Un fotógrafo como Pedro Valtierra que ha estado haciendo cobertura periodística desde los años setenta, ¿qué no habrá visto?
La pregunta se la hace Julio Hernández López ‘Astillero’ al fundador y director de la agencia Cuarto Oscuro, en su programa de Radio Centro del 6 de septiembre de 2019 (‘PELIGROSO TOMAR FOTOS EN LA CALLE; por violencia olvidamos a niños y jóvenes: Pedro Valtierra’)
“Muchas cosas y muchos personajes. Retraté a los presidentes desde Echeverría; registré protestas y luchas. Tuve el honor y el privilegio de ser fotógrafo-periodista, de estar en la calle con los reporteros mismos. Ser testigo de tantas cosas es una gran satisfacción, pese al riesgo de perder la vida.
“¡Qué no he visto! He visto muchas cosas y sufrido porque las fotos no quedaron bien. Estuve en Haití en 1986, fuimos al aeropuerto cuando ya [Jean-Claude] Duvalier [Baby Doc] estaba saliendo [después que un golpe militar lo derrocó] y nunca pudimos tenerlo cerca.
“A los 23 años estuve Nicaragua.
“Me acuerdo de las primeras marchas del orgullo gay en Ciudad de México en los años ochenta, porque el diario unomásuno cubría esas actividades: eran apenas cuatro o cinco jóvenes homosexuales los que iban ahí exigiendo sus derechos. Y luego las marchas enormes que se hicieron años después.
“Iba con los Pumas cuando jugaban los jueves y no había nadie en el Estadio Universitario. Y vi el Azteca lleno en el Mundial del 86, como testigo de los reclamos de la gente al presidente De la Madrid.
“Con nuestro amigo Miguel Ángel Velázquez vi la primera llegada de refugiados guatemaltecos a México, que arribaron en grupos muy grandes, perseguidos. Rentamos un avión para ir de Tenosique a Frontera Echeverría: llegabas, el piloto te daba dos horas, hacías las fotos y regresabas con los rollos hasta México, a las 11 o 12 de la noche”, recuerda Valtierra.
EL CAMPO EN UN PORTAFOLIO
¿Después de ese viaje visual, el México que hoy observa Pedro Valtierra le produce frustración o contento?
“Soy un fotógrafo privilegiado, contento y feliz. Tuve jefes y compañeros maravillosos. Primero en El Sol de México, a Benjamín Wong como director, que acaba de morir (el 24 de mayo de 2019). A don Manuel Becerra Acosta en unomásuno. En La Jornada, a grandes periodistas como Carlos Payán y Carmen Lira”. En la revista Mira, a Miguel Ángel Granados Chapa como codirector.
Le tocó trabajar con muchos reporteros: Joaquín López Dóriga, Ricardo Rocha y Julio Astillero. Y “con don Julio Scherer que siempre dijo ‘yo soy reportero’”.
“He aprendido a ser muy respetuoso de todas las posiciones políticas e ideológicas, anteponiendo siempre el principio del registro periodístico y del compromiso que tenemos con los que están viendo las fotos.
“¿Cómo veo ahora el país? Con esperanzas, con algunas preocupaciones pero, bueno, estábamos acostumbrados a otras cosas y hay que ir aprendiendo poco a poco que las cosas han cambiado. Como fotógrafos vamos a tener siempre la oportunidad de hacer el registro de las cosas, pero ahora con una perspectiva distinta”.
¿Hay algún aspecto de eso que hoy está sucediendo que mueva a Pedro Valtierra a dedicar especialmente un estudio, un portafolio, una serie de fotografías?
“Un tema que siempre me ha interesado es el campo, no la agricultura sino los campesinos porque es mi origen aunque me vine muy chico a la ciudad. También la ecología, en Cuarto Oscuro hemos puesto muchos trabajos de ese tema.
