carretera Villa de Álvarez-Minatitlán. Dado el estado de la terracería, este recorrido es tan penoso que la gente prefiere rodear por la Villa y tomar la carretera en la glorieta de Los Perritos.
Situación muy distinta es la que tienen poblaciones del municipio de Zapotitlán de Vadillo y hasta las de Tolimán, Jalisco, sólo por contar con una carretera pavimentada a Comala que es, desde hace un siglo, la salida natural para la producción de mezcal y los diversos cultivos de la región transvolcánica.
PUEBLOS HERMANOS
La desconexión de la comunidad con su cabecera es tal, que muchos citadinos hemos llegado a ubicar a Zacualpan en el municipio de Villa de Álvarez, sobre todo porque su pueblo gemelo es Juluapan.
Los pueblos originarios en Colima recurren a este tipo de hermanamientos, me explica Luis Armando Fuentes. En estas comunidades pares, una es el núcleo de población indígena y la otra el asentamiento mestizo: Suchitlán y Cofradía de Suchitlán, son un binomio; y Tamala es el satélite de Ixtlahuacán, donde se concentra lo que hasta los indígenas llaman, en una lamentable aculturación, “gente de razón”.
Suchitlán, Tamala y Zacualpan son las comunidades indígenas reconocidas en el estado, a pesar de que en alguno de estos poblados ya no se usa el náhuatl como lengua materna. De la diversidad de nuestro pasado precolombino dan testimonio las características tan diferentes, hasta en el físico, que tienen estas comunidades. Uno de los últimos hablantes de nahoa en Suchitlán, por ejemplo, afirmaba que la lengua en Zacualpan sonaba diferente.
PLAN NACIONAL HÍDRICO
Por muy encomiable que sea la lucha de los nativos, a muchos de los mestizos de la zona conurbada les preocupa la facilidad con la que pueden cumplir con sus amenazas de cerrar el paso del agua, y la explosividad del ánimo social.
Bastó que la presidenta Sheinbaum incluyera al manantial de Zacualpan en el esbozo del Programa Hídrico Nacional que hizo en la mañanera, para que los liderazgos en la comunidad –movidos en más de un caso por la coyuntura política que marca la elección de autoridades auxiliares convocada por el Ayuntamiento de Comala, pero otros con legítima ambición– decidieran condicionar la hipotética obra al cumplimiento de renovadas exigencias.
Nadie les pudo explicar que, cuando se habla de un Acueducto Zacualpan II, no se está planteando una magna obra como la que implicó el nuevo acueducto Armería-Manzanillo, con todas las molestias que causarían a la comunidad los trabajos de excavación de una línea de conducción distinta.
Y nadie los pudo desilusionar tampoco con la imagen de un proyecto más terrenal en el que sólo se va a sustituir la tubería del actual trazo, dañada en tantos puntos que la merma de agua es gravísima. Presumiblemente, habrá que cambiar también los equipos de bombeo debido a los años de servicio que tienen los motores.
ZACUALPAN II
En 2018, el medio digital Avanzada[4] publicó una nota señalando que, “con el argumento de que el actual ya se encuentra en mal estado”, desde tres años atrás el gobierno estatal venía preparando “un multimillonario proyecto de construcción de un nuevo acueducto para abastecer de agua potable a la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez”.
En efecto, “sin informarlo a nivel estatal, el gobierno de la entidad publicó en el Diario Oficial de la Federación una licitación pública nacional para, entre otras cosas, contratar la elaboración de un Estudio y Proyecto Ejecutivo para la Construcción del Acueducto Zacualpan II”.
Pese a que el gobierno de Ignacio Peralta no había manifestado públicamente la necesidad de esa obra, en su visita a Colima “el candidato presidencial de la coalición PRI-PVEM-Panal, José Antonio Meade, anunció entre sus ofrecimientos la construcción de un acueducto para garantizar el servicio de agua potable”.
Peralta Sánchez jugaba con el miedo de los colimenses a quedarse sin agua. “Las autoridades estatales informaron que el acueducto Zacualpan había sufrido daños como consecuencia del huracán Bud, por lo que advirtió del riesgo de que se suspendiera el servicio de agua potable”, pero luego “dio a conocer que ya había sido reparado sin que ello ocurriera”.
EL ACUEDUCTO VIEJO
Viejo o nuevo el proyecto; negocio de quienes entonces gobernaban o solución al añejo problema del abasto de agua en Colima-Villa de Álvarez; los comuneros conocen la magnitud de los trabajos necesarios para tender un nuevo acueducto, y tienen bien calculado el presupuesto que es necesario invertir para cambiar la mecánica hidráulica.
Si le entendí bien a la explicación que me dio Esteban Meneses Fernández, una de las deficiencias de ‘Zacualpan I’ es la toma de agua. Actualmente se capta el líquido en la base del Cerro Grande, pero, en lugar de bombear el volumen directamente desde el manantial, en los años noventa se ideó una solución más complicada: elevar el agua hasta unos tanques que están a suficiente altura como para que pueda bajar al valle, por mera gravedad y con la presión necesaria.
Si Zacualpan II implica un rediseño del acueducto, por ejemplo para ubicar la toma de agua en un punto más alto del cerro, a mayor inversión pública más grande debe ser el monto de las obras de compensación para la comunidad. Sería lo justo.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
[1] ‘Gobierno de Colima informa que se han reactivado motores de bombeo en Zacualpan, para restablecer abasto de agua’. Gobierno del Estado de Colima, Coordinación General de Comunicación Social. Boletín de Prensa, Colima, Col., 27 de noviembre de 2024.
[2] ‘Inconformes con acueducto Zacualpan dejan sin agua a Comala’. Nota de Juan Carlos Flores, corresponsal. La Jornada, martes 26 de noviembre de 2024. https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/11/26/estados/inconformes-con-acueducto-zacualpan-dejan-sin-agua-a-comala-5997
[3] ‘Ciapacov culmina reparación de daños y fugas de acueducto Zacualpan; pone en marcha motores de planta de bombeo’. Diario de Colima, jueves 12 de octubre de 2023. https://diariodecolima.com/noticias/detalle/2023-10-12-ciapacov-culmina-reparacin-de-daos-y-fugas-de-acueducto-zacualpan-pone-en-marcha-motores-de-planta-de-bombeo
[4] ‘Acueducto Zacualpan, el negocio que viene’. Diario Avanzada, 13 de junio de 2018. https://diarioavanzada.com.mx/?p=1145