Vino el domingo el Informe Trimestral del Presidente de la República. Prácticamente conocíamos todo el Plan de Reactivación de la economía nacional y no hubo sorpresas. El objetivo es el fortalecimiento del mercado interno a través de la dispersión de ayudas a los más pobres y de un amplio programa de obras públicas de infraestructura en diversos campos que usarán mano de obra de manera intensiva. Habrá una gran cantidad de créditos que otorgarán poder de compra para que los trabajadores se hagan con diversos productos y servicios que darán mayor calidad de vida a las familias y también habrá créditos hipotecarios del Infonavit y del Fovissste para que las casas que se construirán puedan ser adquiridas.
Dicen algunas organizaciones empresariales y sus textoservidores que al Presidente se le olvidaron los ricos, que muchas empresas podrían ir a la quiebra y que se pondrán en peligro millones de empleos. Esas afirmaciones son falsas. Hay molestia de algunos ricos, los más conservas, y de sus voceros porque deseaban y esperaban otros anuncios, los de siempre, que los consagraran como beneficiarios únicos de la crisis y de los programas de reactivación: rescates, préstamos favorables, condonación de impuestos y otras franquicias fiscales para los primeros y chayotes para los segundos y esos anuncios no llegaron (ni llegarán después).
Pero sucede que ese anuncio sí significa el rescate para los ricos y evita que las grandes empresas cancelen puestos de trabajo. No saben analizar lo dicho, o no leen entre líneas. Todo lo que los pobres compremos con ayudas y/o créditos será fabricado por los empresarios (grandes y pequeños), las obras de infraestructura y las nuevas casas contarán con el concurso de las grandes constructoras que a su vez, adquirirán insumos de otras empresas y todas ellas pagarán sueldos y salarios a los trabajadores que ahora tienen y a algunos más que contratarán, quienes a su vez, irán a las tiendas y adquirirán los bienes y servicios que requieren para ellos y sus familias.
Al ampliarse el mercado interno, se producirá esa magia del ciclo inversión, producción y empleo, el círculo virtuoso siempre tan deseado, el acelerador económico. Por supuesto, los empresarios también saldrán beneficiados indirectamente y sin perjudicar a quienes menos tienen. Habrá que recordar que la 4T es desarrollo con justicia social y con democracia. Los textoservidores la tienen más difícil, pues si bien, a quienes sirven, tendrán más para pagarles, tal vez se den cuenta de que ya no los necesitan y entonces, perderán sus ingresos. Y nada saben hacer, excepto tender la mano con la que reciben.
Los conservas aconsejan que se suspendan las grandes obras que ya están en marcha, pero eso no es posible. Ellos debieran cancelar dos bocas, pero no la refinería, sino la boca de Calderón y la de Lozano y las de tantos otros que de mala fé, mienten y crean confusión causando mucho daño a la sociedad. Sobran muchas bocas, pues. Y no sólo dos.
El modelo neoliberal está en crisis. La globalización se cuestiona severamente. El Fondo Monetario Internacional se atreve a aconsejar una revisión de las prácticas internacionales y hasta habla de la utilidad de efectuar algunas expropiaciones. La fechoría económica debe corresponder al Estado y no al mercado. El liderazgo de los Estados Unidos, venido a menos desde el arribo de Trump a la Presidencia, sufre su peor deterioro. China, Rusia o Cuba han sido mucho más cooperativos y han tenido mayor presencia y liderazgo ante la crisis sanitaria. El mundo será diferente y si bien, la crisis económica profunda ya vino y sus efectos resultan inevitables, es muy temprano para saber qué tan profunda será y adivinar lo que debe hacerse.
El mundo capitalista no ha logrado reponerse del todo desde los años setenta cuando subieron los precios del petróleo y la crisis desatada entonces, continúa vigente. Su anterior manifestación había sido la crisis financiera de la debacle hipotecaria en 2018-2019. Este es un nuevo agravamiento generado por la crisis de salud y muchos economistas, por su profundidad, predicen que será el fin del neoliberalismo. No faltan algunos que hablan, inclusive, del fin del capitalismo.
Recordemos que invertir implica siempre, un riesgo. Se habla incluso del capital de riesgo. Las utilidades se justifican en parte, porque el inversionista corre riesgos. Los conservas quieren sólo las maduras. Alguna vez les han de tocar las duras y si quieren las maduras que vienen después, deben aprender a aguantar.
El Presidente recordó casi al final de su informe, aquella frase de Bolívar, casi al final de sus días, diciendo que lo que haría sería triunfar, triunfar; y otra de Roosevelt en apoyo al New Deal que impulsó y gracias al cual, los gringos superaron la gran depresión. Habría que recordar que un buen número de empresarios, los más conservadores como Ford, se opusieron a esas decisiones. El tiempo ha dado la razón a Roosevelt y después, la dará a Andrés Manuel.
La solidaridad es hoy, más urgente que nunca.
Finalmente, un recuerdo a Luis Eduardo Aute muerto el día 4. Grande con el pincel, la pluma y la música, un artista total. Alguna vieja canción de él, Rosas en el Mar, fue su mayor éxito en México, pues, en los años sesenta permaneció más de tres meses como primer lugar en el hit parade. A Aute no le gustaba por simplona. Tipo peleón y subversivo, inteligente y profundo. Influyente y referencial siempre. Diré de memoria sólo dos frases de él: Quien no tenga sueños, tendrá dueños. Las personas están divididas en dos grandes grupos, los hijos de puta y los de puta madre. Ah, y por cierto, no murió víctima del coronavirus. Irónicamente murió exactamente un año después de que lo hiciera otro grande de la música, Alberto Cortez.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.