“A mis 64 años quisiera volver a hacer fotos con más dedicación. Me invitaron recientemente a hacer un reportaje fuera del país”, pero prefiere fotografiar a México.
IMÁGENES QUE SE GRABAN
Nacido en Fresnillo, Zacatecas, a donde va con mucha frecuencia, el interés de la fotografía nació en Pedro porque tenía un tío, Carlos Valtierra, que fue de Los Dorados de Villa.
“Él leía mucho en el rancho El Chivo, allá en San Luis, donde yo nací. Las primeras fotos que tengo en la memoria son la que veía ahí en el rancho, con mis tíos que compraban el semanario Impacto y el periódico Novedades, la revista Siempre!
“Me acuerdo de las fotos de Martin Luther King, de aquella foto famosa del presidente Kennedy cuando lo matan y de Camilo Cienfuegos entrando a La Habana junto con el Che. Es una foto en color, muy bonita, clásica.
“Cuando llego a Fresnillo en el 67, a los 12 años, fui voceador de El Heraldo de México y El Sol de Zacatecas. Y ahí vi las fotos del 68. Se me grabaron las imágenes porque me gustaba la foto.
“Al llegar a México en el 69, con 14 años, me compré una cámara para hacerle fotos a mi familia. Tengo todas las que tomé desde 69 y 70 guardadas en mi archivo. Es una disciplina que siempre he tenido.
“Pero me gana la foto cuando conozco el laboratorio de la Presidencia de la República, hacia 1972. Yo fui bolero en Los Pinos en la época del presidente Echeverría, y ahí conocí el laboratorio. Daba grasa en el estacionamiento y como Echeverría trabajaba desde muy temprano, yo empezaba a las 7 de la mañana. Un día vi mucha gente, eran los de seguridad, y ahí me quedé boleando. Pero una mañana faltó el lustrador del Estado Mayor Presidencial y Jorge Nuño Jiménez que entonces era capitán (sigue todavía en la escolta del ex presidente Echeverría), me dijo: ‘Vas a ser a partir de hoy el bolero de Estado Mayor, la única condición es que te tienes que cortar el pelo’. Pero ni me lo corté”.
LA MAGIA DEL REVELADO
“Estando de bolero, entre 1970 y 1971 conocí en Los Pinos el laboratorio de fotografía. Y descubrí que eso era lo que yo estaba buscando. No daba crédito al ver cómo iba apareciendo la foto, no comprendía cómo se fijaba químicamente. Es una magia y me embrujó.
“Todos los días iba a ayudarles en mis ratos libres, me ponía a trapear, quería granjearme el acceso porque yo tomaba mis fotos con una Instamatic y llevaba los rollos a revelar a la calle Martí, en Tacubaya, donde está todavía la tienda frente a lo que era el cine Cartagena. Pero entonces empecé a revelar mis rollos en Los Pinos, y me encantó.
“En el laboratorio tuve un maestro, Manuel Madrigal, que fue muy importante para mí. Un fotógrafo que trabajó en la revista Siempre!, amigo de José Pagés Llergo. Le daba mucho por la lectura y me decía: ‘Hay que leer, Pedrito. No hay que tomar tantas fotos, no hay que usar flash’. Entonces aprendí a hacer bien lo que ya me gustaba.
“Fui laboratorista de la Presidencia entre 73 y 74, en 1975 me hizo fotógrafo Mauro Jiménez Lazcano que era el director de Comunicación Social. Cuando llego López Portillo me querían bajar a laboratorista y entonces Madrigal me dijo: ‘Vete a un periódico, aquí te vas a perder”.
En la Presidencia ya había conocido a Luis Amieva que era fotógrafo en El Sol de México, y al director Benjamín Wong. Fui a hablar con Amieva y luego hablé con Wong”. En esos años “se podría hablar con el director general de una cadena” como la Organización Editorial Mexicana. “De esa manera llegué al fotoperiodismo”.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.