Nuestra bella entidad, con grandes paisajes, con enormes recursos, con gente trabajadora, entusiasta, en su mayoría de buenas costumbres, tiene, sin embargo, una larga historia de una clase política gobernante priista, que ha sido incapaz de brindar tranquilidad y seguridad a la población. Es más, ante una violencia que no se detiene un día, que es noticia sorprendente de crimen, de desapariciones, de actos de corrupción y envilecimiento de cargos públicos; pareciera que lejos de encargarse del buen gobierno, se sitúa dentro de la complicidad, la negligencia, la corrupción.
Cuando escribo este artículo, la noche del miércoles, haciendo adobes en mi descanso tras la jornada laboral; me entero que nuestros representantes populares de MORENA en el Congreso local, y otros aliados políticos de circunstancia con la 4 T, hicieron comparecer al titular del Ejecutivo y le cuestionaron sobre la inoperancia, la mediocridad y la falta de un trabajo sistemático y eficaz que detenga el crimen en Colima, y le piden la renuncia del secretario general de gobierno estatal y que él mismo considere la suya: es decir, que se aparten para que se inicie la limpieza del crimen y se aplique la justicia. Que se vayan ya.
Los ciudadanos libres de Colima, la sociedad en general, que ha visto como en los años del priismo -ahora aliado al panismo, con Locho como estandarte, para intentar reproducir su esquema de poder y corrupción- ha visto la degradación de la vida pública, al grado de que el gobernador del estado no solo se encuentra en el último lugar nacional de aprobación, sino que aquí francamente ya lo repudian y se le pide considere su separación del cargo, por incompetencia, para que venga alguien que encabece y garantice la próxima transición a una nueva gobernabilidad luego de las elecciones del 2021.
Los cuestionamientos y las protestas que se acrecientan en estos días, no fueran necesarias si existiese aquí la revocación de mandato, una democrática solución para deponer gobiernos corruptos e incapaces de brindar efectiva gobernabilidad.
La solicitud de licencia para que se separe del cargo el gobernador y se abran las debidas investigaciones y se oriente el trabajo en materia de seguridad pública, que así encuentre una mejor ruta en el combate de la delincuencia y de la corrupción; es lo que podría decirse palabras mayores, pues hasta antes de estos días sangrientos en que perdieron la vida la diputada Anel Bueno, los siete policías, un ciclista, sólo por citar casos conocidos, sólo se venía cuestionando al gobernador en razón de la deuda, el robo al erario y las políticas torpes de despedir en medio de la pandemia a 30 trabajadores y trabajadoras en diferentes áreas de la educación y la seguridad social.
Palabras mayores son las que piden la renuncia del gobernador del estado y del secretario general de gobierno que, hay que decirlo, son piezas angulares del grupo de poder que detenta el control del gobierno estatal y de la otra fuente de recursos y corrupción que es el grupo Universidad. Sin embargo, aunque suene fuerte, en una sociedad democrática desde hace mucho que estarían fuera del ámbito público estos dos personajes, estigmatizados de corrupción y de incapacidad para atender la agenda pública e institucional de los colimenses.
Ese grupo tiene personajes de largo historial de tráfico con los cargos y las relaciones de poder con medios y empresarios que han sacado jugo en esa connivencia de intereses. En el mismo, el gobernador, si bien es cierto es un político que ellos construyeron para detentar el gobierno, también es cierto que pronto ha sido su pieza en la esfera estatal con gran aprendizaje de mañas y cinismo político. Aunque ahora andan metidos en el asunto de la sucesión gubernamental y para ello cuentan con dos piezas para seguir en el control político y económico, como son el verdísta Virgilio Mendoza, y el impulsivo y ajonjolí de todos los moles, Leoncio Morán.
Son duros de dejar el cargo, no pueden vivir o sobrevivir fuera de la nómina, y de los privilegios de la corrupción pública, ah. Pero son implacables en aplicar la guadaña de los despidos laborales, de personas de trabajo, que se ganaban honestamente la vida, cumpliendo a cabalidad con sus responsabilidades en diferentes dependencias de la administración estatal, y hoy se encuentran sin ingresos porque, violando las disposiciones del Congreso, fueron despedidos en medio de la contingencia sanitaria por la pandemia.
Opino que ante la terrible realidad de violencia y crimen que impera en Colima, donde, a pesar de un presupuesto de mas de mil millones de pesos en Seguridad, no hay avance en este asunto; donde en siete de los delitos a nivel país, en seis, colima se encuentra arriba de la media; donde han renunciado ya cuatro Secretarios de Seguridad y vario encargados de este despacho; donde Colima es primer lugar en homicidios dolosos, en feminicidios y en robos a casas-habitación; y donde hay ejemplos de muy grave corrupción pública y donde hay implicaciones igualmente sospechosas de poner al servicio de intereses particulares a elementos policiales; constituyen evidencias contundentes de un fallido gobierno estatal que por ende no tiene ya la confianza del pueblo, por lo que el gobernador y el secretario general de gobierno deben irse ¡ya!
PUNTO Y RAYA
RUEDA, AL RUEDO
Debe informarse de manera amplia y con elementos convincentes, qué hacía el convoy encubierto de empresarios incógnitos resguardado por diez policías y dos civiles, 7 de los cuales fueron asesinados y sus cuerpos descuartizados.
Trascienden algunos apellidos, pero el más conocido es el de Rueda, al parecer porque entre ese convoy clandestino, sin ninguna identificación oficial, de insignias, oficios u credenciales públicas, iba un hermano del líder del grupo parlamentario del PRI en el Congreso del Estado de Colima.
Es un asunto delicado, porque implica no solo a un modus operandi policial ilegal, sino por el rumbo a donde se dirigían o donde fueron localizados, es decir, en la conflictiva zona minera de las montañas jaliscienses del poniente del mapa colimense.
No se ha informado a cabalidad, y hay rumores e informaciones que supuestamente provienen del grupo delictivo ejecutor, que señalan a más integrantes de la policía estatal. No hacemos caso a los mismos, pero es necesario que haya la mayor investigación al respecto.
RELAJAMIENTO DE LA CUARENTENA
Pese a la más amplia información científica del gobierno federal a través de la Secretaría de Salud, que advierte del riesgo del Coronavirus; se observa una conducta rebelde o irresponsable en algunos ciudadanos, que seguramente dará paso a terribles consecuencias en unos días o semanas más. Quisiéramos estar equivocados, pero si observamos, ahora que van cerca de 180 casos acumulados de Coronavirus, hay una percepción de un mayor relajamiento en las medidas que cuando se esperaba el arribo del paciente uno a Colima o cuando fueron apareciendo uno o dos casos.
Es muy necesario que se siga creando conciencia sobre la gran importancia que tiene para la salud, quedarse en casa y continuar con la sana distancia, el uso de mascarilla en lugares públicos y el lavado frecuente de manos, porque es lo único que puede evitar los contagios de esta terrible enfermedad, que se manifiesta como una aterradora crisis de respiración aguda.
¡Hasta la próxima!