PURGA DE AMLOÍSTAS

En agosto de 2020 salieron de Proceso el ensayista de temas literarios Fabrizio Mejía Madrid con su columna semanal, John Ackerman que escribía cada quince días de política, y el monero Rocha.

En marzo de 2021, luego de 26 años de labores, también salió el reportero Álvaro Delgado que ya había empezado a aparecer en Los Periodistas con el director general de Sin Embargo, Alejandro Páez Varela. Cuando ambos salieron de La Octava Digital y pasaron su programa al canal de YouTube de Sin Embargo al Aire, Delgado se sumó a la plantilla de ese portal como director de Investigación.

Y cuando falleció Antonio Helguera, en junio de 2021, su compañero caricaturista José Hernández quien elaboraba al alimón con el finado la plana de humor Mono Sapiens, dejó de publicar en Proceso.

Poco antes de la toma de posesión presidencial, había renunciado al semanario el columnista especializado en medios Jenaro Villamil, para asumir la presidencia del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR) luego de ser ratificado por el Senado.

De este modo, por diversas razones, poco a poco los colaboradores de la revista que eran conocidos por simpatizar con el proyecto de López Obrador fueron saliendo de la nómina de Proceso.

Curiosamente, el presidente del Consejo de Administración, Julio Scherer Ibarra, renunció al asiento que corresponde a la familia tenedora de la mayoría de las acciones en favor de su hermana María, invitado por López Obrador en 2018 para ser titular de la Consejería Jurídica de la Presidencia.

El abogado renunciaría a su cargo en Palacio Nacional en septiembre de 2021, en medio de un conflicto con Alejandro Gertz Manero y acusaciones de tráfico de influencias por parte del fiscal general de la República, que alcanzaron incluso a la entonces secretaria de Gobernación y actual senadora Olga Sánchez Cordero.

Si bien no tuvo que ver directamente con la decisión de cada uno de dejar la revista, Delgado, Hernández y hasta Villamil han lamentado en diversas ocasiones el cambio en la línea editorial de Proceso. Sin embargo, las salidas más sonoras fueron la de Mejía Madrid y la de Ackerman.

POR INTERESES POLÍTICOS:

A través de Twitter, el académico de la UNAM John Ackerman denunció que ya no colaboraría con la revista Proceso, no por la crisis financiera que adujeron quienes le comunicaron la decisión sino por “intereses ideológicos y políticos”.

No obstante que Ackerman ofreció a la revista continuar de manera gratuita y solidaria con sus colaboraciones quincenales, su nombre fue borrado del índice de articulistas. Algo que lo hizo recordar cuando durante las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, fue excluido y eliminado de espacios en medios.

“La buena noticia es que ya me he acostumbrado a los cambios y no cejaré ni por un instante en apoyar la lucha del pueblo mexicano por la verdad, la democracia y la transformación social, independientemente de la trinchera donde me toque librar las próximas batallas”, escribió Ackerman.

El director de la revista, Jorge Carrazco, respondió que Proceso hace periodismo y que proyecto político es el de John Ackerman. Destacó que “tus declaraciones sobre el ‘periodismo sicario’ no pueden ser compartidas por esta casa editorial”. Y aunque desmintió que la revista tenga algún interés político, recalcó las molestias de Ackerman en relación a publicaciones que había hecho el semanario sobre él y su esposa, la entonces secretaria de la Función Pública Irma Eréndira Sandoval.

Ella saldría del gobierno poco después, como consecuencia de que a su hermano Pablo, quien fungía como delegado de la Secretaría de Bienestar en Guerrero, se le atribuyó estar detrás de la campaña que llevó a la inhabilitación del senador Félix Salgado Macedonio como candidato de Morena a la gubernatura.

El Instituto Nacional Electoral anuló la candidatura de Salgado Macedonio, no por las denuncias de acoso sexual y hasta de violación que había en su contra, sino por no presentar un informe de ingresos y gastos durante la precampaña.

Al final, la nominación tampoco fue para Pablo Sandoval sino para Evelyn Salgado Pineda, hija de El Toro.

ATAQUE A LA PLURALIDAD:

Por su parte, Fabrizio Mejía explicó cómo se dio su salida de Proceso en una mesa de análisis con Carmen Aristegui, el 28 de agosto de 2020, en la que participó también la periodista Ana Lilia Pérez.

Mejía Madrid contó que lo llamó Jorge Carrazco para decirle que, por órdenes del consejo de administración, se iba a eliminar la sección de análisis de la revista; que se iban a quedar sin opinión para fortalecer el área de reporteros.

Pero no ocurrió así. Análisis siguió saliendo sin Ackerman, sin Fabrizio y sin Rocha. Tras 19 años de colaborar con la revista, primero con crónicas, luego con ensayos, “me quedé con un mal sabor de boca porque no me dijeron la razón”.

En el tema de Proceso, como en los casos de Nexos o la W (que por esas fechas figuraban en las noticias por sus problemas financieros), el argumento es la preminencia de las empresas, su sobrevivencia, comentó Mejía. Pero si el problema no es el dinero, la salida de estos colaboradores del semanario se presta a otras interpretaciones.

La revista Nexos y su filial, la editorial Cal y Arena, fueron sancionadas por la Función Pública al comprobarse que la empresa de Héctor Aguilar Camín falsificó documentos para simular el pago de la aportación patronal a las cuotas del Infonavit de sus trabajadores. El mensuario fue inhabilitado por dos años para recibir publicidad gubernamental.

La situación de Radiópolis, la cadena a la que pertenece la W –explicó Mejía Madrid–, tuvo que ver con el intento que hicieron los empresarios Miguel Alemán Magnani y Carlos Cabal Peniche de tomar el control editorial luego de adquirir un importante paquete accionario, para molestia del Grupo Prisa que retuvo el 50 por ciento de las acciones.

