¿QUÉ DIABLOS ESTÁ SUCEDIENDO?

Ya sabemos que los conservas no descansan y que en estos momentos de crisis sanitaria están empeñados en descalificar y desprestigiar al equipo de la Secretaría de Salud que conduce los esfuerzos gubernamentales para hacer frente a la pandemia que vivimos. Si lo logran buscarán la sustitución del Presidente de la República, a quien tratan de exhibir como superado por las circunstancias y permanecer sin saber qué hacer ante el virus.

Bien sabemos que eso no es cierto. El equipo médico científico es de altísimo nivel. Alcocer, López-Gatell, Alomía, Reyes Terán y otros muchos integrantes del mismo, poseen altísimos calificaciones y credenciales que los avalan, y a juzgar por lo que hemos visto hasta hoy, su actuación está más allá de lo que vemos que sucede en otros países y de lo que nosotros hubiéramos esperado para México . La actuación y decisiones adoptadas por el Presidente de la República han sido atinadas y sobre todo, congruentes. Resultan intachables. Los personajes de la derecha y sus textoservidores mienten, basan conclusiones en sofismas muy claros y no les importa que se desmonten sus bulos, pues algo queda de sus efectos. 

Se desmienten los mensajes emitidos por supuestos médicos de Baja California o Jalisco, pero insisten y lo seguirán haciendo. El extremo del delirio se dio con la muerte de Jaime Ruiz, que también era Sacristán y director de la Bolsa Mexicana de Valores, que fue divulgada como si se tratará de un personaje importante, cuando se trataba, tan sólo de un burócrata de alta graduación al servicio del capital financiero especulativo. Él, que era una persona de alto riesgo fue contagiado en Vail, Colorado, por haber ido allá de vacaciones y después, ya infectado, fue internado en un hospital privado de la Ciudad de México, donde murió. Después Ignacio Morales Lechuga, rancio priísta que alcanzó su máxima altura burocrática durante el salinato, culpó de su muerte, en su cuenta de twitter, a Andrés Manuel López Obrador ¿?, el que junta estas letras no había imaginado que a alguien se le ocurriera semejante razonamiento. 

Pero los bulos o fake news y los comentarios malintencionados son exitosos porque el nivel de discusión es casi inexistente. Muy pocos cuatroteístas o funcionarios gubernamentales salen a la discusión y muchos otros de quienes lo son, en sus redes sociales manifiestan, en el mejor de los casos, una cultura panfletaria. Por eso a los conservas, les ha funcionado tan bien su estrategia. 

Y el extremo es que a la mayoría de los cuatroteístas, amateurs muchos de ellos, les gusta más leer a los textoservidores de los conservas y no a los pocos columnistas que simpatiza con la 4T. Y les hacen caso. En discusiones con sus amigos, al menos en los chats de las redes sociales, repiten lugares comunes en vez de argumentar, pues no saben cómo ni hay análisis. 

La principal arena donde se libra la batalla es twitter, pero también hay mucha basura en el “guasá” y en el “feis”. Y todas esas notas mentirosas y comentarios tendenciosos son alegremente compartidos ¡por los mismos cuatroteístas!, que en esta peculiar olimpiada desean ganar la medalla de oro como el dedo más rápido del oeste. 

Las benditas redes sociales han causado mucho mal durante este período. También nos han otorgado un sinfín de doctorados, primero en virología, en epidemiología, en infectología y después en geopólitica, economía, sociología y algunas otras disciplinas y ante nuestra falta de modestia, exhibiendo nuestra pobreza intelectual en las propias redes. Queremos lucir nuestro pecho cargado de condecoraciones, como si fuéramos generales. Como sociedad, damos lástima. Y ese constituye un muy buen caldo de cultivo para los propósitos de los conservas. Nos convertimos en sus cómplices. 

Morena debe aprender de esta coyuntura y lanzar una gran campaña de captación política, al menos entre sus cuadros. Resultaría de gran utilidad, porque los niveles son lastimosos. Ahora, al menos habría que desmontar esa campaña negativa, cuya cabeza visible es Calderón, el héroe nacional tan desprestigiado. No debería resultar tan difícil de lograr. Todos lo conocemos. Y atrás de él, se encuentran todos los intereses, enormes por cierto, de quienes lucraban con la salud y de los eternos ganadores en cada crisis. Los intereses son muchos y los negocios no se concretan ahora, tanto por las decisiones del Presidente como por las acciones de las autoridades de Salud y no olvidemos, que la cara más visible es la de López-Gatell. Por eso quieren su cabeza. No cabe duda que estamos en buenas manos. Pero debemos estar a las vivas. 

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana. 

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