La disputa por la W duró unas cuantas horas, explicó Fabrizio Mejía, pero en este conflicto como en el asunto de Nexos estuvieron ausentes las audiencias: los radioescuchas, los lectores. “Tenemos que empujar desde la calle para que se respeten los derechos del público”.

Las empresas hablan siempre de la falta de dinero, del riesgo de bancarrota o hasta de cómo les ha afectado el covid, incluso de lo que supone cubrir las sanciones por el incumplimiento a los trabajadores, “pero el eslabón más débil somos los que colaboramos con esas publicaciones”.

Desde que empezó a escribir para Proceso en 2001, Mejía Madrid nunca tuvo contrato, siempre trabajó free lance. “Ahora se produce un despido que atenta contra la pluralidad que debe haber en los espacios de opinión y, en general, en los medios. No es obligatorio, pero si la audiencia es plural, si la sociedad es diversa, cuando los medios pierden pluralidad, pierden audiencia”.

GANÓ LA JORNADA:

Hasta para Aristegui, si Ackerman tiene un compromiso con la 4T, eso no debería impedir que escribiera en una publicación.

Además, acotó Mejía Madrid, Proceso siempre tuvo dirigentes de partido en sus páginas: Juan José Hinojosa y Germán Martínez del PAN, Heberto Castillo del PMT, Pablo Gómez y otros militantes de la izquierda, todos con postura una politico-partidista. Es absurdo que la revista diga que nunca antes de Ackerman hubo proyectos políticos en las páginas de opinión.

“Una cosa es la militancia política de los reporteros, pero la opinión se basa en tener puntos de vista diversos”. De lo contrario, “te quedas con un bloque en donde uno repite el argumento del anterior. Y con eso desaparece el análisis, no la sección, sino el concepto mismo de análisis”, subrayó el también novelista.

En otras palabras, hay que lamentar que se reconfiguren los medios de comunicación sin tomar en cuenta a las audiencias. En cambio, los medios plurales se benefician por las opiniones diversas, señala Mejía Madrid.

“Y la pluralidad –cierra Carmen Aristegui– es la que resultó afectada con estas salidas de Proceso. Una revista que tiene que existir y mantenerse vigorosa, sin duda, por lo que representa en la historia del periodismo y de México.”

Al perder a tres personas que estaban contribuyendo en el ejercicio de su opinión y de su mirada de las cosas, el semanario pierde, insiste Aristegui. Y respecto a la incorporación de Denise Dresser a las páginas de Proceso, que dio mucho qué hablar, señaló que ella es parte del equipo editorial de Aristegui Noticias y tiene una postura muy crítica en relación al gobierno de López Obrador. “Tiene derecho a tenerla, como Ackerman tiene derecho a la suya”.

“Tenemos que insistir en la necesidad de aceptar las posturas diversas que son parte esencial de una pluralidad democrática”, añadió Carmen. Que Dresser y Ackerman compartan página ayuda a contrastar las cosas, “y eso no puede sino enriquecer el debate público que es fundamental en cualquier país que aspire medianamente a ser democrático”.

Como escribió Blanche Petrich en un tuit, remató Aristegui: ‘Quien ganó aquí fue La Jornada’, porque Mejía Madrid fue acogido para escribir cada quince días, los sábados.

EL FACTOR SANJUANA:

Hay un cabo suelto en los amarres que Proceso llegó a tener con el proyecto de López Obrador, y que podría estar todavía golpeando a ambas naves: Sanjuana Martínez.

En febrero de 2015, la periodista Sanjuana Martínez ganó un juicio en contra de Proceso por despido injustificado (ocurrido en julio de 2006). Martínez es hoy la directora general de la agencia de noticias del Estado mexicano, Notimex, donde ha sido sostenida contra viento y marea a pesar de que ese organismo público vive en un estado de huelga y, no obstante, que Sanjuana ha sido acusada de despido injustificado, despotismo y acoso laboral.

Se dice que la fuerza de Martínez estriba en su cercanía con la directora general de La Jornada, Carmen Lira. Esa relación le ha permitido resistir incólume un informe con base en un análisis de los datos hecho por Artículo 19, Signa Lab del ITESO y Aristegui Noticias, que señaló a Sanjuana como responsable de los ataques en contra de la dirigente sindical y de otros periodistas, incluidos trabajadores de la agencia que la misma directora invitó; así como también contra funcionarios públicos de primer nivel que trataron de mediar en el conflicto.

La revista nunca publicó el resultado del fallo que le daba la razón a la reportera en un reclamo por censura. Sanjuana Martínez declararía posteriormente que, dado que la revista supuestamente defiende a los sectores más desfavorecidos, incluyendo a los trabajadores que han sido despedidos injustificadamente, “no es lo mismo ser censurada y despedida injustificadamente por la revista Proceso que por MVS o Televisa, aunque debería de serlo sin considerar la línea editorial o la ideología. Esto (…) es un asunto estrictamente de justicia laboral”.

Desde la pérdida de la demanda Proceso se ha mostrado crítico con el trabajo de Sanjuana, aunque los reproches por la conducción de Notimex que le puedan hacer no son más fuertes que los de medios como Rompeviento TV, cuyo director Ernesto Ledesma ha llevado a la mañanera la causa contra Martínez Montemayor.

La polémica en la que está atrapada Sanjuana nos hace olvidar que, como reportera, ganó prestigio y muchos premios con sus investigaciones sobre la pederastia clerical, diferentes ramas de la delincuencia organizada, el machismo en la política mexicana o el abuso de poder de las primeras damas Margarita Zavala y Angélica Rivera. Todas esas investigaciones están plasmadas en una extensa bibliografía.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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